Micky Román fue a California con la consigna de vencer al japonés Takashi Miura para poder acceder a la oportunidad de pelear por algún cinto de peso súper pluma.
Miura había amenazado con que debían temer a un japonés con el orgullo herido. Recordemos que antes de toparse con el «Bandido», Takashi era el campeón de peso superpluma del Consejo Mundial de Boxeo.
Y en esta ocasión enfrentar nuevamente a un mexicano le hacía tener la oportunidad de vengar su derrota con otro mexicano y volver al ser el «matamexicanos».
Lo cumplió.
Micky Román estableció condiciones de combate al inicio de la contienda. La distancia la manejó de buena forma y colocó buenos golpes que de inmediato marcaron la cara del japonés.
Sabiendo lo que estaba en juego y fiel a su estilo, Román lanzaría golpes hasta que le sonara la última campana.
Miura tampoco.
Golpes y cabezazos. Miura estrelló la cabeza varias veces en la cara de Román y esto hizo mella en la cara y el rendimiento del mexicano. Pero no en el criterio del réferi porque a pesar de que fue una conducta constante, el réferi no penalizó, ni siquiera advirtió al japonés que no lo hiciera.
Fue como al noveno round donde empezó a debacle del trabajo de Román. Miura empezó a apretar el paso y el mexicano se quedaba un paso atrás.
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Un paso atrás que le costó una caída en el 10mo round, un ganchazo al cuerpo que lo hizo retorcerse por unos momentos. Pero se puso de pie. Ahí fue donde Miura olió la sangre y se fue sobre su víctima.
Repitió caída en el 11vo y 12vo round. Llegó el momento en que la ventaja que llevaba Román se borró de un guantazo y era Miura quien tenía la voz cantante.
La tercera caída de la pelea fue la definitiva para Román. El réferi ni siquiera terminó el conteo de protección.
Victoria para Takashi Miura, un paso de vuelta al cinto que fue suyo.