Recordamos cuando el público quería a Roman Reigns

A estas alturas, fingir que la relación de Roman Reigns con el público no es desastrosa es ridículo. El actual campeón mundial de peso completo WWE es hoy por hoy la superestrella masculina más odiada de la compañía y las razones de ello son de sobra conocidas. Esta columna no es en absoluto una defensa hacia el samoano, sino un simple ejercicio para recordar que las cosas no siempre han sido con son ahora.

Roman Reigns apareció por primera vez en WWE como parte de The Shield, allá a finales de 2012, cuando CM Punk todavía era el máximo soberano de la compañía y parecía el líder absoluto de la próxima generación. Sin embargo, Reigns era una figura oscura, un grandulón que rugía, aplicaba spears y era la pieza central de la triple powerbomb, nada más que eso.

Wallpaper de The Shield/ Kupywrestlingwallpapers.info
Wallpaper de The Shield/ Kupywrestlingwallpapers.info

La figura principal de The Shield en aquel entonces era Dean Ambrose, quien encantó al público desde el principio con su manejo del micrófono. Pero el aburrido reinado de Ambrose con el Campeonato de Estados Unidos fue desencantando al público y, cuando para Seth Rollins todavía no había llegado el momento de brillar, Roman Reigns se convirtió en la figura más destacada del trío.

No es necesario exagerar la popularidad de Reigns en aquel entonces. Su periodo de brillo fue de apenas unos tres meses, pero el contraste con su difícil presente es sumamente notorio. En ese entonces, ocurrieron dos sucesos que dan cuenta de su situación para finales de 2013 e inicios de 2014.

Siendo todavía un personaje silencioso, Roman Reigns brilló como nunca en Survivor Series 2013 cuando, no sólo fue el único sobreviviente, sino que rompió el récord como el competidor masculino con mayor número de eliminaciones en una lucha tradicional de este tipo. Los comentarios para su actuación en el evento fueron sumamente favorables (como se puede ver aquí) y no fue gratuito, pues Roman se vio como un powerhouse sumamente dominante, armado con una soberbia ejecución del spear, que en ese entonces se posicionaba sólo por debajo de la versión de Goldberg.

Roman Reigns
Roman Reigns

El siguiente gran momento de Roman Reigns llegó en el Royal Rumble 2014, pero antes hubo un importante intermedio. En diciembre de 2013 y enero de 2014, The Shield tuvo una rivalidad con CM Punk que condujo a tres encuentros individuales entre el Second City Saint y cada uno de los miembros del grupo. Seth Rollins y Dean Ambrose se lucieron ante Punk, pero la de Reigns fue una lucha que, aún siendo buena, pareció floja en comparación y sembró las primeras preocupaciones sobre la habilidad del samoano fuera de los encuentros por equipos.

Y ahora llega el Royal Rumble 2014. La situación que se vive es una anticipación de lo que Reigns tendrá que enfrentar en los próximos años, pero esta vez él no es el villano, sino el héroe. Batista había regresado a WWE y claramente había sido elegido a dedo por los altos mandos como su favorito de cara a WrestleMania XXX. El público quería a Daniel Bryan, pero cuando quedó claro que no participaría en la Batalla Real, su apoyó se volcó a Roman Reigns.

El samoano, como en Survivor Series, estaba dando la lucha de su vida, convirtiéndose en el competidor con más eliminaciones en un solo Royal Rumble. Así llegó al final del encuentro, cuando sólo él y Batista estaban en pie. Todos los aplausos y cánticos iban dirigidos a Reigns, mientras que los abucheos estaban reservados para El Animal, quien a la postre se quedó con la victoria. Lo importante aquí es que, de ganar el Royal Rumble en 2014, la historia de Reigns y el público sería muy distinta y no hubiera ocurrido la catástrofe que fue el Royal Rumble 2015.

Luego, la popularidad de Reigns fue disminuyendo, aunque fue un proceso lento que inició cuando Seth Rollins tomó el protagonismo de The Shield al tratar de mantener unido al grupo que empezaba a mostrar sus primeras grietas. A partir de allí Reigns falló al reinventarse después de que el trío se rompiera y en pocos meses era claro que era el nuevo elegido de la compañía, colocándolo a los ojos de la afición en la misma posición que tanta repulsión le había acarreado a Batista.

WWE falló al disimular su desmesurada preferencia por Reigns y el público reaccionó rechazándolo cada vez con más fuerzas. Sin embargo, hubo otro momento en que el público quiso a Roman Reigns.

Este nuevo pico de popularidad para el samoano fue apenas una alegría fugaz, pues no duró más que por el último par de semanas de 2015, cuando capturó su segundo Campeonato Mundial de Peso Completo WWE enfrentando a Sheamus pero, sobre todo, a Vince McMahon.

Sin embargo, WWE falló de nuevo y con un terrible manejo del samoano en el Royal Rumble, y en las semanas previas, lo convirtió de nuevo en una figura odiada.

Roman Reigns ha sufrido las malas decisiones creativas, pero también ha construido su propio calvario, pues no ha sido capaz de alcanzar el nivel que requiere un campeón en un momento como el presente, cuando WWE ha ido renovando poco a poco su plantel para convertirse en el punto de encuentro de las mejores estrellas del mundo.

Hulk Hogan, The Rock o Diesel son claros ejemplos de que el elegido de la compañía no necesita ser su mejor luchador, pero Roman Reigns está inmerso en el que quizá sea el elenco más nutrido en la historia de WWE y se queda corto en prácticamente todos los aspectos. No tiene tan buen micrófono como Bray Wyatt o Dean Ambrose, no es tan buen luchador como AJ Styles o Cesaro, no es tan buen técnico como Sami Zayn y probablemente tampoco sea tan buen rudo como Kevin Owens o Seth Rollins.

El panorama para el campeón es oscuro, pero no sobra recordar que hubo un momento en que el público quiso a Roman Reigns.

LA LUCHA SIGUE...
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