A 25 años, recordamos al legendario Súper Álbum de SÚPER LUCHAS

De manera inevitable, al hablar de la primera era de SÚPER LUCHAS, viene a la mente un importante hecho que contribuyó a que la revista se estableciera como la número uno en su género y en prácticamente un fenómeno de masas: el legendario Álbum de SÚPER LUCHAS, una colección de cromos de colección de las principales figuras de esos momentos, en su mayoría fotografías de estudio, y que tuvieran un extra para los coleccionistas y para los luchadores inmortalizados en el almanaque: el poder participar en las rifas de autos de lujo (un Cadillac Sedán para el afortunado lector, y un Corvette para el gladiador agraciado).

La mecánica consistía en que al llenar el álbum, los lectores acudirían a alguna sucursal de las tiendas Salinas y Rocha, y al mostrar la colección completa, el álbum sería sellado y recibirían un boleto para participar en la rifa; en tanto que para los agremiados al Sindicato Nacional de Luchadores, la terminación final de su credencial sería el medio que les haría acreedores al premio, mismo que sería entregado en abril de 1992, coincidiendo en con un sorteo de viernes de la Lotería Nacional. Así, desde septiembre de 1991 hasta febrero de 1992, los lectores de SÚPER LUCHAS nos dimos a la tarea de coleccionar el preciado álbum, y de paso conseguir el ansiado boleto.

En la edición #439 de SÚPER LUCHAS (21 de noviembre de 2011), a 20 años de la publicación del álbum, José Miguel Alva Márquina entrevistó a los ganadores. Por parte de los lectores, David, de Guadalajara, Jalisco, que a la postre se convertiría en luchador. Por el lado de los colosos, El Indómito fue el ganador.

Localizamos primero a David, que actualmente lucha en la periferia de Guadalajara con el nombre de Hesquisofrenia, además de tener un local de comida con su familia.

Foto: Alex Ruiz.

 

— ¿Cómo fue que participaste en la promoción del álbum de SÚPER LUCHAS?

“Durante toda la promoción, estaba seguro que iba ser el ganador. Cada semana adquiría mi SÚPER LUCHAS, de la cual te puedo decir que de la primera época tengo toda la colección completa, desde el 1 al 421. Por fin, el día que llene el álbum, a mediados de febrero de 1992, me dirigí a la tienda Salinas y Rocha para pedir mi boleto, pero la demanda fue tan alta, que los boletos se agotaron. Mis ilusiones parecían desvanecerse, hasta que un amigo me sugirió ir a una sucursal de las tiendas Óptima, donde también estaban dando los boletos”.

— ¿Y cómo fue para ti el recibir la noticia de que habías ganado un auto nuevo?

“Recuerdo que mi boleto era el 11169. La verdad pensé que sería un número difícil de que saliera, por la conjunción de números. Una vez más me desanimé, y la verdad ya ni sabía para cuándo sería el sorteo, hasta que un día recibí un telegrama. Lo vi al llegar de la escuela; tenía 12 años iba en primero de secundaria. Vi que venía con la dirección de D.F., y de inmediato inferí que era de la editorial, pensando en que era algún premio de consolación.

«Me emocionó mucho el recibir en ese momento la noticia de que había ganado el auto. Obvio, por ser menor de edad en ese momento, puse el carro a nombre a mi papá, pero yo ya tenía en mente que el premio fuera para mi mamá. Desde que lo gané, le prometí que con eso le compraría una casa. El vehículo era carísimo: valía 150 millones de los de antes (150 mil pesos), y le prometí a mi madre con eso se compraría una casa. Lo vendimos luego, luego, aunque sabíamos se depreciaba el modelo al sacarlo de la agencia. Recuerdo que me dieron como 120 millones. Como te dije, le di todo lo del premio a mi madre. Fue mi regalo de cumpleaños en mayo para ella”.

— ¿Cuál fue la razón principal por la que no conservaste el auto?

“Como te imaginaras, nuestra situación era complicada y apretada. Yo, por ejemplo, tenía que trabajar todas las tardes al salir de la escuela para poder comprarme cada semana mi ejemplar de SÚPER LUCHAS. La revista de aquel entonces costaba tres mil pesos”.

— ¿Desde cuándo eres fan de la lucha libre?

“Desde siempre, creo. Quizá desde los nueve o diez años. La verdad no tengo parentesco con nadie de la lucha libre, pero desde niño, acá en Guadalajara, veía por las noches la lucha libre, y claro, las películas de Blue Demon. Mi primer contacto real con un luchador fue con El Indómito, que ganó el otro auto y le entregó a mi padre el premio, junto con gente de la revista, como Albert Rosh, Jorge Velázquez y Guillermo Mañón. Con el tiempo, El Indómito sería quien me entrenaría para ser luchador en la Ciudad de México”.

— ¿Y fue en ese momento cuando decidiste ser luchador profesional?

“Cuando conocí a Súper Muñeco, en uno de los restaurantes en los que trabajé de garrotero. Eso fue poco después de lo del premio. Decidí que quería ser luchador; quedé fascinado por el misterio de la máscara, y al terminar la secundaria me dediqué a la lucha libre olímpica. Posteriormente me fui a la Ciudad de México, con El Indómito, para entrenar, pues yo quería dedicarme al cien por ciento a la lucha, pero Vicente (Indómito) me dijo que era una profesión muy complicada, y que lo mejor era que no abandonara la escuela. Así, regresé a Guadalajara. Aquí seguí entrenando con el Diablo Velasco, y ahora con Flash II. Desgraciadamente no pude llegar a al cúspide por una lesión en la espalda, pero a pesar de ello, sigo entrenando, luchando eventualmente, y dedicándome a mi negocio”.

— Pero la lucha libre te ha dado algunas satisfacciones, supongo…

“Gracias a la lucha me pude pagar mis primeros años de prepa. Mientras seguía estudiando en la escuela del Diablo, a los 19 o 20 años, tuve que trabajar fuertemente. La verdad es que no fue tan fácil dedicarme a la lucha libre”.

Foto: Alex Ruiz.

 

— ¿Y qué es ahora de la vida de David?

“Como comenté, las lesiones no me han permitido dedicarme al cien por ciento a la lucha. Fue lo absorbente que es este deporte lo mismo que no me dejó terminar de estudiar. Luego de entrenar por mucho tiempo, entré a trabajar a varios restaurantes, empezando desde garrotero, hasta llegar a ser gerente, y ahora tener yo mi propio restaurante de sushi, un negocio familiar, y gracias a Dios ya tenemos cuatro años en esto, en un negocio que es de nosotros. Yo por eso recomiendo que los niños no dejen sus estudios; la vida está súper difícil, en verdad. Es todo lo que tengo que decir, muchas gracias a SÚPER LUCHAS, que recuerda y reconoce a sus lectores”, finalizó.

 

Posteriormente nos dimos a la tarea de visitar al luchador que salió agraciado con el Corvette de lujo: Vicente Carbajal Salas mejor conocido como El Indómito o Coco Amarillo.

Foto: José Miguel Alva Marquina.

 

— Y bueno, antes de preguntarle por el auto, queremos que los lectores de SÚPER LUCHAS conozcan un poco más al Indómito:

“Entrené por tres años lucha olímpica,  gracias a mi padre, que era luchador. Se llamaba Incognito, mismo nombre que tiempo después yo adopté en la Arena López Mateos. Luego, a los promotores les gustó más llamarme Indómito, por ser una persona que no se podía domar, más de acuerdo a mi carácter y personalidad, por eso me dieron ese mote”.

— Y ahora sí, cuéntenos cómo fue que se enteró que había ganado un auto de la rifa de SÚPER LUCHAS…

«A todos se nos notificó en una junta del Sindicato que habría una rifa de un auto. La verdad es que yo no le di mucha importancia, y el día que me llamaron del Sindicato –no recuerdo si fue El Fantasma o Mando Amezcua quien se comunicó conmigo—la verdad no le creí nada, hasta que por la tarde de ese día me llamó un ejecutivo de la revista, creo que fue el señor Leopoldo Meraz, o alguien que hablaba de parte de él, y bueno, ya para la entrega del auto, fue otro boleto, pues por fechas de un servidor y compromisos de la revista, la entrega tardó un poco. Yo tenía en 1992 ya 10 años de trayectoria, y mucho cartel; justo en ese momento traía rivalidad con el Perro Aguayo”.

— ¿Podría describirnos con más detalle como fue el asunto de la entrega del auto?

“Además de lo complicado de la agenda, recuerdo que fuimos primero a Guadalajara a entregar el auto de David. Fue a su papá el que lo recibió, y luego ya sin mucho alboroto, en la Chevrolet de Lomas Verdes, ¡me dieron mi Corvette!”.

— ¿Cuánto tiempo mantuvo en propiedad el auto?

“El carro lo tuve por espacio un año, año y medio, pero luego lo vendí, y gracias a eso pude iniciar mi negocio de camiones escolares. Yo no tenía la idea de venderlo, pero en ese entonces eran hasta 1.5 millones de tenencia, y la verdad era complicado tener ese auto y dejarlo en algunas arenas que no cuentan con estacionamiento, hasta que un día pasó un señor acá afuera de tu casa, y en ese entonces lo vendí en 160 mil nuevos pesos; eso en 1993”.

— ¿Y después de ser agraciado en la rifa, que siguió en la carrera del Indómito?

“Como algunos recordarán, al poco tiempo ingresé a AAA, y luché hasta 1994 como Indómito. Luego me invitó Toño Peña a formar el trío de Los Payasos, uno de los conceptos más exitosos de la Triple A. Fueron 175 victorias, hasta que perdimos contra Súper Muñeco, Hijo del Santo y Ángel Azteca. Pese a esa derrota, nos hemos mantenido como los mejores y los originales”.

— ¿Y qué pasa con la legión de payasos que actualmente vemos?

“Para todos es muy fácil hacerse llamarse payasos de muchos colores, colgarse de la fama y del concepto, pero nosotros somos los auténticos: Indómito, Cobarde y Engendro. Indómito tampoco ha terminado, hay gente que me sigue pidiendo como Indómito, sobre todo en el norte del país, y claro que me estoy preparando en el gimnasio para continuar con este personaje; yo lucho como la gente me pida, ya sea rudo o técnico”.

— ¿Cuáles han sido algunos de los logros más importantes en la carrera del Indómito?

“Entre las cabelleras que hay en mi vitrina están las de Centella Azul, Anubis, Barba Azul, Chamaco Ordoñez; además he viajado a Japón, a Estados Unidos, y he tenido a grandes enfrente, no achicándome, sino al contrario, dando grandes luchas contra leyendas como Mil Máscaras, Kokina, Big Van Vader, Fabuloso Blondie, Blue Blazer… Desde mi debut, que fue al lado de Falcón y Coloso Colosetti, he buscado dar el máximo de mí”.

— Supongo que han habido momentos no tan gratos en estos años de carrera…

“Sí, a veces uno batalla. Creo que fue un viernes 20 de enero, que debutó Konnan en Neza. Yo subí a luchar y mi papá falleció ese mismo día. Me despedí de él, que se encontraba enfermo. Me fui a trabajar y ya no lo encontré con vida. A veces tenemos que luchar contra la tristeza, por dar un excelente espectáculo a la gente”.

Foto: José Miguel Alva Marquina.

 

— ¿Y qué opina de los Psycho Circus?

 “Desde que salieron lo veo como a unos hijos de nosotros; hasta en la peluca son nuestros hijos: irreverentes y contestones los chamacos. Yo voy sobre la marcha y el camino viendo qué hacen. Recuerda que segunda partes nunca fueron buenas, me gustaría verlos contra gente los mejores de esa época y los destrozamos. Estuvimos en cinco Triplemanías y siempre en estrellas, y ellos apenas empiezan. Así que veremos si son dignos sucesores en verdad. Te recuerdo que independientemente del record, yo, como Coco Amarillo, gané la máscara de La Calaca en El Toreo de Cuatro Caminos, en una Triplemanía; en otra lucha le quitamos el Campeonato Nacional de Tercias a Los Dinamita”.

— ¿Y recuerda que también fue personaje de historietas en Sensacional de Luchas, en editorial EJEA, y hasta un romance con La Súper Nena tuvo?

“¡Ja, ja, ja! ¡Qué recuerdos! La verdad a mí me encantó mucho la idea. Luego me enfrentaron contra El Hombre Rata y contra La Súper Nena, o contra El Rayo, según recuerdo. Yo nunca recibí un peso por esas historietas, pero para mí fue un gusto y una forma de darnos difusión, pues entonces la lucha se manejaba de otra manera a como ocurre ahora. Para todos nosotros, esas revistas fueron de promoción; no exagero al decir que tuve una carrera prolífica y mucha proyección. Duró meses saliendo una nota de mí casi diario en el Ovaciones”.

— ¿Y ahora que sigue en su carrera?

“Primero, estar al pendiente de mis tesoros: mis dos niñas y mi joven, que quizás sea mi sucesor como Hijo del Indómito. Mi familia es mi mayor preocupación, y gracias a Dios trabajo no nos falta. Quiero agradecer a la gente de SÚPER LUCHAS por el apoyo que siguen dando a los Payasos Originales, y por recordar algo tan significativo como lo fue el álbum”, concluyó.

LA LUCHA SIGUE...
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