El deporte de apasionarse: Verlos perder o reconocer al mejor

El deporte de apasionarse, verlos perder o reconocer al mejor, la idea que nos han vendido desde que la mercadotecnia hace lo suyo.

Y es que tomar partido nos hace parte de algo, estar del lado de los buenos o los malos, de los rudos o técnicos, de los pasivos o habladores, del que siempre gana o el que todo lo intenta, del que todo lo ha tenido siempre o el que todo le ha costado, del odiado o el bien querido.

Los eventos más grandes del deporte basan el imán de la taquilla en el hecho de que el fanático tome partido por uno de los participantes, que se llene de pasión y defienda su idea y el lado en que se personifica.

La pelea del Siglo
La pelea del Siglo

La sana competencia hace el deporte, hasta que la pasión desbordada crea el aguerrido fanatismo, y es ahí donde se incuba la pasión de defender la idea hasta verla cumplirse, o hasta regresar con todo a lograrlo. Hoy somos fanáticos casi de cualquier cosa, de un Luchador, Artemarcialista, Boxeador, Futbolista, e incluso, llevamos a todos los ámbitos nuestras pasiones, ya sea la política, la lectura de un escritor que nos guste, la religión, etc.

Y en eso terminan todas las conversaciones grupales, e incluso las discusiones, en defender la idea que tenemos de nuestros gustos y aficiones, la pasión es la mercadotecnia que vende sola una vez incrustada en nuestro gusto, y así se venden solos los eventos, los boletos, las playeras, y cuanto souvenir se nos ocurra.

Hoy lo vivimos y nos sentimos parte de algo, tenemos una opinión acerca de, y crea temas de conversación. Tenemos una llamada «Pelea del Siglo» entre   Floyd Mayweather vs Manny Pacquiao, el imbatible ostentoso y hablador contra el sereno, rápido y callado.

Una pelea en UFC 188 entre Caín Velásquez vs Fabricio Werdum, el campeón noqueador que hace las veces del bueno y callado, mientras que el otro trae credenciales de someter «Leyendas» e intenta cortarle por racimos sus fanáticos a base de ser agradable y alcanzable.

Caín vs Werdum
Caín vs Werdum

El deporte de apasionarse es sano, es entretenido, crea conversaciones, reune a las familias y amigos, incentiva las ganas de practicarlo, crea amistades. Hasta que la pasión se desborda y tiene el efecto contrario. Evitemos eso. Detectemos a tiempo cuando rebasamos la linea de la intolerancia y mantengamos la sana competencia como un modo de convivencia y que den siempre ganas de volver a vivirlo y de tener pasiones.

Si lo vemos y enfocamos siempre del lado positivo, tomar partido nos lleva a desarrollar nuestro enfoque e incluso, encaminar y lograr nuestras metas. Que esa sea nuestra pasión. Defendamos eso.

 

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