Finalmente terminó el ayuno boxístico de Julio César Chávez Jr. al subirse al ring contra Andrzej Fonfara. Chávez padre le había recomendado a su hijo no tomar esa pelea por el grado de peligrosidad del boxeador polaco.
Sin embargo, Chávez Jr. firmó el combate, en sus palabras, por los fanáticos que aún corean su nombre.
Y vaya que si los hubo. La arena en Carson ahogó con abucheos la música de entrada de Fonfara. El polaco se vio molesto por ese recibimiento, aunque hubo un pequeño sector de la arena donde había polacos que festejaron su entrada.
Chávez llegó al ring con el apoyo de la gente, pero el boxeo no estaría de su lado.
Resulta ser que desde el principio, el «Príncipe Polaco» salió agresivo, con la idea de terminar la pelea pronto y conseguir el cinturón internacional de peso semi completo del Consejo Mundial de Boxeo. Más que por el cinto, pelear con Chávez le daría cierta proyección en nuevas latitudes.
Pues bien, usó volados y uppers para sacudir la cabeza de su rival. A Chávez se le complicó el hecho de pelear contra alguien más alto que él, ya que cuando peleaba en peso medio, su ventaja era el alcance.
Pero fue curioso. Fonfara le peleó en corto aún cuando tenía el físico de su lado. No se le echó para atrás al Junior y le sacudió el cuerpo. A Chávez le hizo falta mover las piernas y la cintura. Si algo le hizo recibir tantos golpes fue su incapacidad para evadirlos.
Si bien lanzó impactos muy sólidos, la frecuencia de golpeo de Chávez no fue la ideal ante un rival que tenía ganas de lastimarlo.
Hubo algunos momentos en que Fonfara se veía acorralado por los golpes de Chávez, donde recibía dos o tres impactos a la cara, pero nunca lució lastimado. Incluso le aguantó varios golpes al Junior para poder entrar en su guardia y lastimarlo.
La cara del mexicano lucía lastimada, con inflamaciones alrededor de los dos ojos y tampoco parecía tener buen balance.
Lo peor para Chávez sucedió en el noveno round, cuando un volado de zurda de Fonfara mandó al mexicano a la lona de manera seca. Julio se levantó y pudo salvar el round, pero no parecía estar bien, ya que ese golpe lo sacudió por completo.
Al cambio de round, para empezar el décimo, Chávez aplicó aquella frase que le atribuyen a Durán cuando se enfrentó por segunda vez a Leonard, «no más». Ya no salió a pelear y en automático, le dio el triunfo a Fonfara. Tampoco es como que si hubiera continuado hubiera podido ganar. Por puntos estaba lejos de Andrzej, (aun cuando el polaco perdió un punto en el séptimo como llamada de atención del réferi) y sólo lo salvaba el nocáut, pero sin poder en los puños y sin piernas para alcanzar al polaco, era un poco más difícil.
Junior no aceptó la derrota. Mencionó que él llevaba la ventaja al menos hasta el séptimo round. También habló de revancha y de que la pediría en 170 libras porque 175 era demasiado peso, aunque asegura que no sintió los puños del polaco. Su declaración no concuerda con el estado de su cara, pero en fin.
Nuevo peso, nueva derrota, mismo Chávez.