Ray Beltrán es una historia de superación incomparable por el hecho de que su sueño fue el de boxear para proveer a su familia.
En cada batalla se jugaba la integridad y la estadía de su familia en Estados Unidos, con un buen sustento.
Beltrán tiene la habilidad y el corazón para ser campeón, pero se le había negado el cinto.
Se le enfrentó de tú a tú a Terence Crawford pero el fenómeno del «Bud» fue superior en técnica.
Falta de técnica en ese combate, pero no de corazón, pues la caídas no hicieron más que impulsar a Beltrán para pelear.
Pelear por lo que merecía. Pelear para proveer a los suyos. Para finalmente ponerle el cinto y la cereza a este ya campeón de vida.
Fue entonces cuando se le dio la oportunidad de contender por el cinturón de peso ligero de la Organización Mundial de Boxeo.
Pero tal pelea fue difícil y muy disputada. Así que la diferencia la hizo ese corazón tan guerrero de Beltrán.
Paulus Moses lanzó golpes que Ray Beltrán respondió al instante. Hubo rounds en los que se registraron pocos impactos, pero los de mejor colocación y poder fueron los de Beltrán.
Y es que según las tarjetas de los jueces, hasta la mitad de la pelea dos jueces marcaron empate.
Sólo uno vio ganar a Beltrán. Pero al parecer algo sucedió que provocó que Ray Beltrán sacara lo que llevaba y conectara más golpes.
Fue por lo hecho en esa última mitad de la pelea que Beltrán llenó el ojo de los jueces indecisos, quienes al final lo vieron como claro vencedor.
Así es como una historia de sacrificio y esfuerzo rindió fruto, donde sólo se detalla el comienzo de una nueva época de campeonato para Ray Beltrán, una mejor vida, un primer tramo caminado para lograr un sueño no sólo de boxeo, sino también de vida.
*Imágenes de Top Rank