Bernard Hopkins tuvo su última pelea profesional ante Joe Smith. Indistintamente del resultado, hace meses Hopkins dijo que era su última pelea.
Joe Smith tenía la consigna de vencer para catapultar su carrera. Hopkins quería su última victoria para sellar su ya de por sí ilustre carrera.
Pero las acciones no fueron como Hopkins quería. A pesar de que contaba con el apoyo del público, quienes ovacionaron su entrada triunfal donde iba encapuchado y custodiado por dos verdugos, su actuación en el ring no estuvo a la altura de ese «walk out».
Primero porque dejó que Smith tomara a iniciativa del combate y empezó a recibir golpes desde el inicio.
Sí, Hopkins sabía lo que hacía, no por nada llevaba boxeando lo que Smith tiene de vida (28 años, Smith tiene 27 pero contando su gestación se redondea en 28) pero precisamente esa longevidad es la que le estaba pasando factura ante un joven con hambre, ponchador y sin algo que perder, pero todo por ganar.
Así que no vaciló en lanzar todo su arsenal y acosar a Hopkins en cada esquina. Al principio el «Alien» logró sortear todo lo que le le mandó Smith. Movimientos de cintura y escapes con pasos laterales, pero en tanto empezó a resentir el golpeo, se le fueron acabando los recursos.
Y de plano se quedó sin argumentos cuando Smith lo llevó contra una esquina y empezó a bombardearlo.
Una seguidilla de cuatro golpes mandaron a Hopkins afuera del ring en una aparatosa caída. Hopkins cayó de espalda de manera estrepitosa y sin poder meter las manos. La gente alrededor trató de ayudarlo, con lo cuál perdía posibilidad de regresar a pelear, porque las reglas impiden que el boxeador caído reciba ayuda.
Se determinó que fue nocaut efectivo a favor de Smith, quien ve un espacio para fortalecer su carrera con una victoria sobre una leyenda.
Hopkins cierra su carrera con una derrota, justo como la empezó, con una derrota, pero con la satisfacción de haber logrado cosas importantes que nunca nadie ha logrado.