En estos días de reposo
—porque hay asueto, señores—,
les presento con gran gozo
calaveras de luchadores.
Hay luchadores famosos,
flacos, gordos y hasta tuertos.
Serios, tristes o chismosos,
¡tengan feliz día de muertos!
OCTAGÓN
Octagón no se encontraba
ni en sus cuatro ni en sus cinco.
Era el ídolo del brinco,
pero lo que más le gustaba
era el chupe con ahínco.
“Ya se me había olvidado
que se inventó un nuevo hijo.
¡A este le dará cobijo!”,
decía la muerte en un lado
donde no voy sin crucifijo.
Nadie se esperaba esto,
¡que era el año de Octagón!
Pero era un año funesto,
año de irse al panteón.
La calaca ya amarrado
de su cintilla lo tiene.
Mientras a su hijo amado,
con cuentos se lo entretiene.
CANEK
Siguió rondando la muerte.
Buscaba a un luchador bueno
con un carácter ameno,
que tuviera buena suerte
y con la fuerza de un trueno.
A Canek se fue a topar,
y muy nerviosa se puso,
su cara se descompuso,
casi quería llorar,
¡qué músculos del intruso!
El príncipe maya triunfó,
y a sus rivales advierte,
ya nadie guerra le dio,
¡Ni con él pudo la muerte!
PSYCHO CLOWN
Muchos fans ya presumían
Conocer a un gran payaso,
que no vislumbra el fracaso.
No de los que se aparecían,
sino un luchadorazo.
El Psycho Clown lo llamaban,
la calaca le echó el ojo,
“¡Ahorita me lo recojo!”,
Y aunque varios lo aclamaban,
pronto sería un despojo.
La huesuda lo noqueó
con un martillo gigante,
y de gala lo vistió
para enterrarlo elegante
PAGANO
Y hablando de payasitos,
para seguir con la fiesta
(¡y vaya reunión funesta!),
Pagano fue el más gallito
para integrarse a la orquesta.
Pagano no se negó,
pues le gustaba lo extremo,
“¡Con el fuego yo te quemo!”
Pero el muy güey se fregó…
¡Lo mataron por blasfemo!
Le repintaron la cara,
le pusieron trajecito,
y la muerte enamorada,
hasta le hablaba quedito.
DR. WAGNER JR.
Wagner buscó a la flacucha
Para llegar a un acuerdo:
“¡Hasta en La Isla pierdo!
¡Te reto por mi capucha!
¡O me ganas o te muerdo!”
“¡Bien, bien, bien, bien, bien!
¡Ya nos vamos fuimos dando!
¡Vamos a empezar luchando!
¡Para saber quién es quién!
¡Sí te ando yo masacrando!”
Ya se nos murió el doctor,
en un panteón muy lujoso.
Con la muerte no hay dolor,
sólo se siente fogoso.
CAIFÁN
A la muerte encomendaron
para lucha independiente:
“Es muy bueno y buena gente”.
Así al Caífán adularon.
“¡Ese bato es bien valiente!”
Lo buscó por Monterrey,
luego se fue por Tijuana,
por poco hasta la Toscana;
“¿Dónde se metió este güey?
¡O llega o voy por su hermana!”
El Caifán está luchando,
ya en la Arena Celestial.
La muerte lo está aclamando,
y hasta le pintó un mural.
CARÍSTICO
La calaca confundida,
por poco y quería llorar.
A Carístico quería,
más no lo pudo encontrar.
Preguntó desesperada
a todo el que iba pasando.
Pero no se lo esperaba
que su nombre iba cambiando.
Ya no supo a quién buscaba
ni cómo se llamaría.
Carístico se salvaba,
y nadie se lo decía.
El “Astro Boy” se llamaba,
Luego “Místico”, juraba.
En el gabacho, “Sin Cara”,
“Mýzteziz” con los Roldán,
“Carístico” al que malquerrán,
¡cualquiera que se agenciara!
CIBERNÉTICO
El Ciber corría y corría
como si fuera un demente.
La calaca, cruel ferviente,
por atrás lo perseguía.
¡Me lo dijo buena fuente!
¡Ay, qué miedo, vaya espanto!
Pues su vida estaba en juego.
“Si te atrapo, te restriego”,
dijo la muerte en un canto,
“todo este palo de ciego”.
No lo podía alcanzar,
la muerte, para el apaño,
más se lo pudo llevar
cuando se detuvo al baño.
AVERNO
Este cuate no temía,
pues ya vivía en el infierno.
Estoy hablando de Averno,
que a la muerte no quería
más que mandarla al cuerno.
Se enfrentaron hueso a cara;
todo un duelo de poder.
“¡Te tocará perder!”,
y aunque el Averno rabiara,
la calaca fue a vencer.
Averno aún no lo entiende:
¿Qué pasó, por qué perdió?
Mientras, se burla la muerte,
y al panteón se lo llevó.
FUERZA GUERRERA
Rondando por La Merced,
con todos sus camaradas,
ya va a bailar las calmadas,
ya va a saltar sin red.
el mosco de alas atadas.
Fuerza Guerrera ya siente,
siente la muerte rondando,
aunque se pase luchando,
en el panteón de enfrente,
hay una pala esperando.
Fuerza Guerrera no acepta,
pero vivo ya no está.
Y a la calaca la reta,
más revancha nunca habrá.
DAGA
Fue el merito ganador,
allá en Héroes Inmortales.
Con sus castigos geniales,
al australiano agresor,
dejó para los tamales.
Pero Daga no contaba
que la calaca banal,
apoyando a su rival,
en primera fila estaba,
bailando, como en congal.
La calaca se enfadó
por la victoria de Daga,
y al panteón se lo llevó,
aunque berrinches él haga.
RUSH
De un carácter prepotente,
Rush intimidaba a varios
—a todos sus adversarios—,
y los vencía, valiente,
como si fueran canarios.
“Eres un rudo canijo,
o hermano del presidente”,
dijo la muerte ardiente,
“¡Me vale, yo a ti te elijo,
pa’ que te mueras, vente!”.
La calaca no dudó,
de sádica se pasaba,
y al Rush, pos ya se llevó,
al panteón, nueva morada.
KONNAN
El cubano estaba viendo
unos videos de antaño,
con lágrimas en un paño,
y muy seguro creyendo
que había llegado su año.
“¡Yo ya fui ídolo, güey!
¡Ya fui un éxito sinfín!
¡Desde China hasta Berlín!
¡Quiero luchar con mi ley,
con Eddie, con Love Machine!”
La muerte nunca llegó,
porque viajó a Monterrey.
De Konnan se equivocó,
y se llevó al otro güey.
KONAN BIG
El bato se hizo famoso
allá arriba, por el norte.
Y no es que tuviera porte,
sino que hacia cada oso
para burla del deporte.
La muerte era vivilla,
no le importaba su estilo:
“¡Mientras sirva, lo vacilo!”
¡Es un imán de taquilla,
yo ya después lo jubilo!”
Pa’ no hacer el cuento largo,
a Konan Big se llevó.
Hoy lo tiene en un letargo,
de la afición lo libró.
Textos de Migrejok / Adaptación: Ernesto Ocampo
