«The Champ is here!» fue la frase que Muhammad Ali popularizó al pisar el gimnasio de Zaire donde George Foreman entrenaba para aquel mítico combate que supuso la reconquista del título de los pesos pesados para el primero.
Y es la muletilla que caracteriza a John Cena desde que se convirtió en la cara de WWE hace ya más de una década. 16 campeonatos mundiales después, el aura sigue vigente, y de paso, el histórico récord de Ric Flair quedó igualado.
Sin embargo, esta última victoria sobre AJ Styles en Royal Rumble (2017) resulta un tanto controvertida por sus consecuencias creativas. Como desarrollé bajo un reciente artículo, existen muchos visos de que sólo sea un movimiento diseñado para la hemeroteca, pues se dice que seguramente pierda el Campeonato WWE en Elimination Chamber (2017).
Por otra parte, las posibles opciones para él de cara a WrestleMania 33 se antojan a día de hoy estrafalarias, teniendo en cuenta que todo apuntaba a un duelo con The Undertaker, y las delicadas condiciones físicas de este no permiten postergar el soñado choque.
Paradójicamente, cuando deberíamos considerarlo una efeméride, entre otras cosas, por su sobresaliente inicio (un combate que Dave Meltzer calificó con 4.75 estrellas), estaríamos ante quizá el peor reinado de su carrera, por brevedad y futilidad. Y es que su historial guarda hechos similares.
Justo ahora con EC a la vuelta de la esquina, una brillante edición de esta batalla tuvo lugar bajo No Way Out (2009), donde Cena perdió el Campeonato Mundial de Peso Completo a favor de Edge. Poco después lo recuperaría por todo lo alto en WM 25… sólo para dejarlo escapar de nuevo al mes siguiente (otra vez a manos de Edge) en Backlash.
Pese a ello, y obviando los «Cena Sucks» y los «Let’s Go Cena», podemos encontrar notables ostentaciones. Pero, ¿cuál ha sido la mejor de su trayectoria?
Por decisiva, en cuanto a lo que representó para su crecimiento como luchador, debe mencionarse la que transcurrió desde Unforgiven (2006) hasta aquella grave lesión, allá por octubre del año siguiente, que lo mantuvo 4 meses inactivo. El arranque fue memorable, con una Lucha de Mesas, Sillas y Escaleras que supuso un punto de inflexión en la carrera de Cena, pero también en la de Edge: tras ella se convertirían en las caras de Raw y SmackDown, respectivamente, y al fin el rapero comenzó a ganarse el respeto de sus detractores. Esta vez sí, grandes inicios para grandes caminos. El reinado más longevo de la era moderna hasta que CM Punk lo superó en 2012.
Pese a algunos baches, véase la «rivalidad» con un tal Kevin Federline, diversos ángulos y combates elevan a un gran nivel este recorrido. Incluso los que sostuvo con The Great Khali (Judgment Day y One Night Stand) resultaron entretenidos. Así, pudimos ver un excelente Último Hombre en Pie junto a Umaga (Royal Rumble 2007), aquel combate de 50 minutos con Shawn Michaels en un Raw post-WM, el mejor Fatal 4-Way de la historia de WWE (Backlash 2007), o su primer gran duelo individual contra Randy Orton (SummerSlam 2007).
He mencionado ese extenso choque con Michaels, pero cabe detenerse sobre el disputado bajo «La Vitrina de los Inmortales», pues significó la consagración definitiva de Cena en WWE como cara de la empresa (segundo año consecutivo estelarizando la magna cita y reteniendo el máximo cetro). Vencer a HBK siempre fue un «rito de paso» en aquellos años, y el rostro del campeón reflejó la importancia del hecho. Seguramente, nunca volveremos a ver a un Cena tan emocionado como en aquella noche del 1 de abril. Ni siquiera en el día de su retiro.
Como indiqué anteriormente, debe dejarse a un lado la subjetividad para valorar dicha etapa, ya que el movimiento anti-Cena se consolidó aquí. ¿Estuvo justificado? No, bajo mi punto de vista.
Todas las victorias relevantes, incluida la primera sobre Edge en el mencionado TLC, se antojan lógicas. ¿Acaso alguien quería tener a Khali como máximo monarca de la compañía? ¿De verdad Michaels necesitaba portar de nuevo el Campeonato WWE para elevar su status?
Por otra parte, el tiempo de Orton llegaría poco después, y lo tendríamos situado en los puestos estelares casi de manera perenne (lo que a la larga también le reportaría detractores).
Por cierto, también durante este periodo, asistimos, durante la edición de Monday Night Raw del 9 de octubre de 2006, al último Cena vs. Taker, con «El Fenómeno» quizá en el mejor momento de su carrera. Muchos aficionados siguen creyendo que fue el momento preciso para armar un duelo por todo lo alto entre ambos, pero ya conocemos la historia. Y desgraciadamente, suele repetirse.