Texto de Carlos García Hernández.
No hay plazo que no se venza ni fecha que no llegue. Después de dos semanas de intensa rivalidad, el pasado lunes por la noche, Rush y Mr. Niebla se enfrentaron en un duelo de mano a mano en ring de la emblemática Arena Puebla donde los fieles fanáticos del pancracio nacional se dieron cita para atestiguar el choque.
Después de las presentaciones correspondientes, y con Edgar «Güero» Noriega como réferi en turno, dio inicio la batalla. Rush, totalmente desatado, se abalanzó sobre la humanidad de Mr. Niebla, quien no sentía lo duro, sino lo tupido, y con varios castigos dentro y fuera del ring, quedó a merced del «toro blanco», quien con un sentón y toque de espaldas se llevó la primera caída.
En el segundo asalto, y posterior a un breve respiro, Rush seguía derrochando soberbia. Fiel a su estilo Ingobernable, se dio el lujo de romperle la máscara a Niebla, situación que provocó que el «rey del guaguancó» tuviera una inminente reacción. Con la aprobación del público asistente, Niebla devolvió todos los castigos recibidos en el primer asalto, y con un costalazo, seguido de una súper plancha, Niebla empató la batalla.
En la caída definitiva, ambos gladiadores echaron toda la carne al asador. Estando la moneda en el aire, el público asistente se dividía apoyando a su luchador favorito. Ambos estaban en el toma y daca de castigos, con varios conatos de rendición. Nadie veía cerca la victoria, pero en un pequeño chispazo de rudeza, Rush le asestó unas patadas al rostro a Mr. Niebla, dejándolo fuera de combate y llevándose el triunfo a casa.