Parece que la noticia más anticipada, la crónica de una muerte inevitable, se ha hecho carne estos últimos días con el rumor de la compra de TNA por parte de WWE. Como muchos usuarios vienen comentando, un ángulo similar al de la Invasion supondría, dentro de lo que cabe, una buena historia para firmar el deceso de la obra de Jeff Jarrett. Aunque no puede evitarse hablar de esa cifra barajada de 4 millones de dólares, que pese a los razonables valores bursátiles en los que no entraré por mi pereza e ignorancia, resulta ridícula observando el notable talento luchístico que atesora la compañía.
Por ello, que WWE sólo esté interesada en su videoteca denota una declaración de superioridad definitiva, tal vez ya símbolo de que estamos ante los últimos coletazos de esta competencia. Se vislumbra otra vez un panorama similar al del año 2000, cuando WCW estaba en plena decadencia tras el despido de Eric Bischoff y la entrada de Vince Russo. Por entonces, talentos como Chris Jericho, Chris Benoit o Eddie Guerrero no dudaron en trasladarse al producto del otro Vince (McMahon) para ver crecer sus carreras ante el mediocre manejo al que habían sido sometidos. Ese fue el gran botín dejado por una breve guerra.
Una videoteca parece escaso trofeo, pero tal vez suponga la estrategia para lentamente llevar a TNA al irremisible fin, teniendo así a muchos luchadores libres de exclusividad. Este verano se ha venido hablando del interés por cuatro nombres: Lashley, Drew Galloway, Jeff Hardy y Ethan Carter III, pero ante los compromisos contractuales ninguno recaló finalmente de cara a la separación de marcas. Curiosamente, tres forman parte de ese club particular de luchadores desaprovechados o que no encontraron su hueco en WWE, y que ahora con la reciente coyuntura sí podrían medrar.
Lashley abandonó la compañía a comienzos de 2008 para acabar siendo el primer afroamericano Campeón Mundial de Peso Completo TNA en Slammiversary 2016. Galloway luchó bajo el nombre de Drew McIntyre y pasó de ser el elegido de Mr. McMahon a formar parte de 3MB hasta 2014; ahora es un ex-monarca máximo y estelarista habitual. Por su parte, EC3 estuvo en boca de todos en mayo de este año durante EVOLVE 61, por ser el iniciador de una posible guerra de promociones que quedó en nada. ¿Adivinan? Sí, otro talento infravalorado, concretamente, durante su paso por NXT.
Considero un error recuperar por enésima vez a los Hardy Boyz, más aún después de aquel incidente en Twitter por el insinuado plagio de The Final Deletion. Por edad, sólo Galloway y Carter encajarían en el futuro de esta segunda Brand Extension, y el show amarillo constituye un buen lugar donde reintroducirlos —tal y como ha ocurrido con Samoa Joe y Booby Roode, dos históricos de TNA—. Especialmente el primero, tiene todas las cualidades físicas para triunfar, y no guarda una mala relación con sus ex-empleadores. Por el contrario, la posición del segundo tras sus críticas a Triple H en aquel comentado incidente hace bastante complicada su llegada. Pero, ¿qué otros luchadores podrían encontrar su hueco en WWE?
Para la división de peso crucero, Andrew Everett sería una interesante adquisición a largo plazo (24 años). Su estilo combina los mejores aspectos de Neville y Brian Kendrick (recordemos, primer retador de TJ Perkins por el recién estrenado cetro) y ya ha ofrecido combates muy notorios contra Ricochet y Trevor Lee (también militante de TNA) en PWG y CWF, respectivamente. Pocos pueden ejecutar con su solvencia un doble Moonsault.
Fijándonos en la división femenil, Allie, ex-Campeona Knockouts de TNA, ha acumulado títulos y distinciones bajo todas las promociones independientes en las que ha militado —desde Japón a Canadá— y logró situarse en el número 8 de las mejores 50 luchadoras del ránking de Pro Wrestling Illustrated del 2015. Con el gimmick adecuado, habría una técnica favorita en SD como homóloga de Bayley.
Por último, Robbie E y Jessie Godderz, The BroMans, guardan una buena trayectoria como dupla (dos veces Campeones Mundiales de Parejas TNA) y se antojarían buenos sustituvos para SmackDown de los cansinos The Usos o de los irrelevantes The Ascension. Equilibrarían un poco la balanza respecto a Raw en el ámbito de la división de parejas, uno de los principales hándicaps del show azul.