Scott Hall en WCW, Razor Ramon en la WWE, tuvo una relación polémica con Bret Hart. Sin ir más lejos, hace unos días hablábamos de cómo Hulk Hogan (y sus amigos) saboteó al oriundo de Canadá. Hoy, conocemos el día que «The Bad Guy» dejó de sentir lo que sentía por «The Hitman».
► El santuario de Bret Hart a sí mismo
Para ello recuperamos una entrevista que Hall, fallecido en 2022, hizo en In Your Head Radio, en la que revela la vez que visitó la casa de Hart y descubrió el santuario que tenía de sí mismo.
“Cuando llegamos a WCW, algunas de las figuras de acción eran, como… horribles. La gente decía, ‘¡Wow, tus figuras apestan!’ Y yo decía, ‘Sí, mi muñeco número 15 apestaba…’ (Ríe). Tengo como 50 figuras de Scott Hall. ¿Sabes lo genial que es eso? ¿Alguna vez las coleccioné? No. Nunca lo hice, hermano. Y ese es mi problema. Cuando trabajas para Vince, y estás 300 días al año en la carretera, no tienes tiempo para esas mier**.
“Recuerdo que a veces estábamos en Europa y lugares así, y la gente te traía un retrato. Pintaban a mano un retrato tuyo y te lo entregaban en el hotel. Y tú lo recibías diciendo: ‘Muchas gracias…’. Lo llevabas a la habitación, y lo dejabas ahí. Porque no querías herir sus sentimientos, pero no podía cargar con eso durante otros 10 o 12 días de gira.

“Ahora, mirando atrás, si hubiera sido más maduro, lo habría enviado a casa y lo tendría en mi gimnasio y todo eso. Nunca guardé portadas de revistas ni nada de ese tipo de cosas. Porque cuando estás allá afuera, girando, dominando el mundo, no te importa. Ahora, en el ocaso de mi carrera, mis hijos ya son grandes — la gente me dice: ‘Tú eras ese luchador, ¿verdad?’ Y yo digo, ‘Sí’. Y quisiera decir, ‘Ven a mi gimnasio… déjame mostrarte todo mi material. Alguna vez fui importante…’. Pero nunca guardé nada de eso. Mi mamá sí. Mi mamá tiene cada muñeco de Scott Hall, cada portada de revista, todo. Lo tiene todo guardado en su ático.
“Nunca olvidaré una vez que luchábamos en Calgary. Y Bret invitó a todos a su casa — lo cual es muy amable de su parte, porque muchos tipos no quieren a un montón de luchadores rondando con su familia. [Dicen cosas como:] ‘No, aquí trazamos la línea… no quiero a un montón de luchadores dando vueltas por mi casa…’. Pero Bret nos invitó a todos. Y debo admitirlo, amo a Bret, pero cuando salí de su casa, ya no sentía lo mismo por él. Soy un tipo diferente a Bret, no digo que sea mejor, ni peor, pero la casa de Bret era un santuario del Hitman. No había una sola habitación sin una foto suya en su atuendo de lucha. En ese entonces estaba casado con la madre de sus hijos. Encima de su cama tenía un retrato de él con una chamarra estilo ‘Sargento Pepper’. Rosa, con flecos. No digo que no fuera genial. Solo digo: ‘Bro, ¿encima de tu CAMA? ¿Me estás tomando el pelo?’.

«Yo crecí perdiendo combates, ¿sabes? Pesaba 290 libras, lleno de esteroides… Estaba allá en Kansas City, perdiendo ante tipos de 60 años sin dientes. Esto era cuando aún no era ‘entretenimiento deportivo’ – era Lucha Libre. Todavía lo vendíamos como si fuera ‘real’. Iba a bares y la gente me decía: ‘Espera un minuto… tú haces eso de la lucha, ¿no? — Eso es FALSO’. Y yo decía: ‘No, no lo es. ¿Quieres intentarlo conmigo?’. Decían: ‘Hombre, vi que ese tipo te venció…’. Y yo respondía: ‘Sí, me venció — y yo te voy a reventar — así que imagina lo que ÉL te haría a ti…’.
“Crecí sabiendo que este negocio es entretenimiento. Sé que es un espectáculo. No digo que no seamos buenos atletas o que no nos lastimemos. Solo digo que es un show. Y nunca fui — lo llamamos ‘marks’ — nunca fui un ‘mark’ de mí mismo. Tengo fotos de diferentes personas que conocí en la carretera. Tengo fotos de The Kliq. Fotos de mis amigos en distintas partes del mundo y cosas así. La lucha libre es lo que hago – no es quien soy. Es mi ocupación. Es mi amor. Es mi pasión. He sido bendecido por poder hacerlo, pero no define quién soy.»
