Bob Backlund habla de sus similitudes con John Cena y su actitud de nunca rendirse: «La gente no quiere escuchar sobre disciplina, trabajo duro… A veces, la verdad duele»

Bob Backlund fue el último campeón de la era de Vince McMahon Sr. En ese tiempo su hijo Vince Jr. hubiera preferido tener como figura principal a “Supertar” Billy Graham, quien representaba la rebeldía, la modernidad, mientras que Backlund era el joven patriota que nunca hacía trampa, que nunca se rendía. Irónicamente, cuarenta años después, Vince Jr. tiene como figura principal a un joven patriota que nunca hace trampa y nunca se rinde.

Backlund fue entrevistado por Ring Rust Radio y habló de esas comparaciones, entre muchos otros temas.

Cuando Backlund regresó a WWE en los noventas, seguía siendo el tipo honesto, pulcro y correcto, pero su exageración lo convirtió en rudo. Como rudo, Backlund volvió a ganar el Campeonato Mundial de Peso Completo WWE venciendo a Bret Hart.

“No fui rudo antes porque me rehusaba a ser malo. En los noventas nuestro mundo había cambiado mucho. La gente no estaba interesada en un héroe americano, se interesaban más en gente que le faltara el respeto a su jefe. Pedí ser malo, pero era malo por ser bueno. Construí un vocabulario rimbombante con el cual podía educar a las masas. Predicaba que la gente fuera responsable de sus acciones, que no tirara basura por la ventana del auto porque eso desfigura nuestro país. Tenías que recitarme los nombres de todos los presidentes de los Estados Unidos antes de que accediera darte mi autógrafo. ¡Y me odiaban por eso! Y eso me hacía ser tan intenso. Todos pensaban que me iba a ir de narices, pero yo creía en cada palabra que salía de mi boca. A veces, la verdad duele”.

Eso es similar a lo que muchos aficionados sienten hacia John Cena, quien siempre aboga por lo correcto.

“Hay probablemente un parecido, porque él habla de nunca rendirse y yo hablaba de nunca capitular, así que es básicamente la misma cosa. Entiendo eso, pues a veces la gente no quiere escuchar sobre disciplina, trabajo duro y hacer siempre un esfuerzo adicional”.

Backlund

El veterano, quien acaba de publicar su autobiografía Backlund: From All-American Boy to Professional Wrestling’s World Champion, habló también sobre el recientemente fallecido “Rowdy” Roddy Piper, quien escribió el prefacio de ese libro:

“Conocí al señor Piper cuando era un joven iniciando en este negocio en el Olympic de Los Angeles. Él apenas estaba empezando y yo ya llevaba un buen tiempo con el campeonato y tenía buen cartel en Japón. Me pidieron que tuviera una lucha de una hora con Roddy. Él dijo buenas cosas sobre el encuentro y mi objetivo fue hacerlo ver bien, como un campeón. Fue un placer luchar con él, pues estaba muy avanzado para el poco tiempo que llevaba en el negocio.

“Él me dio crédito por ayudarlo a lanzar su carrera y yo estaba orgulloso de que dijera eso. Me dejó un mensaje en mi contestadora diciendo que estaba bien ese texto como prefacio para mi libro. Escuché el mensaje y a los dos días falleció. Me agradaba mucho y tenía mucho respeto por él. Pienso que nunca debió dejar este mundo”.

Para finalizar, el entrevistador Brandon Galvin le pidió a Backlund que contara alguna anécdota de su libro:

“En 1973 estaba listo para ir a una lucha en Baton Rouge, Louisiana. Tenía un Chevy Impala 1967 con un voluminoso maletero. Llevaba veinte dólares en mi bolsillo cuando dejé Princeton, Minnesota. Mis padres me dieron un abrazo de despedida y me dijeron que diera lo mejor de mí. Cuando llegué a Baton Rouge, me quedaban 29 centavos en mi bolsillo. Esa noche hice una reservación en el Sheraton. Después de la lucha me pagaron con un sobre, y cuando lo abrí vi que tenía cinco dólares. Faltaba una semana para mi próxima lucha, así que cancelé mi reservación en el Sheraton y me fui a la tienda de abarrotes a comprar atún y un abrelatas.

“Ese abrelatas se convirtió en mi herramienta más importante. Dormía en el maletero de mi auto, estaba quebrado, sin un techo y no conocía a nadie en el área. Estaba a 1200 kilómetros de casa y no tenía forma de regresar.

“Fui al gimnasio del YMCA local y entrenaba todos los días. Eso me hacía más llevadero el dormir en mi maletero, estar hambriento y estar solo. Cuando terminaba de ejercitarme me sentía bien de nuevo, me sentía positivo, y eso me mantenía vivo y motivado. Fui capaz de escalar lentamente hasta la cima del negocio de la lucha gracias a los principios que aprendí en la escuela. Desde ese momento, todo tenía que ser hacia arriba, por el simple hecho de que la situación no podía empeorar. Pero nunca me rendí”.

WWE.
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