Vergil Ortiz derrotó a Samuel Vargas por nocaut técnico en el séptimo round.
Desde el segundo uno Ortiz marcó el paso de la contienda.
Vergil empezó a velocidad media, contestando golpe por golpe.
Vargas se veía cómodo, buscando el espacio correcto para castigar a Ortiz.
Poco a poco, Vergil lanzó más golpes y recibió menos respuesta de Vargas.
Además, apretó con las combinaciones y dejó a Vargas más de una vez sin aire.
Aún así, Vargas lanzaba algunos golpes con la intención de hacer más daño.
Pero cuando se le fue acabado el arsenal, comenzó con el movimiento de cintura.
Aunque sí se sacó varios golpes, la frecuencia de impactos de Ortiz superó la defensa de Vargas.
A partir del cuarto round fue más evidente la diferencia de poder entre uno y otro.
Ortiz le pegó a Vargas desde todos los ángulos que pudo, sin recibir a cambio.
Vargas no pegaba, tampoco se defendía.
En una ráfaga en el cuarto round el réferi bien pudo haber detenido el combate.
Mientras Vargas estaba contra las cuerdas sin oponer resistencia, Ortiz golpeó con todo.
Hubo un episodio extraño en que Ortiz brincó de un lado a otro, como sacándose golpes.
Pero sin recibir nada, porque Vargas no estaba lanzando nada.
Y con Vargas contra las cuerdas.
Pero ya en el séptimo se finiquitó lo que debía suceder.
Fue el réferi quien decidió que ya no iba más el combate.
Vargas no se quejó de la detención.
Vergil Ortiz derrotó a Vargas por nocaut técnico en el séptimo round.
Ya le falta poco a Ortiz para ir por los grandes nombres.
Pero con calma, porque le falta pulir algunos detalles.