Ilima-Lei Macfarlane regresará a la competencia por primera vez en 499 días cuando entre a la jaula el sábado en Bellator 279 . Es el despido más largo de su carrera, pero que en un momento podría haber sido permanente.
Antes de su pausa, se podría decir que Macfarlane (11-1 MMA, 10-1 BMMA) era la cara de Bellator. Era una campeona invicta de peso mosca femenino que realizaba actuaciones impresionantes cada vez, pero luego se encontró con Juliana Velasquez en Bellator 254 en diciembre de 2020, y su impulso se detuvo abruptamente con la pérdida de su título por decisión unánime.
El tiempo desde entonces ha estado lleno de luchas y grandes decisiones para Macfarlane. Ella regresa contra Justine Kish (7-5 MMA, 0-1 BMMA) en un enfrentamiento de cartelera principal televisado por Showtime en el Neal S. Blaisdell Center en su natal Honolulu, Hawái. Sin embargo, hubo un período en el que este momento estaba lejos de ser seguro.
“Sabía que después de perder, estaba como, ‘Está bien, voy a pelear de nuevo’. – pero no necesariamente tenía prisa. Luego, cuando caí en esa cómoda rutina que no es de campamento de lucha y en la feliz vida de casado, pensé: ‘Tal vez deberíamos formar una familia ahora’. Yo estaba como, ‘Está bien, tal vez debería retirarme’. Solo tenía problemas con mi rodilla cuando estaba tratando de entrenar. … Una vez que descubrí la situación de la rodilla y me encargué un poco de eso y comencé un campamento real, luego obtuve la cita para Bellator Hawaii, ahí fue cuando todo eso se fue por la ventana y dije, ‘OK, yo No estoy ni cerca de la jubilación. Puedo posponer tener bebés por un par de años más y terminar mi carrera como peleador”.
Macfarlane dijo que ingresa a Bellator 279 con una sensación de paz y alivio. Admitió después de su derrota ante Velásquez que la presión de ser campeona se estaba volviendo inmensa a medida que crecían las expectativas a su alrededor.