Debido a la publicación de Steve Morgan, varias personas nos preguntaron por otro Campeón Nacional de Peso Completo que aparece en la historia de dicho cinturón y que no es tan conocido. Nos referimos a Joaquín Murrieta, que nació con el nombre de Miguel Esquivel, y que usó el nombre de Murrieta en honor al Robin Hood de El Dorado.
Gracias al apoyo de nuestro amigo e historiador Teddy Centinela hemos podido rescatar éste capítulo de la historia de la lucha libre mexicana, cuando el gran Firpo Segura, de 47 años para ese fecha, enfrentó a Murrieta en el festejo del primer aniversario de la ahora ya extinta Arena Isabel de Cuernavaca, Morelos, un día como hoy, pero de 1954.
►Firpo Segura pierde el Campeonato Nacional por última vez
A continuación está pieza de historia con la voz de nuestra apreciada Valerie Richter:
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Es 12 de agosto, y es justo recordar que un día como hoy, pero de 1954 el Campeonato Nacional de Peso Completo cambió de manos.
Durante buena parte de la década de los cuarentas del siglo pasado, Firpo Segura se había consolidado como el máximo ídolo de la lucha libre mexicana, y conseguido varias veces el título del mejor peso completo del país, luchando contra Charro Aguayo, Steve Morgan, Doc “El Barbón” Macías y Ray Duran.
Ya en la década de los cincuentas, Firpo se había hecho del cinto por cuarta vez, venciendo a Daniel Adana en 1952. Y otra vez, el gran Firpo se hizo el monarca itinerante defendiendo el cinto en diversas plazas, ya en 1954 en Puebla lo defendió ante el Gorila Macías.
En ese año, la Arena Isabel de Cuernavaca, cumplía su primer año de labores, así que qué mejor forma de celebrarlo que con una lucha del gran ídolo nacional, Firpo Segura, defendiendo su Campeonato. Buscaron al retador ideal, consiguiéndolo en el gladiador Miguel Esquivel, que era conocido como aquel badolero justiciero sonorense, Joaquín Murrieta, El Patrio.
Esquivel, ya como Murrieta, se había hecho de un nombre tanto en México como en California, donde también trabajó con su nombre de pila y el de Joaquín Pico. Ya había enfrentado a rivales como Gus Wisbar o Dory Funk (Sí, el papá de Terry Funk), y era un digno contendiente para el título de peso máximo.
Aquella noche de aniversario en la Isabel, las acciones comenzaron con Ruddy Tinoco venciendo a Galindo II; en la segunda, Joe Silva le ganó a Mario Texas; en el evento especial Chamaco Castro le puso las espaldas planas a Hiena Roja; en la semifinal, el niño de cemento, Pepe Mendieta venció a Dick Medrano.
Llegaba el turno de la lucha titular, Murrieta lucia unas patillas que hacían memoria clara a los héroes independistas, rufián, sí, pero sabio. Firpo era ese gladiador que con sólo alzar la mano la gente lo vitoreaba. Su sonrisa era la sonrisa del pueblo, la que unos años después se dibujaba en el Ratón Macías y mucho tiempo más adelante en el Perro Aguayo, grandeza y humildad en una sola expresión.
Murrieta hizo todo, sudó, se esforzó, y ganó. Firpo, con todo su pundonor, con toda su reciedumbre, con toda su experiencia, con todo el poder de esa derecha mortal, no pudo defender el título.
Pocas luchas más tuvo Firpo, quizá aquella noche, al sentirse tan superado supo que era el fin. Murrieta tuvo un año de brillantez con cinturón. Sin embargo, seguramente por cuestión de ingresos, prefirió seguir luchando en Estados Unidos que en México, haciendo que el título quedara vacante en 1956.
Después de una eliminatoria, el Medico Asesino ganó el título el 7 de septiembre de 1956, ante José Lothario en las celebraciones previas al 23 Aniversario de la Empresa Mexicana de Lucha Libre.
