Chris Jericho sigue promocionando su libro The Best in the World: At What I Have No Idea, y cada vez que es entrevistado sobre él, surgen temas interesantes. Hace poco dijo que Dean Ambrose podría ser la futura nueva cara de WWE. Ahora se presentó en el podcast de FFW, con Bryan Alvarez, y surgió el tema de CM Punk.
No sé si va a regresar, no sé en realidad nada sobre Punk. Solíamos platicar mucho, y no sobre cosas de lucha. Siempre tuvimos una gran química, y siempre lo consideré uno de mis favoritos para luchar. Pero después de que dejó la WWE, nunca me volvió a hablar. No he escuchado ni pío ni nada de él. Intenté contactarlo un par de veces con cosas como ‘Hey, estoy escuchando a The Clash del 78, o lo que sea, pero nada. Ésa es su decisión, y es una pena. Entiendo que profesionalmente no quiera ser abierto, ¿pero dejar atrás a los amigos? Me vale madres si lucha o no, eso no me importa y nunca me ha importado.
Yo pasé por lo mismo, ¿sabes? En 2005 ya me sentía exhausto, ya no quería luchar. La diferencia es que me programé para que fuera cuando mi contrato se terminara. Querían que volviera a firmar, pero sólo les dije ‘No me digan nada, sólo no voy a firmar’, porque no quería que pensaran que era cosa de dinero, pues ya sabía que me iban a bajar mi salario y notaba cómo me ponían cada vez más abajo en la programación. Hubo una reunión con Vince y Johnny Ace, y me dijeron: ‘Tenemos que hablar contigo sobre tu contrato. Queremos que firmes, pero…’
— Alto, ni siquiera digan un número, porque no voy a volver.
— ¿De verdad?
— De verdad.
— ¿Estás seguro?
— Sí.
— Bueno, ¿cuándo te veremos de nuevo? ¿En cinco meses?
— No.
— ¿Seis meses?
— No.
— ¿Un año?
— No.
— ¿Cuándo vas a regresar?
— No lo sé, pero no será pronto.
Y me tomé dos años y medio. En ese tiempo, ni siquiera veía las luchas».
La salida de Punk de WWE fue muy distinta. Simplemente decidió irse a su casa en el RAW posterior al Royal Rumble, y eso ha generado meses de polémica entre aficionados, pues mientras unos le recriminan su decisión, otros defienden su postura, la cual, dicho sea de paso, sólo él la conoce.
Jericho, de cualquier modo, ve muchas similitudes entre él y Punk.
La gente siempre dice: ‘Quisiera ganarme la lotería, porque entonces ya no tendría que hacer nada’… Pero si yo me ganara la lotería, no dejaría de hacer cosas, porque no se pueden dejar de hacer cosas si tienes el deseo de ser alguien o de crear algo. Hay una euforia que se consigue al ser grande en algo, especialmente en esto, cuando estás frente a un público y sabes que lo puedes manipular. Sientes un poder. Yo puedo hacerlo, puedo manipular al público, puedo hacer que me abucheen o me aplaudan. Puedo tener de ellos lo que quiera. Y eso es mágico.
¿Y qué pasa cuando no tienes eso? Ésa es una de las razones por las que The Rock regresa, aúnque sea de vez en cuando, porque puedes irte a filmar cien películas y hacer 17 gazillones de dólares y ganar 55 oscares, pero no tienes esa electricidad instantánea. No tienes la gratificación y la retroalimentación de un público en vivo. Y es por eso que cuando no estoy en WWE, consigo eso con mi banda Fozzy. Me voy de un escenario a otro. Muchos de los escenarios no son tan grandes, pero no importa: Diez o diez mil personas, pero obtienes esa droga… La cosa es que Punk no puede tenerla de ninguna forma. Sé que acude mucho a los partidos de hockey, y apostaría que es porque es divertido formar parte del público y disfrutar la emoción y la energía, pero tarde o temprano va a necesitar algo para remplazar esa sensación.
Quizá Punk regrese a la lucha o quizá no, pero puedo decir esto: ¿Cuánto tiempo ha estado alejado del negocio? ¿Ocho meses? ¿Nueve meses? Si me hubieras preguntado a mí, nueve meses después de que dejé la WWE, si iba a regresar, te hubiera dicho ‘no lo creo’. ¿Después de un año y medio? ‘No lo creo’. El momento en que decidí que quería volver fue cuando vi a Cena contra Michaels en WrestleMania, y sólo lo estaba viendo porque era WrestleMania y porque soy un gran fan de Shawn Michaels. No se suponía que él estaría en esa lucha, pero Hunter se lesionó y se dieron las cosas para que quisiera ver el evento. Fue la primera lucha que vi en dos años, y sentí algo así como de ‘¡oh, Dios mío, aquí viene!’. La noche siguiente o una semana después tuvieron una lucha de casi una hora de duración en Londres, y fue cuando me dije: ‘Muy bien, es mejor que empiece una nueva rutina de ejercicio y me ponga a dieta, porque voy a regresar’.
