Las máscaras, los equipos, la música, las edecanes y demás parafernalia que acompaña a la las presentaciones de los gladiadores, son algunos de los elementos que sazonan la lucha libre. Pero la verdadera estructura la otorga un reglamento, de cuyo cumplimiento se encargan las comisiones que existen a lo largo del país.
Aunque diversos estatutos se han modificado y otros sean diferentes entre las diferentes regiones, las comisiones suelen tener como punto en común el ser un cuerpo técnico conformado por personas reconocidas por su honorabilidad y conocimientos de este y otros deportes de contacto.
Mario Hernández, mejor conocido en el mundo del pancracio como Mario el Rudo, con 38 años de trayectoria como el réferi de la Arena Coliseo de Guadalajara —y que tiene la muñeca de la mano derecha fracturada por tanto hacer el conteo de tres—comenta:
“En general, los reglamentos sirven para establecer categorías de pesos, las condiciones mínimas de seguridad e higiene en que se deben de realizar los encuentros, las condiciones de un encuentro de campeonato y las atribuciones y obligaciones de comisionados, réferis, anunciadores, promotores y hasta los mismos luchadores, así como todo lo necesario para garantizar que se dé una buena lucha, sin ningún riesgo, para el público asistente”.
El reglamento marca una normatividad que no se debe romper, violar o pasar por alto:
“Para eso estamos los réferis, para hacer cumplir el reglamento y para que los luchadores no violen lo establecido por la Honorable Comisión de Box y Lucha. En caso de que el luchador rompa alguna regla se le descalifica. Como ejemplo, ningún luchador puede abandonar el ring durante una caída, el luchador será declarado fuera de combate si rehúye la lucha o no puede presentar oposición al contrario por más de 20 segundos. También están prohibido los tirones de cabellos, pero esto muy seguido se les olvida a los gladiadores, por lo que se les descalifica. La estrangulación en las cuerdas, también muy utilizada por los rudos para atacar al contrario, es una falta al reglamento, así como golpear con el puño cerrado, dar mordidas o rodillazos, pero vemos que siempre los rudos rompen estas reglas, se las pasan por el arco del triunfo”.
Mario el Rudo, además de dedicarse a oficiar las luchas, ha inculcado el amor al deporte a sus cinco hijos. Uno de ellos, Mario Hernández Jr., es el anunciador del embudo de Medrano. Alberto y Víctor Hernández fungen como réferis, y otro es el luchador llamado Venusino. Sólo uno de sus hijos no labora dentro del ambiente.
“Trabajar en este medio me ha dado muchas satisfacciones, experiencias y momentos muy buenos, como trabajar con grandes leyendas y personalidades de la lucha libre. Siempre he pertenecido a la empresa CMLL, y desde hace cuatro años también laboro para la empresa de Apolo y César Dantés, en Dantés Lucha Factory”.
La Comisión de Lucha Libre Profesional del Distrito Federal tiene su reglamento propio, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de noviembre de 1994, mediante el cual se constituyen y establecen las funciones de sus integrantes, quienes vigilan el cumplimiento del reglamento técnico.
La mayoría de los reglamentos estatales, por razones históricas, están basados en el del Distrito Federal. Uno de los más actualizados y completos es el del Estado de México, publicado el 30 de agosto de 2001. Por supuesto, como todo espectáculo público, cumple además las normatividades respectivas.
César Dantés, Director General de Dantés Lucha Factory y luchador profesional menciona:
“El reglamento es la base y el pilar de la lucha libre, ya que sin él, la lucha libre no sería un deporte como tal. En cualquier deporte debe haber reglas estipuladas para poder llevar a cabo el evento, y tanto luchadores, anunciadores, réferis, promotores y público apasionado por la lucha libre debe conocer a la perfección el reglamento. Para la realización de eventos de lucha, es necesario llevar un permiso con el cartel al Presidente de la Comisión para que autorice el evento”.