Recordando a Bobby Heenan, el mejor mánager de la historia (I)

Si hablamos de las más grandes personalidades de la historia de la lucha libre no podemos dejar de mencionar a leyendas como Hulk Hogan, Ric Flair, Randy Savage, André el Gigante, Shawn Michaels, Undertaker, The Rock, Bret Hart o Stone Cold Steve Austin, y dentro de ese listado de élite, a nadie le cabe la menor duda, deberíamos incluir a una de las más brillantes mentes que alguna vez subió a un encordado. Debemos hablar del mejor mánager de todos los tiempos, Bobby «The Brain» Heenan.

Nacido como Raymond Louis Heenan en 1944, Raymond creció con una dura infancia. Su padre lo abandonó antes de cumplir el año, por lo que su madre debió criarlo por su cuenta, aún teniendo que trabajar cantidades desorbitantes de horas para mantenerlo. A pesar de ello, él afirmó que ella siempre fue una figura materna ejemplar y que fue la razón por la que él desarrollaría la cómica actitud que más tarde lo consagraría.

Chair Shots and Other Obstacles: Winning Life’s Wrestling Matches, una de las autobiografías de Bobby Heenan.

Heenan relató en su autobiografía de 2004, Chair Shots and Other Obstacles, que siendo no más que un niño conoció a un individuo llamado Zack Melkof, un policía en el día y luchador por las noches. Melkof terminaría por entablar una relación amistosa con el pequeño y varios de los niños del vecindario, invitándolos a sus actuaciones cuando se le presentaba la oportunidad de subirse a los rings. Fue así, explicó nuestro protagonista, como conoció a su primer amor: la lucha libre profesional.

Después de vivir en primer persona dichas experiencias, el joven Heenan se pasearía junto a sus amigos pretendiendo ser todo un luchador, sorprendido por el poder de control de los gladiadores sobre el público. Se imaginarán entonces el balde de agua fría que supuso el hecho de que la promoción local cerrara sus puertas al poco tiempo. Pero esa sensación no duraría mucho, puesto que tiempo después, en 1959, aparecería en televisión un programa mucho más producido y popular, la World Wide Wrestling Federation.

La WWWF (entonces manejada por Vince McMahon Sr.) no sólo era más producción, sino que presentaba personajes mucho más coloridos y atrapantes de los que alguna vez hubiera visto. Heenan sería cautivado por personalidades como Buddy Rogers, Johnny Valentine, los hermanos Graham o «Bearcat» Wright, ya sabiendo que su sueño era algún día llegar a esas instancias.

Buddy Rogers, el flamante Campeón WWWF e inspiración del joven Raymond.

Pero los problemas familiares seguían. Su madre perdió el empleo, ocasionando graves problemas financieros, a la vez que su tía fue detectada de cáncer, por lo que debieron responsabilizarse de su cuidado. Estos percances perjudicarían a sus estudios, repitiendo el octavo grado hasta en tres ocasiones. Finalmente, su tía perdería la batalla contra la horrenda enfermedad.

Después de hacerse amigo de un DJ local llamado Tom Mathis, Heenan logró conseguir la oportunidad de subirse finalmente a un encordado. Se consiguió una máscara, se puso las botas y se autonombró The Avenger, ya preparado para comenzar una exitosa carrera en la industria luchística. Pero gracias a sus contactos, incursionaría por un breve periodo en el negocio de la representación de artistas musicales, sin mucho éxito.

Se convertiría en el hombre de la casa cuando su madre dejó de trabajar por problemas físicos. Para mantener a su familia, Ray tendría tres, a veces hasta cuatro empleos al mismo tiempo. Para ello, por supuesto, debió dejar los estudios… no pasó del octavo grado. Sin embargo, la suerte le volvería a tocar la puerta.

Mientras trabajaba como acomodador en el Indianapolis Coliseum se topó con el promotor de lucha Bulk Estes, quien no tardaría en contratarlo como secretario personal. Se adentró en el negocio de una vez por todas a temprana edad, ejerciendo además como ayudante de los gladiadores locales, cargando sus pertenencias y vendiendo mercancía en algunos shows de su Chicago natal.

Bobby Heenan en sus orígenes como luchador profesional.

A pesar del trabajo duro, Estes le daba la oportunidad de ser un regular en los encordados. Heenan mencionaría en su autobiografía que debía vender refrescos, correr tras bambalinas para cambiarse, salir a luchar o bien hacer de mánager, para luego volver a cambiarse y seguir vendiendo refrescos.

Fue después de conocer a Ray Stevens y Dick the Bruiser, no obstante, que se dedicó de lleno a la acción sobre el cuadrilátero y de manera más profesional. Pero al encontrarse abruptamente con talentos de mayor nivel, cayó en cuenta de su falta de entrenamiento. Su primer combate «serio» fue en parejas frente a Stevens y otro compañero, vistiendo él una máscara. Se suponía que al final del encuentro le sería arrebatada, pero, víctima de su propia ignorancia, se ató la misma hasta la espalda. Stevens no la tuvo fácil a la hora de quitársela, pero en cuanto pudo, Heenan supo cuán doloroso podía llegar a ser el negocio.

Con Blackjack Lanza. Heenan cambió las reglas del juego para los mánagers, empezando a involucrarse más en la acción.

En su primer enfrentamiento individual, ante Calvin «Prince» Pullins, supo lo difícil que era mostrarse a un alto rendimiento, quedándose falto de aire a los pocos minutos y pudiendo finalizarlo a duras penas. Fue entonces cuando tomó otra dirección, la mejor que pudo haber tomado: la de mánager.

Pronto empezó a destacar, pues no era el típico mánager cuya única función era pararse a un costado observando a su representado. Básicamente, cambió las reglas del juego; reaccionando ante lo que veía y mostrándose más participativo en la acción. Se convertiría en uno de los primeros de su tipo en involucrarse físicamente y ser una parte fundamental de las rivalidades.


«Cuando empecé como mánager en 1965, los mánagers o bien eran jóvenes demasiado flacos que no podían luchar o recién empezaban. Querían a alguien que hablara por el talento que no podía hablar, o estar ahí para que al final del combate fuese castigado o salvara a su representado. O podía ser alguien demasiado viejo para seguir luchando. Entonces decidí ser mánager como un luchador y luchar como un mánager.»


Con su carisma, la capacidad de realizar grandísimas promos y su renovador estilo, pasaría a ser visto como una de las principales atracciones del territorio de Indiana. Allí, además de luchar ocasionalmente, acompañaría a talentos como Blackjack Lanza -«con quien más conecté»-, Angelo Poffo (padre de Randy Savage) o los Assasins. Luchaba ocasionalmente, decíamos, pero cuando lo hacía, valía la pena verlo. No porque fuese el más técnico ni el más duro. Es decir, ¿¡quién lucha con un oso!? Por favor, Daniel Bryan, ¡Bobby Heenan sí lo hizo!

No, no estoy bromeando. Y tampoco, no era un oso ficticio. La leyenda cuenta que en tiempo de los territorios, las luchas contra osos no eran tan extrañas. Resulta que los mamíferos son luchadores naturales, y Heenan contó en su momento que éste era de hecho muy bueno. No sólo llevaba a cabo movimientos propios de luchadores (humanos), sino que también vendía el repertorio recibido. Para colmo, era muy común entre colegas colocar miel entre los shorts de sus compañeros, para que así el animal lamiera el trasero de su oponente. Heenan lo vivió en carne propia, pero ese tipo de cosas no eran un problema para él, pues eso era, un hijo de la comedia.

Heenan vs. El Oso, cartel promocional de lucha libre en Indiana.

La carrera de Raymond cambiaría drásticamente cuando, presa de la disconformidad por las limitaciones que suponía el territorio de Indiana y la sensación de que no recibía el trato justo desde el punto de vista económico, trasladó sus servicios a la American Wrestling Association de Verne Gagne en 1969. Fue entonces cuando se reunió con su viejo colega Ray Stevens, responsable de sugerirle el apodo «The Brain» (El cerebro), ya que «Pretty Boy», su anterior alias, era propiedad de Larry «The Ax» Henning. Ya no conservaba la amistad con su otro pupilo, Dick the Bruiser, con quien cortó lazos cuando éste «quiso el 70% del dinero que yo había ganado dado que había empezado con él», contó.

En su arribo manejó a Dr. X y luego reanudó su alianza con Mulligan, pero alcanzaría la máxima notoriedad al asociarse con su leal amigo Stevens y, principalmente, con el caballeroso Nick Bockwinkel. Trabajar de cerca con Bobby aseguraba, o al menos en la mayoría de los casos, entablar una relación personal con él. Bockwinkel no fue la excepción. A pesar de ser polos opuestos, uno un caballero y el otro un pícaro, se convertirían en mejores amigos y recorrerían el mundo a la par. Cuántas bromas habrán presenciado, siendo las mismas uno de los fuertes de The Brain.


«El timing (lo convirtió en un gran mánager). Podía recibir 25 golpes por noche, así que quizá recibía 20 pero en el momento correcto. Cuando empecé a ser mánager tenía una filosofía: ‘voy a actuar de mánager como luchador y voy a luchar como mánager’. Cuando mi hombre está recibiendo una paliza brutal o está haciendo algo, no voy a estar gritando debajo del ring y distrayendo a los espectadores. Si mi hombre está recibiendo una paliza, entonces sí reacciono. Cuando subía al ring, era un cobarde. Así es como funcionaba.»


Con ganas de cambiar los aires y en parte como un favor a Blackjack Mulligan, Heenan pasó a probar suerte en la Nation Wrestling Alliance (NWA). Gagne explicaría su ausencia argumentando una inexistente suspensión. Pero nuestro protagonista no tardaría en volver a saltar de barco, tras varios problemas detrás de bambalinas con Ole Anderson, además de no estar de acuerdo con la política de la promoción/franquicia. Pero se ganaría la amistad de Geordie Sole, uno de los pocos gladiadores de color de la época.

Regresó a la AWA a mediados de 1979, reuniéndose con Bockwinkel y hasta volviendo a actuar entre las doce cuerdas. Sus Weasel Suits matches de 1980 son considerados legendarios. Por esa época también ayudaría a consolidar a un talento emergente llamado Terry Bollea, más adelante conocido como Hulk Hogan, aunque con los años declararía no tener la mejor de las opiniones sobre el Hulkster, sentenciando que éste lo traicionó en ciertos negocios personales.

Bobby Heenan ataca por la espalda a Greg Gagne en un Weasel Suit match de 1980.

Una oferta de la WWF apareció recién en 1984. Para entonces, Heenan ya había intentando ingresar a la WWWF de McMahon Sr. en varias oportunidades. Pero no fue hasta que su hijo Vincent Kennedy McMahon compró la compañía que The Brain se topó con esta gran oportunidad de trabajo. Eran tiempos en los que Verne Gagne empezaba a tener conflictos con su talento por problemas con la paga y el rumbo creativo, lo cual produjo la salida de muchos de ellos, incluido Bobby.

Estén atentos a la segunda parte de este Súper homenaje al mejor mánager de la historia, Bobby «The Brain» Heenan.

Para este escrito se utilizaron citas, información y extractos de: Bleacher Report, Solie.org, Wrestle Perspective y YouTube.

LA LUCHA SIGUE...
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14 comentarios en «Recordando a Bobby Heenan, el mejor mánager de la historia (I)»

  1. Esas son las historias de vida que debemos replicar y tener en cuenta como medio para alcanzar el éxito.

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