Ayer se llevó a cabo Roadblock, el PPV que marcó el fin de año para lo que es (en teoría) la marca principal de WWE: Monday Night Raw. No obstante, los fanáticos se muestran reacios al show, por eso cada vez es mayor la cantidad de seguidores que apuestan por los momentos destacados antes que ver las tres horas que tiene para ofrecer la compañía de Vince McMahon los lunes por la noche.
El problema no es viejo, desde que Raw comenzó a durar tres horas el nivel de aburrimiento entre los seguidores aumentó. La falta de historias interesantes, el abusivo nivel de segmentos, la repetición de las dos o tres caras dominantes por periodos largos de tiempo. Todas estas cosas fueron un quiste a remover, pero que todavía esta muy lejos de irse.
Cuando llegó el ansiado Draft todos tenían expectativas sobre Raw, porque con la distribución de elencos quizás se refrescaba el esquema y todo podría volver a ser divertido como antaño. Excepto que no pasó, o al menos no para Raw.
Pues SmackDown fue la marca más beneficiada, talento como AJ Styles, Bray Wyatt, Randy Orton, Baron Corbin, Alexa Bliss, etc, tuvo nuevas oportunidades, en especial la oportunidad de ser relevantes cosa que en Raw no hubiese sucedido, de hecho, de los que acabo de nombrar sólo Baron Corbin no tiene un título en sus manos.
Pero Raw mantuvo los errores que agotaban a los fanáticos y no sólo eso, sino que los repitió con efervescencia, con más ganas que antes, como si lo hicieran apropósito. La creación de su Campeonato Universal WWE no tuvo más que rechazo, ya el único monarca longevo que tuvo ahora mismo se ve demasiado débil como para ser tomado en serio.
Las figuras de autoridad ocupan demasiado tiempo en televisión, mientras que la nueva división crucero nació y murió en un breve lapso de tiempo (veremos a donde apunta todo con el retorno y giro a rudo de Neville). Las caras son las mismas y las rivalidades no van para ningún lado.
Con respecto a este último punto ayer vimos a Sasha Banks y a Charlotte quienes lucharon por millonésima vez, en si cada lucha que nos dan es muy buena, pero la rivalidad está muy quemada y ya no tienen recursos para innovar algo que debió terminar en Hell in a Cell. La división femenil de Raw no debe girar más en torno a Banks y Flair.
En SmackDown Live! la división femenil es fuerte, cuenta con luchadoras que individualmente tienen credibilidad como para hacerse con el Campeonato Femenil SmackDown sin necesidad de transportarse a rivalidades poco serias. En Raw no obtenemos nada de esto.
Y no olvidemos que la palabra de Mick Foley y Stephanie McMahon cada vez valen menos, porque en Battleground se suponía que veríamos a Kevin Owens y a Sami Zayn luchar por última vez y, ¿que hace WWE? Pacta el mismo combate para Raw sin sentido alguno.
Por todo lo anteriormente dicho los ratings de Raw bajaron considerablemente, y no van a subir a menos que aparezcan Goldberg o Brock Lesnar, que son los únicos caballos de batalla que tiene la marca roja frente a su «rival» la marca azul.
Además el tiempo que tiene SmackDown es mucho mejor, porque en dos horas uno ve lo justo y lo necesario, no hay segmentos de más e incluso se le da la oportunidad de brillar a nuevos talentos, y si esto no ocurre, al menos las mismas caras rotan de rivalidad y el show se mantiene fresco.
Con Raw esto no sucede, me atrevería a decir que siempre ocurren los mismos segmentos todos los lunes, a estas alturas es un milagro que la gente lo sintonice, el formato debe cambiar urgente, volver a las dos horas, darle chances a distinto talento, porque si sigue así, los fanáticos buscaran la forma de cancelar su suscripción sólo para todo lo que tenga que ver con la «marca principal».