La Nueva Era es todo un éxito. Salvo excepciones, las cosas dieron un cambio de 180 grados con su inicio allí por junio, coincidiendo —pero sin ser tanta coincidencia— con la vuelta del ahora idolatrado Shane McMahon. El producto es más «disfrutable». Ya no es más seguir viendo perder una y otra vez al equipo del que eres seguidor sólo por el mero hecho de serlo. Ahora es más bien verlo ganar.
Y es que de eso se trata esta nueva etapa de WWE: es un gana-gana general, opinión que ya expresé en otras oportunidades y que mantengo. Por muchos años, WWE —o su sinónimo, Vince McMahon—, cegada por el dinero y desesperada por volver a los ratings de la era «Attitude» apuntando a un público PG (menor de 13 años), intentó complacer tanto a este como al fan acérrimo al mismo tiempo con su producto, pero al ser tantas las exigencias de la IWC, entonces fue siempre todo un asunto dejar a todos contentos. La falta de creatividad y el constante «no te oigo» de los altos mandos con la IWC no daba otra cosa más que frustración para sus más grandes consumidores.
Lo que se hizo en esta nueva era es intentar complacer tanto a niños como adultos, pero la gran diferencia entre esta y la previa es que ahora la balanza está cada más inclinada hacia el fan acérrimo. La compañía, Vince, entendió de una vez por todas que escuchar a los seguidores no es ninguna locura, pues son ellos los que mantienen a flote a la empresa. Siempre va a haber gente que esté en desacuerdo, pero la verdad es que WWE ha hecho las paces con el aficionado, y eso es lo más importante sobre todo.
Sin embargo, la empresa todavía se encuentra con algunas carencias después de la separación de marcas, tanto en Monday Night Raw como en SmackDown Live!, y de ellas habla el presente artículo. No me voy a centrar en todos los errores sino en la principal falencia de cada marca. Así que, sin más preámbulos, vamos al punto.
SMACKDOWN LIVE! – ESCASEZ DE SUPERESTRELLAS ESTELARES
Ya sé, SmackDown se quedó con el Campeón Mundial de Peso Completo WWE Dean Ambrose —y el mismo Campeonato—, «el Fenomenal» AJ Styles, «La Víbora» Randy Orton, «El Devorador de Mundos» Bray Wyatt y especialmente «el rostro que maneja el lugar», John Cena.
Quizá en un principio no se hacía tan notoria dicha escasez, pero ver el show azul de la semana pasada sin la presencia de Cena después del Triple H y la cantidad de estrellas de renombre con las que cuenta el elenco rojo, me hizo dar cuenta de la inmensa diferencia entre ambas marcas en lo que a cantidad de talento se refiere.
Es verdad, los de Shane y Daniel Bryan tienen en su poder el título absoluto, pero de qué sirve ese prestigio cuando no hay contendientes para ponerlo en juego. La situación se antoja preocupante, pues ahora que Cena —que es, les guste o no, el «generador de audiencia»— pasa a trabajar a tiempo parcial, hay verdaderamente muy pocas grandes atracciones que puedan cautivar al fan casual.
De este modo se torna muy complicado que se igualen los números de ambos programas de WWE. Y esto no va sólo para la división masculina, sino que la diferencia se presenta en todas las divisiones. American Alpha es lo único rescatable de la división de parejas —mientras que Raw cuenta con el New Day, el Club, Enzo & Cass—; Becky Lynch, Nikki Bella (también a tiempo parcial) y Natalya, por más talento que tengan, no están al nivel de Sasha Banks, Charlotte y Bayley.
Esto sin mencionar que el show de Stephanie McMahon y Mick Foley se quedará para sí solo con la división de Peso Crucero, que desde ya sabemos que tendrá en su haber nombres bastante aclamados del circuito independiente. No hace falta decir más; claro está que eso de hacer a SmackDown y Raw iguales eran palabras de político.
MONDAY NIGHT RAW – UN TÉCNICO QUE DESTAQUE
Roman Reigns, al menos momentáneamente, parece no ser el escogido de la directiva para ser el próximo técnico principal. Su falla de la prueba anti-doping de hace unos meses ocurrió en un momento muy desafortunado y la empresa, especialmente Vince, no se lo habría tomado muy bien.
¿Qué hizo al respecto? Lo que para muchos era impensado: mantenerlo como una Superestrella estelar, pero relegándolo a un segundo plano. Se intentó reemplazarlo por Finn Bálor, pero el irlandés se lesionó de gravedad tras un mes en el elenco principal.
Dave Meltzer del Wrestling Observer escribió sobre este tema hace unos pocos días atrás, mencionando que con el «Emperador Romano» —o, mejor dicho, su personaje— siendo tan detestado y dejado de lado como el siguiente gran «chico bueno», aquellos técnicos que podían tomar su lugar eran Sami Zayn en primer lugar, Cesaro en segundo o Neville como la última opción.
Pero, a decir verdad, ninguno de los tres tiene muchas probabilidades de terminar siéndolo. ¿Es el «castigo» de Reigns en verdad un castigo que tendrá un vencimiento o realmente no hay planes a corto plazo de que retome su empuje como la cara de la compañía? Eso no sabría contestarlo, pero, teniendo en cuenta lo ya dicho, no hay que ser un genio para darse cuenta de que aquí no hay muchas opciones, de que la respuesta es un cambio de bando: ¿Seth Rollins?
SÚPER LUCHAS ya informó que«El Arquitecto» fue discutido en su momento como el indicado para destronar a Reigns, y después de lo ocurrido la semana pasada con el ataque a traición de Hunter, ¿será este el nacimiento del «próximo rostro que maneje el lugar»? Si a mí me lo preguntasen, yo apostaría por un sí. Rollins viene siendo el rudo principal por años y creo que tiene el potencial para serlo en el otro bando. No me convence la idea de que un solo individuo se ponga en los zapatos de Cena por la próxima década, pero si hay alguien que está capacitado para tomar ese puesto, en mi humilde opinión, ese es Seth Rollins.