Saúl “Canelo” Álvarez vs Julio César Chávez Jr: El encuentro por la legitimidad [Video del combate]

La noche del sábado 6 de mayo de 2017 la T-Mobile Arena fue el escenario para una pelea diferida casi por diez años, una rivalidad que comenzó cuando uno de los contendientes, el más joven, pidió una oportunidad al nacido en cuna de oro y éste dijo ni siquiera conocerlo.

Santos Saúl Álvarez Barragán es un joven que ha cargado con el estigma de ser un producto de la mercadotecnia de Televisa, su récord de 42 peleas ganadas con tan sólo un empate, se vio cuestionado cuando en 2013 tuvo su única derrota hasta el momento contra Floyd Mayweather.

Su fama ciertamente inflamada por la televisora se puso a prueba. Más tarde vino el rompimiento y la pelea del 12 de julio de 2014 ya no fue transmitida por Televisa. En declaraciones al diario Récord, José “Chepo” Reynosa, entrenador del “Canelo”, aclaró que el quebrantamiento se debió a la nota que la revista TV y Novelas, propiedad de Editorial Televisa, publicó asegurando que Álvarez era el responsable del fallecimiento de Javier “Chatito” Jáuregui cuando fue su sparring.

La fractura del “Canelo” con Televisa fue algo que permitió ver al boxeador como un deportista con mérito propio y no como una estrella de la pantalla chica. Desde entonces ha vencido a Erislandy Lara, James Kirkland, Miguel Cotto, Amir Khan y Liam Smith, ganando cada vez más credibilidad y respeto ante la afición.

En la esquina opuesta encontramos al combatiente que lleva la pesada carga de nombres y apellido de su padre: Julio César Chávez Carrasco, más conocido como Julio César Chávez Junior, “El hijo de la leyenda”. El epíteto le ha venido mal al joven desde su entrada al boxeo, puesto que la comparación con el mejor púgil en la historia del boxeo mexicano es inevitable.

Las altas expectativas sobre “el junior” son un lastre que no ha podido dejar de arrastrar a lo largo de su carrera. Los aciertos, pero sobre todo las fallas de Chávez Carrasco han sido minuciosamente escrutadas y puestas siempre en el contexto de la exitosa carrera de su padre.

Luego de dos derrotas en su historial, y dos suspensiones (una al dar positivo por uso de furosemida para alcanzar el peso ante Troy Rowlands en 2009 y la otra en 2012 cuando dio positivo por el uso de marihuana en la pelea que perdió el Cinturón Peso Mediano del Consejo Mundial de Boxeo contra Sergio “Maravilla” Martínez), una victoria ante “Canelo” Álvarez hubiera sido una suerte de redención.

Por lo antes señalado, el encuentro Álvarez – Chávez, estaba motivado por mucho más que la cuantiosa bolsa en dólares conseguida por sus promotores. Más allá de la fama en turno otorgada a los combatientes por Televisa y TV azteca según su conveniencia, ésta fue una pelea por justificar el prestigio conseguido, por legitimar su posición como uno de los mejores boxeadores mexicanos en la actualidad. La oportunidad de conseguirlo sucedió y sólo uno de ellos salió airoso de ella.

El round de estudio dejó al descubierto la estrategia de los contendientes. Chávez con un boxeo elegante, marcando con la izquierda recta, buscando espacios, diseccionando al contrincante, al final nos recuerda que en el boxeo no se trata sólo de técnica, menos aún de estilo, la estética es un extra en este deporte, al junior le faltó coraje, decisión«Canelo» fue al frente desde el inicio, su ataque fue constante, midiendo hasta dónde le sería posible traspasar la defensa y conectar. El segundo asalto confirmó las sospechas del jalisciense sobre su oponente y descubrió que no habría oposición a sus embates.

En el tercer round comenzó a mancharse el rostro de Chávez por la nariz y la boca, «Canelo» fue contundente. Por un momento preocupó que las laceraciones pusieran en riesgo la continuidad de la pelea, pero, aunque Julio siguió sin ofrecer oposición en el cuarto round, Álvarez se contentó con hacer su pelea sin buscar el nocaut.

Chávez cedió todas las oportunidades a «Canelo». En el quinto estalló la derecha recta de Saúl sobre el rostro del junior. Luego la combinación arriba y abajo. En el sexto, Canelo permitió las combinaciones de Chávez, pero no hubo potencia ni velocidad en los golpes de Julio, podíamos adivinar cernirse sobre él el fantasma de lo sucedido con “Maravilla” Martínez.

El séptimo asalto hizo notar la condición física. «Canelo», se dio el lujo de recibir porque no había peligro en los embates del junior. Julio regresó a su posición automática: encorvado, a la corta distancia. «Canelo» salía de las cuerdas tirando combinaciones, demostrando que tiene recursos, que es más boxeador que Chávez.
«Canelo» disfrutó la contienda, estaba cómodo, jugó con movimientos de cintura, avanzó equilibrado y conectando con energía, sin querer acabar todavía, habiendo ganado confianza a lo largo de ocho rounds.

En el noveno Álvarez se mostró versátil, con potencia. En Julio se notó el miedo. No se trata de temor al dolor, a los golpes, a las heridas. Es casi seguro que se trata del temor a fracasar, a no poder, a no estar a la altura, al ridículo. «Canelo» demostró que sabe de pasos laterales e intercambio de golpes, puso toda su inteligencia en el décimo asalto. El ojo izquierdo del junior quedó manchado del mismo maquillaje que comenzó en el tercero, lo mismo que su honor. «Canelo» estuvo entero, Julio no le ha hizo nada, no marcó una combinación, un golpe de peligro.

La defensa de Chávez fue levantada por los golpes de uppercut de «Canelo». El round once sólo fue una repetición, el público lo supo y exigió, y por qué no, esto también es un espectáculo. El episodio doce, constató que «Canelo» fue el dueño de la pelea, es notoria su disciplina. No hay lugar para especulaciones, fue dominante, seguro, con un boxeo limpio. A Chávez Carrasco le hace falta hambre, fisiológica y psicológica. El deseo de salir de la pobreza. El hambre de reconocimiento.

No hubo Campeonato de por medio y desde antes del encuentro Saúl Álvarez rechazó el Cinturón Huichol que el CMB ofrecía para el ganador, pero ganó y aceptó lo que Chávez Carrasco dejó ir: legitimidad.

Te dejamos la pelea en su totalidad para que saques tus propias conclusiones.

LA LUCHA SIGUE...
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