Hay cosas que marcan la vida del ser humano, muchas de ellas, incluso, antes de que nazca. La vida de los que nos antecedieron deja huella en buena parte de lo que somos, ya sea porque los admiramos o porque preferimos no ser como ellos. En el primer caso se encuentra el luchador símbolo de la WWE durante la última década, John Cena, quien ha mantenido su popularidad (y su antipopularidad) en los más altos niveles. No es lo único que ha mantenido, sino también su imagen característica, solo cambiando los colores. Su gorra de beisbol ha sido un sello característico en John Cena, y aunque se pueda pensar lo contrario, ésta no es una imposición de la empresa, sino su uso es una marca personal del propio gladiador.
Quizá no sea una novedad para muchos, pero el luchador usa gorra de beisbol como una forma de honrar a su abuelo materno, Tony Lupien, quien fuera un jugador de beisbol y que lograra llegar a jugar en Grandes Ligas, primero con el equipo de casa (el favorito de Cena), Boston Red Sox, después con los equipos de Philadelphia, los Phillies, terminando su estancia en la Gran Carpa con los Chicago White Sox.
Lupien debutó en 1940, teniendo sólo 10 juegos. El manager de ese entonces, Joe Cronin, consideró que aún estaba muy verde y lo regresó a que se fogueara a las ligas menores, jugando en Louisville, volviendo a Boston hasta la temporada del 42, donde se volvió en el jugador a seguir, ya que se convirtió en el primera base titular al desbancar al veterano y leyenda, Jimmie Foxx. Lupien logró tener un promedio de bateo de 0.281 y conectando 3 vuela cercas.
El año siguiente, Lupien siguió como titular con Boston donde logró un discreto 0.255. Pasó a Philadelphia, donde logró 0.283 y 0.315 de promedio durante los años 1944 y 1945 respectivamente. Eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y aunque Estados Unidos y sus aliados habían ya ganado el conflicto, Lupien decidió prestarle servicios a su nación a través de la Naval por tres años. En ese entonces, en 1947, nació su hija Carol, la que a la postre sería la madre de John Cena.
En 1948, Lupien regresó a la actividad beisbolística con los Chicago White Sox, donde tuvo números decentes de 0.246. La temporada siguiente, fue cambiado a los Detroit Tigers, sin embargo ese año los felinos contaban con los servicios de Paul Campbell, quien era un sólido jugador, así que el manager Red Rolfe decidió asignar a Lupien a la sucursal de ligas menores en Toledo, donde tuvo una frustrante temporada en ese equipo, y al saber que no era muy seguro su retorno a Grandes Ligas, Lupien decidió retirarse del juego de pelota.
El gusanito de volver al engramado se concretó, pero esta vez como manager y jugador en varios equipos de ligas menores e incluso semi profesionales durante la década de los cincuenta. En el 57 aceptó una oferta para dirigir al equipo universitario del Dartmouth College, donde consiguió llevar a ese equipo a la Serie Mundial de Universidades, perdiendo en la final de 1970.
Como beisbolista, su principal virtud era ser un jugador ágil en las bases, logrando incluso tener el segundo lugar en robo de bases en el 42 en la Liga Nacional. A la defensiva, fue estupendo su trabajo con el guante, obteniendo una buena reputación y consiguiendo ser uno de los más eficientes en ambas ligas.
Antes de ingresar a la Gran Carpa, Lupien estudió en la siempre prestigiosa Harvard, donde lidereó tanto al equipo de basquetbol como al de beisbol, donde su propio padre (bisabuelo de Cena) había estudiado y se había convertido en un brillante instructor deportivo. Así, la historia del por qué John Cena siempre aparece con una gorra de beisbol honrando a su herencia familiar, su abuelo, un beisbolista de Grandes Ligas y veterano de guerra.