En 2001, Lorenzo y Frank Fertitta compraron la UFC por dos millones de dólares. Entonces, Shane McMahon estuvo interesado en adquirarla. Pero Vince McMahon no. Durante la serie documental enfocada en el ex mandamás de la WWE de Netflix, ‘Vince McMahon: El titán de la WWE‘, se trata esta cuestión. Curiosamente, cuando se ha estrenado, en 2024, desde 2023, las dos empresas están asociadas y forman TKO.
► Vince y Shane McMahon, enfrentados por la UFC
«En ese momento, la UFC tuvo algunos problemas financieros y vinieron a nosotros y dijeron, ‘¿Les gustaría comprar la UFC?’ Y yo dije, ‘Esto está genial. Papá, vamos a por esta.’ Sentía que realmente podíamos hacer crecer esa marca porque estaba hecha a medida para lo que hacemos. Tenemos un equipo de producción, un equipo de eventos en vivo, un equipo de merchandising. Lo teníamos todo listo. Para mí, era como enchufar y jugar», comenta Shane.
«Cuando se presentó la opción de comprar UFC, no me gustó ese modelo de negocio. Nuestro modelo de negocio es que creas personajes, como Disney o alguien más, y podemos usarlos para siempre, a diferencia de un boxeador o luchador de UFC. Una vez que eres derrotado, te lesionas o algo, tu carrera se acaba. Nosotros estamos en el mundo del espectáculo. Eso es un deporte», apunta Vince.
«Él lo pensó, lo dejó pasar, y esa fue la oportunidad», añade Shane. Cuando le preguntan si habría sido una buena inversión, Shane responde: «Con retrospectiva es fácil. Habría sido una excelente inversión.»
Los Fertitta terminaron vendiendo la compañía a WME–IMG (Endeavor) en 2016 por 4 mil millones de dólares. «Diez años después, UFC se vendió por mucho dinero. Shane, creo, quiere atribuirse el mérito de la idea de comprar UFC. Shane realmente pensaba que era el camino a seguir. Si piensas así, ‘Shane, pon tu dinero en ello.’ Lo cual no funcionaría, no hubiera funcionado, porque habría requerido una gran inversión y Shane solo tenía un poco, así que no era una buena inversión«, concluye Vince.