Pocas veces puede asisitirse a una reacción social tan amplia como la que genera el entretenimiento deportivo, y la resultante tras el Goldberg vs. Brock Lesnar de Survivor Series (2016) ha sido y sigue siendo colosal. El universo WWE, más allá del ámbito de los grandes analistas, ha quedado dividido en dos posturas antagónicas: los que consideran al combate como un completo fraude y los que destacan su brillante capacidad de sorpresa y magia que tanto se echa de menos en los últimos años.
En lo personal, he preferido dejar pasar un tiempo pertinente para analizar el hecho, ya que la distancia suele dar claridad de miras. Y analizando las dos principales posturas aquí presentadas en SÚPER LUCHAS, la de Coldkobe y la de Ernesto Ocampo, debo considerar que ambas presentan sus considerables razones. Al final de la cadena, el mayor perjudicado de la derrota de Lesnar quizá fuese The Undertaker, y podemos considerar aquí que se sacrificó su racha en WrestleMania para revivir la leyenda de un luchador de 49 años. Recordemos que la aplastante supremacía de Brock se inició a partir de entonces. Pero es aquí donde me posiciono definitivamente a favor de los partidarios.
Porque por un momento, muchos ignoran la importancia de Bill Goldberg en la historia de la lucha libre durante las dos últimas décadas. Tal vez constituya la mayor fuerza destructiva que esta disciplina ha visto sobre un ring, y la memoria debe guardar tributo a ello. Si alguien estaba legitimado para domar a la bestia, este era Goldberg. Lo siento por Roman Reigns, Cesaro, Kevin Owens, Big Cass y los fanáticos de la IWC. Ninguna Superestrella en los tres elencos actuales posee el status necesario, y ante la volubilidad de Lesnar, WWE no quiso desaprovechar la ocasión.
Precisamente, en el bookeo del duelo reside la brillantez creativa. Había dos posibilidades lógicas: que Lesnar venciera con contundencia aplicando una decena de suplexes, o que viéramos un duelo igualado donde finalmente Goldberg cayera. ¿Cuál era el problema? Que esto bajaba el telón, no daba pie a una continuidad de las hostilidades. Y eso se traduce en ahuyentar a posibles nuevos amigos de Benjamin Franklin, emulando la terminología de Conor McGregor. A cambio, lo ocurrido fue una de las mejores decisiones creativas en la historia reciente de la compañía, ya que todos salieron ganando.
Lesnar no sale dañado porque su derrota se hizo ver como un descuido, un exceso de confianza que Goldberg aprovechó para sacarle los colores muy al estilo de las MMA. Un tercer encuentro supondrá el verdadero combate que deberíamos haber visto el pasado doming. Con ello, WWE consigue crear una expectación que durará hasta WrestleMania 33. Y a continuación expongo la clave de todo mi artículo: Lesnar saldrá beneficiado cuando este ángulo acabe, ya que será la primera persona que tumbe a «El Mito» de manera limpia. Tendrá así otra hazaña histórica en su haber tras el 21-1, casi a la altura de esta.
Es cierto que contradigo así mi postura sobre la concepción misma del combate, pero eso ya es otro tema. Sigo creyendo que Goldberg no debió haber regresado, ya que finalmente Lesnar destruirá su aura de grandeza, aunque no hay que olvidar que las vacas sagradas no existen en WWE. Bruno Sammartino, Hulk Hogan, John Cena… Todos ellos cuentan con alguna derrota legítima en su currículum, lo importante es diseñar un adecuado «paso de antorcha» o una coyuntura propicia. Y, si alguien lo dudaba, un ex-WCW no iba a ser la excepción, ¿verdad Vince?
Se critica que, con esta maniobra, WWE no mira a largo plazo, sino que sólo intenta asegurarse buenos resultados hasta abril. Y estoy en completo desacuerdo con este argumento, pues los únicos que podían salir perjudicados eran Taker y Goldberg, precisamente los que menos carrera por delante tienen. Al contrario de lo que parezca, es una apuesta de continuidad por Lesnar, el segundo gran empuje para él a sus 39 años, cuando el 2 de abril venza a su gran rival al amparo del Camping World Stadium de Orlando. Y esto, a su vez, pone el listón muy alto para el luchador que le obligue a pasar la antorcha.
WWE tiene así en cuenta el futuro porque construye caminos y piensa en sus jóvenes talentos. La próxima cara de la empresa o el próximo gran destructor podrían pasar por encima de Lesnar para cimentar su camino y esto armaría una nueva generación más dominante que la actual. ¿Alguien imagina la inyección de credibilidad que supondría para cualquier luchador? Es ley de vida derribar mitos y superar metas, y tras WrestleMania XXX lo sabemos de primera mano.