Innovar es importante. El mantenerse en el gusto del público es primordial en una época donde los ratings son elementales y lo global de la información apabulla los errores más grandes. Nadie puede negar que en la infinita obsesión de querer “ser diferente”, la empresa de Vince ha rayado en ideas esenciales que no fraguan de la forma que él quisiera. La eterna comparación entre la Era PG y la Era Attitude será siempre un lastre a conceptos esenciales de una empresa que es la mejor en el orbe pero que lentamente encalla en lo redundante de sus ideas.
La separación de marcas es algo ya visto en el horizonte. El cambio de sede televisiva obligó a la WWE a competir aún más con eventos tan importantes como el NFL Monday Nigth, que es per sé un rival muy complicado de vencer.
Una de las primeras acciones fue convertir las dos horas de un evento televisivo en un experimento de tres horas que hasta la fecha, ha sido complicado de llenar.
RAW y Smackdown tuvieron en NXT un rival tan interesante y competitivo. El “proceso creativo” de nuevas estrellas, obligó a la empresa a crear la nueva marca con sangre joven que hoy alimenta un gran porcentaje del roster televisivo.
Antes de WWE Network, uno de los factores en la captación de audiencia recaía en la marca roja RAW. Los capítulos diferidos en la semana de Smackdown (se grababan en martes y se transmitían en viernes) daban ventaja a un público que llenaba gimnasios; pero colocaban en desventaja a la empresa que tenía que batallar con la avalancha de información circulante por la red restando importancia a la “transmisión”.
A mediados de este año, la empresa de Vince, apuntalada por el enorme argumento de mantenerse fresco en las pretensiones televisas de la gente, decidió en base al contrato con la cadena Fox Sports, lanzar Smackdown todos los martes en vivo colocando sobre la mesa una tercia interesante de saltos estructurales ya que, NXT, se transmite en vivo todos los miércoles a través de WWE network.
Entonces, ¿Cuál era el paso siguiente?
La separación de marcas fue una herramienta importante. La asignación de elementos insignia como estrellas “propias” de cada marca vaticinaban Story lines interesantes como en antaño convirtiéndose en un parteaguas de rivalidad entre las dos marcas principales. Sin embargo, existen 5 puntos esenciales que le dan una ligera ventaja a la marca azul en está separación que ha dado a la empresa:
Gerentes generales:
Mick Foley es una leyenda. Sin embargo, su capacidad creativa se ha visto mermada por la presencia de Stephanie McMahon. En ocasiones parece que su presencia dentro del equipo creativo solo es llenar el espacio de leyenda, sin darle el trato que se merece. Debemos recordar que Foley fue esencial en el cambio de WAR a RAW con sus grandes batallas, por ejemplo, contra Triple H. Foley, se ha mantenido al margen de ese personaje irreverente y innovador que durante muchos años le dio esencia a sus luchas.
Por otro lado, el arrastre específico de Daniel Bryan como gerente general de Smackdown mantuvo felices a los fans de la marca azul que ven en la dinámica de la lucha y sorpresas las durante el show la evidente mano de un hombre fresco en el concepto de lucha libre. Smackdown se anota un importante punto en este rubro, donde la visión de Bryan los ha llevado a un nuevo nivel impensado del concepto original.
Días de transmisión:
Si bien las luchas de RAW no son del todo sorpresivas o agradables, la marca roja desde hace muchos años compite directamente con un titán televisivo: La NFL. Los “Lunes por la noche” son una religión en Estados Unidos y por lo tanto son un factor que incide directamente en el “gusto televisivo” del público. Smackdown se transmite los martes en un horario cómodo que le permite ser espectacular sin pretensiones, pero sí, más enfático en sus situaciones.
John Cena y AJ Styles:
Si bien es odiado por el 90% de la audiencia, Cena es un imán de atención. En su momento el Undertaker fungió como el “personaje principal” de la marca azul, siendo ahora el caso de Cena. La esperada llegada de AJ Styles a la WWE cambio por completo el esquema de la lucha. Su dinamismo y mimética personalidad han creado un hábitat perfecto para el oriundo de Georgia que se ha mantenido como un rival interesante para cualquier personaje del roster.
Pagos por evento:
El que cada marca tuviera un pago por evento a su cargo es algo tan excelente como lamentable. Desde la separación de marcas, Smackdown ha tenido una ventaja sustantiva en la manera de llevarlos y que se percibe desde el gusto del público. Con Hell in a cell, la marca roja probablemente se reivindique por la espectacularidad del entorno, teniendo de forma agradable a unas divas como Charlotte y Sasha Banks como el mejor elemento de la noche, donde probablemente, sea una noche cuesta arriba para la marca roja que aun no llega al nivel de su “oponente” natural.
Disparidad en el roster:
Como lo mencionamos, la marca roja se quedo prácticamente sin leyendas. Contar con Brock Lesnar como parte de un aliciente para recuperar público suena tan descabellado como querer curar un pierna rota con un curita. La falta de elementos clave más allá del odiado Roman Reigns, ha mermado por mucho a la marca roja.
Luchadores en la banca como Cesaro, Sheamus en una rivalidad absurda, un Big Cass y Enzo Amore como un elemento de relleno de lujo y el mismo Chris Jericho como el patiño de la noche, ha restado credibilidad a las luchas que se ven mediocres ante contiendas tan espectaculares como la de Dolph Ziggler contra el Miz o el mismo Cena, Ambrose y Styles en una triple amenaza.
La falta de un peso específico en el roster de RAW y con las lesiones de luchadores importantes como Finn Balor, la marca azul se apuntaló como la única que con argumentos de peso en separación de marcas.
Smackdown lleva las de ganar en muchos factores más, pero, en el contexto, tiene un elemento muy importante en una era globalizada de cambio constante y exigencia total de la audiencia: Credibilidad.
La marca azul por el momento se ha visto adelantada, pero, ¿Por cuánto tiempo?
Hasta la próxima.