Jessie Vargas se subió al ring, asumió el cambio de peso (de súper ligero a welter) para enfrentar a Timothy Bradley.
En el primer contrato, la pelea sería por el cinturón welter de la Organización Mundial de Boxeo, que se supone, Floyd Mayweather no había aceptado cuando peleó con Pacquiao.
Pero luego decidió que sí quería el cinturón y la pelea de Bradley contra Vargas fue por el título interino de la misma organización.
Pues bien, Vargas tenía a su favor el largo alcance de sus brazos, dado que es más alto que Bradley. Su recto de derecha es una poderosa arma para enfrentar a cualquier rival, especialmente a Bradley, quien no sería fácil de vencer.
Si algo define a Bradley es su astucia sobre el ring, que muchos podrían catalogar de oportunistas. Basta recordar aquella pelea contra Ruslan Provodnikov, en el onceavo round, donde un volado en corto del ruso hizo que Bradley impactara con el esquinero y aunque se mantuvo de pie, cuando vio que Provodnikov se acercaba feroz y con mucho poder en esos puños y puso el guante en el piso para hacer que el réferi le quitara a Ruslan de encima y salvar el round para mantener su ventaja en las tarjetas.
Entonces, la estrategia de Bradley era ser muy móvil sobre el ring para evitar ser blanco sencillo para Vargas. Además, pegó de entrada por salida, dos combinaciones y salía para meter a Vargas en su juego.
Y lo logró. Vargas pasó la mayor parte de la pelea siguiendo a Bradley para tratar de conectarlo. De repente se quedaba corto y eso permitía que Bradley entrara y lo conectara muy de cerca.
En el terreno corto, Vargas fue efectivo y potente, pero lo logró en pocas ocasiones por el mismo plan de batalla de Tim. Eso sí, no se le puede recriminar a Jessie que siempre haya buscado la pelea al frente. Tal vez debió ser un poco más estratégico y buscar empujar a Bradley contra las cuerdas para cerrarle los espacios y obligarlo al intercambio.
Y a pesar de que Vargas propuso una muy buena frecuencia de golpeo no tuvo una buena puntería, más por el trabajo defensivo de Bradley que otra cosa.
Bradley en cambio tuvo la guardia ceñida y la sincronización perfecta para lanzarle los puños a Vargas sin que este pudiera hacer demasiado para evadirlos.
El dominio de principio a fin fue de Bradley, salvo algunos destellos de Vargas, donde conectaba de lleno en la cara de Tim. Pero fueron más efectivos los puños de la «Tormenta del Desierto».
A 24 segundos del final, Vargas conectó con un gacho de derecha la mandíbula de Bradley, pero éste alcanzo a meter la pierna para no caer y se echó para atrás; enfrente Vargas corría tras él para alcanzarlo y darle el remate que le diera la pelea.
Pudo (por fin) tener a Bradley contra las cuerdas pero el réferi intervino. En tanto Vargas creyó que se había decretado el final del combate por nocaut, el réferi creyó haber escuchado la campanada final y decretó el final del round.
Vargas saltó y festejó su «triunfo», Bradley estaba desconcertado y el réferi fue en cada esquina a decirle a los jueces y al anunciador que en realidad había decretado el final del round, no de la pelea por nocaut.
Finalmente,las tarjetas determinaron que Bradley había sido el ganador por una amplia decisión unánime y también obtuvo el cinturón internacional de peso welter OMB.