Interdimensional 9: Mentiras son todas mentiras, cosas que dice la gente…

Interdimensional 9 comienza… ¡Ahora!

Hay momentos sumamente bochornosos para quienes carecemos de una mente fotográfica o de la capacidad de recodar los nombres de las personas. Encontrarnos a alguien que nos saluda con mucha efusividad y nos pregunta viendo a los ojos: “¿Sí sabes quién soy, verdad?”. Y para salir del atolladero, contestamos: “¡Por supuesto que sí! ¡Cómo no voy a saber!”, cuando en lo más profundo de nuestro ser nos estamos preguntando “¿Quién madres es este güey? ¿En dónde la conocí?” 

Lo peor es que cuando crees que esta situación ya pasó, te pregunta más directamente:

— (☉∀☉) A ver, dime quién soy?

— (Θ﹎Θ) ¡Vale ma..! Este… Este… Es que si me acuerdo de ti, pero no sé de dónde, pero clarito me acuerdo que te conozco, desde el pelo hasta la punta de los pies.

Y la verdad es que no sabemos de dónde, ni de cuándo, ni el porqué la conocemos y acabamos por decir una mentira que se quedará grabada en el subconsciente de esa persona y nos etiquetará como vulgares mentirosos comecuandohay.

Queremos enmendar errores con mentiras. Hacer sentir bien a quienes nos rodean, adulando o ensalzando mínimas cualidades. Lo hacemos en forma consciente, pero también –en base a la repetición—lo hacemos en forma automática o inconsciente.
Tenemos etiquetados a quienes son mentirosos. Nuestro interior nos lo repite constantemente cuando estamos con él o ella. Es triste reconocerlo, pero todos en algún momento de nuestra vida mentimos.

Dentro de la gran cantidad de tipos de mentiras que existen, quiero compartir contigo las que considero más comunes:

MENTIRA SOCIAL

El ejemplo más típico, es el mismo con el que iniciamos el tema. Por educación, por no herir susceptibilidades o simplemente evitar problemas, mentimos. Como cuando llevamos a alguien a las luchas incitándolo a seguir a un luchador que le defeca.

“¿Qué tal la está pasando, compadre? ¿Verdad que es bueno mi luchador favorito? Sí vio, compadre, los 400 videos que le mandé por inbox para que se ambientara usté al estilo de este bato, ¿ no?”

Y ahí es donde el compadre empieza a mentir:

“Ah sí, ¡sí! Excelente el bato, fregón, ¿eh? Nunca había visto a alguien tan imponente, me cae. No, en serio, ¡qué bueno es!

Eso cuando en realidad está deseando que el rudo le parta su madre, porque desde siempre le ha deseado lo peor. Son las típicas mentiras que autodenominamos piadosas, pero al fin, son mentiras.

MENTIRA MOTIVADORA

Es la que utilizamos todos en un momento determinado cuando deseamos aumentar el entusiasmo en alguien. Como cuando un luchador de Facebook publica en su muro:

“olas!!! Kien me bio la semana pzada en hel mrkdito estuve en la tercera lusha komo me bieron cean zinseros???!”

Y como en el Facebook todos somos quejosos, pero también motivadores, comenzamos:

“¡Pero qué bien luchaste! Yo vivo a 18 horas en auto de allí, pero casualmente ocupaba tomates y fui a ese mercado, y pos que te veo”.

Y otro de los pocos que sí fueron:

“Te viste muy bien amigui 😀 ni te apures por haberte atorado en las cuerdas, espero que la conmoción cerebral haya quedado en anécdota. ¡Eso no significa nada! Lo importante es competir…”

“Yo sé que eres muy bueno y pronto estarás en las grandes ligas”.

Cuando de antemano sabemos que con intención no se lucha.

MENTIRA DE AUTOPROTECCIÓN

Son las mentiras que se utilizan para evitar daño a nuestro trabajo o nuestra imagen.

“Perdón, señor promotor. No puedo llegar a la lucha, porque fíjese que vine a visitar a mi abuelita y quiere que le cuente una historia para dormir a gusto”.

“Mi suegra falleció. Por eso no puedo cumplir con la fecha de mañana”.

Y olvidas que la has enterrado tres veces, ¡y que el promotor hasta te acompañó en la primera!

“Quise devolverle la llamada, pero el celular dejó de funcionar; la verdad no sé qué tiene si me sonó tu llamada, pero le picaba y nada, en serio”.

Ah, pero toda la tarde posteando en Facebook que estaba en otra función, y teniendo al promotor en sus contactos.

MENTIRAS MANIPULADORAS

Sin lugar a dudas, son las peores de todas. Son utilizadas para lograr determinado objetivo sin importar los medios. Los estragos son tremendos y el arrepentimiento puede hacerse presente en base a la escala de valores de quien inventa la mentira o sea, casi nunca hay arrepentimiento:

“En serio, parejita, échame la mano, porque no me salió ni para la renta del ring”.

“Sí, yo sé que se vendieron todos los boletos, pero se me peló mi socio con la lana”.

“No te puedo pagar con dinero, ¿pero qué tal la publicidad que vas a recibir?”

“Aquí vienen muchos a tomar fotos y luego las suben a Facebook. Todos te van a conocer”.

MENTIRAS CULPOSAS

Son las utilizadas por miedo o vergüenza cuando no queremos que los demás descubran algo que no aprobarán y puedan ocasionarnos un sentimiento de culpa:

“¡Ah, sí! ¡¡A huevo, claro!! ¡El Toreo, no, no no, no, no! ¡Qué luchas, señor, qué luchas! Qué digo luchas, ¡luchones! ¡Canek era otro rollo, yo lo conozco desde su debut!”.

Cuando en realidad nunca han ido a una arena de lucha libre, pero se enamoraron de una hija de un luchador.

MITÓMANOS

Existe una clasificación aparte. Es un grupo de la población que cae en el exceso en relación a la mentira, y se les llama mitómanos. Un trastorno que consiste en mentir de forma patológica y continua distorsionando la realidad y haciendo de esta realidad algo más soportable. Exageran cifras, logros, situaciones con tal de lucirse o sentirse mejor consigo mismo.

“Yo soy pariente lejano del Santo”.

“La lucha libre mexicana es la mejor del mundo”.

“¡Qué bien escribe el pinche Migre!”.

Esa lucha yo la vi en vivo y no fue para nada como se ve en ese video a cuatro cámaras, es una farsa”.

“Sí, clarito vi cuando de la capsulita salieron 43 litros de sangre”.

Los mitómanos reaccionan en forma agresiva cuando se les enfrenta en su exageración o se les detecta la mentira. Hasta te pueden eliminar de Facebook.

En conclusión, mentir siempre representará un desgaste personal y un deterioro en cualquier aspecto de la vida. Vale más una verdad sutil que una mentira piadosa.

La verdad os hará libres, dijo don Jesús (el de la Biblia, no el de las carnicerías). Y por supuesto que nos hace libres, porque evitaremos la tentación de tener que decir otra mentira para tapar la primera. Y si ya metiste las cuatro patotas, ¡pues aguas!

¿Les gustó mi columna? ¡Sin mentiras! Total, si vienen y me revientan, cuando los vea en un aeropuerto les pongo en su madre.

LA LUCHA SIGUE...
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