La resaca de WrestleMania: ¿Por qué me cuesta cada vez más ver WWE?

Una nueva edición de WWE WrestleMania llegó. Y, a pesar de que presentó mejores luchas que en años recientes, en cierta manera pasó sin pena ni gloria. Para algunos de ustedes que leen este artículo puede no ser un hecho importante, pero un servidor solía esperar con gran expectación la llegada de los primeros días de abril para presenciar la gran fiesta de la lucha libre profesional. Sigas o no la programación semanal de WWE, no cabe duda de que WrestleMania es una velada icónica desde la década de los ochentas y seguramente así seguirá por muchos años más.

► A WWE se le está olvidando cómo enganchar a la audiencia

Rhea Ripley vs. Asuka

Esta trigésimo séptima edición significó la vuelta del respetable público tras la extraña velada del pasado año. Seguramente, dentro del imperio McMahon esperaban que este hecho resultara diferencial en plena pandemia, pero no contaban con el hecho de que, desde hace algunos años, la mayoría de las historias contadas en Raw y SmackDown dejan mucho que desear.

WWE tiene actualmente uno de los mejores elencos en su historia en términos de habilidad sobre el cuadrilátero, muy superior al de hace algunas décadas. Sin embargo, todo este nivel se queda en nada si los relatos y los personajes no son interesantes. Precisamente es ese mi problema con esta compañía, no logro interesarme por las contiendas del cartel porque algunas rivalidades dan vergüenza ajena.

► El trasfondo de las rivalidades para WrestleMania, un chiste

Meme WrestleMania

La lucha de Seth Rollins y Cesaro se estableció porque el suizo aplicó su característico volantín o Giant Swing 22 veces sobre «el Mesías»; Braun Strowman y Shane McMahon se encerraron dentro de la jaula de acero porque el hijo del mandamás llamó «imbécil» al gigante y, de algún modo, un gladiador que de tan bully podría ser protagonista de un film slasher se convierte en estandarte contra el bullying.

Sheamus consiguió retar a Matt Riddle por el Campeonato de los Estados Unidos sólo porque lo golpeó con su scooterRhea Ripley se volvió retadora de Asuka momentos después de presentarse por primera vez en Raw. Sólo dijo «oye, quiero ir a WrestleMania contra ti». «Vale», dijo Asuka.

Y podría continuar citando todas las razones random que WWE ha usado para justificar enfrentamientos entre sus gladiadores. Razones que quizá no están mal, pero que están lejos de lo que es el estilo de WWE para contar historias.

► La credibilidad de muchas Superestrellas, en entredicho

Roman Reigns vs. Edge vs. Daniel Bryan

 

No solo se está haciendo un trabajo parco con la elaboración de historias interesantes de cara a los PPV, sino también en los personajes. El camino a WrestleMania 37 parecía cosa de dos megaestrellas: el Campeón Universal Roman Reigns y el entonces Campeón WWE Drew McIntyre. Nada más comenzar 2021 veía a ambos colosos como los herederos de John Cena y Batista en las marcas roja y azul, los hombres sobre los que debía girar todo.

Afortunadamente para Reigns, la predicción se cumplió. En cambio, la credibilidad de McIntyre ha quedado en entredicho tras varias derrotas titulares innecesarias e irrelevantes ante Randy Orton y The Miz. El mismo Matt Riddle ha pasado de ser una de las más grandes promesas de la compañía a uno de los técnicos más irritantes de la actualidad. No es solo la manera en la que le hacen anunciar cada frase, es el contenido de sus «promos» lo que hace que nos preguntemos en qué piensan los máximos dirigentes de la compañía.

Anoche, el expeleador de UFC recomendó a The Great Khali «abrir una tienda para gigantes» ante la incrédula mirada del hindú. The Fiend se ha convertido en una burla de lo que el personaje pretendía ser. El lado más demoníaco de Bray Wyatt se supone que era el bueno en su lucha contra Orton, pero anoche fue abucheado tras la confusa lucha que abrió la segunda noche de WrestleMania 37.

Sin ánimos de entrar en comparaciones con otros programas de lucha libre profesional, siento cada vez más que ver un show de WWE me provoca una pérdida severa de coeficiente intelectual. Quizás estas sensaciones se deban a que el producto ha cambiado desde que comenzamos a verlo, quizás se deba a que nosotros hemos madurado desde que empezamos a seguirlo, o quizás es el hecho de que Vince McMahon sabe que su marca es prácticamente invencible y ya no tienen que esforzarse tanto para mejorar con los millones de dólares garantizados con los acuerdos de Arabia Saudí y la plataforma de streaming Peacock. Sin embargo, este panorama nos recuerda una decisión diaria que puede convertirse en una mejora vital: ¿Merece la pena seguir viendo algo que no nos aporta nada?

LA LUCHA SIGUE...
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