Lejos quedaron ya esos años en los que los campeonatos eran importantes y poseer uno era muestra de dominio y prestigio dentro de la lucha libre mexicana.
Antes, tener un título era sinónimo de reconocimiento y poseer un gran trofeo que no cualquiera podía tener. Ya fueran títulos mundiales, nacionales o incluso de arenas locales, tenerlos era todo un honor.
¿Hasta cuándo dejaron de importar los campeonatos?
Durante muchos años, los títulos fueron importantes dentro de las empresas y para los propios luchadores. Tal vez los últimos momentos relevantes de los títulos se dieron en los años 1990, cuando los cetros aún eran codiciados y se exponían constantemente.
Un ejemplo es el Campeonato Mundial Medio NWA, el cual Atlantis defendió en más de 40 ocasiones y cuya pérdida lo llevó a una lucha de apuestas con Mano Negra.
Con el tiempo, los títulos han ido perdiendo valor poco a poco y ya no son lo mismo que solían ser.
¿Por qué en México ya no tienen tanto valor los campeonatos?
A diferencia de Estados Unidos o Japón, donde poseer un campeonato es el honor máximo, en México la lucha más valiosa es la de máscara contra máscara, seguida de la de cabellera contra cabellera, y normalmente un campeonato queda en tercer plano.
Pero más allá de eso, también depende mucho de las empresas y promotoras, ya que antes no cualquiera podía sacar un título y ahora casi todas las promociones cuentan con al menos uno. Incluso actualmente hay campeonatos de empresas que ya no existen.
Pero además de eso, también tiene que ver el valor que se le dé, puesto que una empresa pequeña puede tener un título y darle importancia exponiéndolo. Sin embargo, en ocasiones los títulos no se exponen o los campeones terminan siendo desconocidos constantemente, simplemente porque al ser luchadores independientes, los que los portan no tienen tiempo para ir a defenderlos. Muchas veces la gente llama a estos títulos «Campeonatos de Cereal» o «Fomy», ya que no les encuentran valor.
► AAA y CMLL ya no le dan valor a los títulos
Por otro lado, las empresas que deberían poner el ejemplo no lo hacen.
Desde el primer reinado de Texano Jr. como Megacampeón en 2016, el Megacampeonato ha tenido altibajos. Ha tenido nombres importantes como Alberto el Patrón, Johnny Mundo o Kenny Omega, pero las defensas han sido pocas y los tres eran luchadores a tiempo parcial, es decir, no eran parte del elenco de la empresa.
Ahora con el Hijo del Vikingo se ha cambiado esta última parte; sin embargo, aunque el cetro se ha expuesto en varias ocasiones, muchas de estas han sido fuera de AAA y en otras los retadores son personas al azar que nunca pidieron oportunidad ni se la ganaron. Además, a pesar de la calidad que tiene el Vikingo, hay fanáticos que no lo ven como el rostro de la empresa.
Y si hablamos del resto de los campeonatos, las cosas son peores. La mayoría de los títulos nunca se defienden, como es el caso de Fénix, quien tiene el Campeonato Crucero y el Latinoamericano desde hace casi un año y no los ha defendido ni una vez. Por esa razón, los cetros son prácticamente inexistentes.
El caso opuesto es el CMLL, que sí expone sus títulos, pero el problema es que tiene más de 20 campeonatos activos de diferentes pesos, divisiones y demás. Incluso para un mismo peso puede haber el Campeonato Mundial, el Nacional y el Histórico.
Esto se puede justificar «porque así era antes», pero también había títulos que sobresalían y los campeones nacionales podían abandonar las empresas y exponerse donde fuera. En mi percepción, creo que eso ya quedó atrás y no debería haber tantos títulos.
Además, no hay un campeonato máximo. Existe el Campeonato Universal, pero es más un trofeo que otra cosa. Mientras que el Campeonato Mundial de Peso Completo no representa más que cualquiera de los otros títulos.
Ese título en la mayoría de empresas y promociones en todo el mundo debe ser el que todos anhelan, el que lleva el campeón máximo y la cara de la marca, pero en México no es así.
Si bien en 2018 el título lo ganó Último Guerrero y lo tuvo por tres años, solo lo expuso en 11 ocasiones, por lo que es menos cuatro luchas por el título por año. Posteriormente, lo ganó Hechicero, pero lo perdió en su tercera defensa ante Gran Guerrero a finales de 2022 y en 2023 no lo ha expuesto.
Y si a veces se critica que un luchador tenga un título por mucho tiempo, también se critica que cambie de manos constantemente. Y si a esto le sumamos que cada cetro se expone como máximo una vez al mes, tampoco hay tanta emoción por un campeonato.
El CMLL expone sus títulos con frecuencia, pero no el mismo cada vez. Es decir, esta semana se expone el Mundial Completo, la siguiente el Nacional de Parejas y así sucesivamente, al punto de que cuando se exponga nuevamente el primero, ya habrá pasado un tiempo considerable.
Tal vez la excepción es el Campeonato Medio Histórico que ha estado en medio de la rivalidad de Volador Jr. y Rocky Romero, que se ha expuesto en un par de ocasiones y ha sido fundamental para esta rivalidad.
En conclusión
Actualmente, los títulos no son importantes en México. Aún hay quienes se emocionan al tenerlos, ya que finalmente es un trofeo y enriquece el palmarés de cada luchador.
Sin embargo, se dice que el prestigio de cada cinturón lo otorga el propio campeón, pero actualmente las empresas y promotoras no contribuyen mucho para que eso suceda.
El secreto no es tan secreto, es simple: darle importancia a sus campeonatos, ya sean empresas grandes o pequeñas, y hacer que los luchadores luchen por obtener los títulos y los anhelen. Además, los aficionados deberían emocionarse al presenciar una lucha por estos títulos y saber quiénes son los poseedores de cada uno.
Pero no solo se debe de dar prestigio al exponerlo, si no darle la importancia al campeón, en Estados Unidos, el caso de Roman Reigns es claro, expone pocas veces el título, pero aparece con él seguido y la empresa se encarga de recordarte que es campeón y que eso le da un estatus. En México, muchas veces te olvidas de quién trae algún título.
