Réquiem por El Exorcista: Nacido como Víctor Manuel Paul Navarrete en 1950, descubrió en la lucha libre no sólo una forma de vivir, sino una pasión.
De una mentalidad bastante peculiar, El Exorcista debutó en la lucha libre después de haber aprendido los gajes del oficio del legendario Zepelín Ahumada (maestro de otras figuras del puerto veracruzano como la Jarochita Rivero o el mítico réferi Gran Davis), debutando como Grand Victory al rededor de su estado, sin embargo la vida le deparó una sorpresa.
►Réquiem por El Exorcista.
Benjamín Mora Jr. tuvo un problema en la estelar de la Arena Veracruz, y en su lucha estelar tenía un hueco, pues el luchador que haría pareja con Sunny War Cloud no llegaría a la función, en la que enfrentarían a El Signo y Rayo de Jalisco. Por lo cual convocó a Víctor para meterlo de emergente en la estelar. Ambos decidieron que el nombre con el que lo presentarían sería el de la famosa película setentera: El Exorcista. Con cosas prestadas cumplió aquel compromiso, y debió causar una buena impresión, pues comenzó a hacer su carrera como estelarista en el puerto.
Se volvió en un verdadero rudo a vencer, consiguiendo máscaras como la de Fantasma Negro, El Cachorro de Córdoba y Mr. Randal, además de las cabelleras del Apolo Acosta y Maravilla Pérez, aunado a que fue Campeón de Peso Semicompleto del Estado de Veracruz. Para 1983, César Valentino le propuso migrar a la capital para incorporarse al elenco de los Súper Libres. Para esto, él ya había reclutado a una joven promesa xalapeña llamada El Condenado, al que le cedió el nombre y lo presentó como El Exorcista II.
►El Exorcista en el Pavillón
Ambos debutaron literalmente por la puerta grande, pues fueron programados en la mítica Función de Tercera Dimensión en el Estadio Azteca, en el torneo de parejas disputándose las máscaras. Los Exorcistas defendieron su incógnita desde muy pronto, viendo como los Halcones Dorados y Zar de la Muerte y Puma se disputaban las máscaras, cayendo estos últimos.
El Exorcista II, pronto regresó a su estado natal, perdiendo la incógnita tanto del Exorcista como la de El Condenado. Mientras que el original Exorcista continuó luchando en los turnos estelares del Pavillón Azteca hasta que tuvo una diferencia tanto de fechas como de dinero con Moises Zárate y Halcón Dorado II, el primero el representante de Televisa al frente del Pavillón, y el segundo el matchmaker de la empresa.
En más de una ocasión, El Exorcista, acusó a estos últimos de «picar su sobre», es decir, quitarle dinero suyo para beneficio de ellos, y disminuirles viáticos, además de cambiar vuelos a viajes muy cansados en autobuses. No fue el único en manifestar esto, lo cual fue parte del fin de esa empresa.
El Exorcista siguió luchando de manera independiente, teniendo su principal base en el Bajio de la República. De acuerdo a él mismo, la Empresa Mexicana de Lucha Libre lo mandó buscar a través de luchadores como Americo Rocca para que se incorporará a sus filas, pero con el mal sabor de boca obtenido en el Pavillón, prefirió no aceptar la oportunidad.
En la primera mitad de los ochentas debió de haber dado la mejor lucha de su vida, pues le ganó a Tinieblas el Campeonato de Peso Completo Junior de las Américas (título que el Gigante Sabio consiguió en Guatemala), el cual sólo duró un mes en la cintura del veracruzano.
Nunca tuvo una despedida formal, pero siempre fue bien recordado por sus compañeros y toda la afición que lo vio gladiar. Hace ya una década lo volvimos a ver de manera intensa en la campaña de presentación a dos continuadores de su legado, su ahijado y su nieto que debutaron con los nombres de El Hijo del Exorcista y Exorcista Jr. Ambos noveles participaron en la primera edición de Quien Pinta Para La Corona, que AAA organizó en 2011, avanzando en la ronda local, pero sin éxito en la general.
El pasado 13 de julio, a los 70 años de edad, falleció Víctor Manuel Paul Navarrete. Como diría el vate de Ubeda, mal y tarde, este pequeño, pero sentido tributo a su carrera.
