2022 sí que está siendo un año de sucesos, y la lucha libre no se ha quedado atrás. WWE en particular está siendo la más ruidosa de la clase, pues desde el minuto uno del primero de enero, lo acontecido detrás de escena ha sido gran protagonista de los vaivenes de la gigante del entretenimiento deportivo en un contexto de caos y frustraciones, o al menos esa ha sido la imagen que se vio reflejada puertas afuera en todo este tiempo. Y lo más loco de todo es que ese foco negativo estuvo centrado, entre otras cosas, en las mismas entrañas del monstruo: la familia McMahon.
Vayamos un tanto atrás en el tiempo; digamos, un año y medio, dos. Te invito a que hagas memoria: ¿Con qué panorama nos encontramos?
► Una visita por las oficinas centrales de WWE
Es un día cualquiera en las oficinas centrales de WWE en Stamford, Connecticut y a medida que recorremos las instalaciones, visualizamos los nombres propios que se extienden por las puertas individuales del corredor.
Tenemos por un lado a Paul Levesque, para el fan común Triple H, líder de la marca NXT, COO, parte del proceso creativo del elenco principal, responsable de programar los eventos no televisados y de un puñado de cosas más. A unos cuantos metros, en este paseo imaginario, otro acceso nos lleva hacia el despacho de Shane McMahon. El hombre no tiene un cargo oficial, no lo ha tenido desde su regreso de 2016, pero ha sido una mano en el armado de los shows y la producción de combates cuando está presente.
Continuamos a paso firme admirando los alrededores cuando nos cruzamos con un nervioso miembro del equipo creativo ensimismado en un rejunte de papeles, a tiempo que a un costado leemos «Stephanie McMahon» en una de las entradas más cercanas. Stephanie, claro, es la Directora de Marca de WWE, heredera natural de las llaves del reino y la última persona que uno pensaría que podría abandonar la compañía.
Y luego, en la oficina del dinosaurio, está Vince McMahon. El único hombre que camina por estas cuatro paredes desde el día de la inauguración de este edificio.
► La dura realidad familiar: el éxodo McMahon
Mucha agua ha corrido desde entonces. Uno supondría que mirando en retrospectiva, poniéndose en el lugar de un McMahon, la realidad actual se antoja penosa, melancólica.
A fines de 2021, Triple H sufrió un infarto que casi le cobró la vida y lo alejó de sus funciones, en las que ya tambaleaba luego de la aplastante derrota en la guerra de los miércoles que la NXT original perdió ante AEW, derrota que su yerno no le perdonó con facilidad. De hecho, se cree que fue la sentencia final de un destino que originalmente parecía encaminado hacia el control absoluto del imperio. Actualmente ha retomado el trabajo tras bambalinas, pero en un rol mucho más pequeño en contraste con las aspiraciones monumentales que en otros tiempos lo envolvían.
En enero, durante vísperas del Royal Rumble, WWE dejó ir a Shane. Se armó un revuelo de aquellos cuando salieron versiones de que el mayor de los hermanos había querido adueñarse de la producción del combate homónimo dándose a sí mismo un protagonismo excesivo. Aparentemente, aquel comportamiento molestó a varias Superestrellas, incluido al propio Brock Lesnar, quien no se quedó callado y extendió sus disconformidades a Vince. Fue tal el malestar provocado por las actitudes de Shane que antes de decir «WrestleMania», ya estaba fuera de los planes de la Vitrina de los Inmortales, donde se suponía que iba a estelarizar uno de los combates principales. No han habido señales suyas desde entonces.
En marzo, Vince sorprendió al mundo entero al ser completamente transparente acerca de su decepción para con el desempeño de ciertos miembros de su familia. En la primera entrevista en vivo que concedió a un medio audiovisual no llamado WWE en quince años (The Pat McAfee Show), fue muy claro pese a no ser preciso:
«No pienso mucho acerca de [la sucesión de WWE]. Con un poco de suerte, si construyes algo quieres continuarlo y hacerlo próspero y crecer. Sea con alguien de la familia o no. A mi modo de ver, este negocio es lo mejor para todos, seas parte o no, y debes tratarlo como tal.
«Debes ser objetivo y mirar a tus familiares o a quienes sean como empleados. Y siendo sincero, probablemente esperaba más de mis familiares, lo cual puede que no sea lo mejor que pueda decir. Pero de todas maneras, es como si… Debes hacer lo mejor para los negocios. Así que si esta persona no funciona, entonces no debería ser parte de la compañía».
¿A quién se refirió al hacer esa declaración? ¿O a quiénes? ¿Triple H? ¿Shane? ¿Triple H y Shane? Conjeturas aparte, no sorprendería que fuera el uno tanto como el otro. Y es que ya es un secreto a voces que la relación del mandamás con ambos personajes siempre estuvo cargada de diferencias en filosofías, perspectivas y proyecciones que, siendo sinceros, hoy por hoy no nos hacen extrañar acerca del estado de las cosas. Mientras la cabeza le funcione, solo hay un McMahon que llevará la voz cantante.
La mayor sorpresa nos la llevamos recientemente, y esta sí que no la vimos venir. El pasado 19 de mayo, Stephanie comunicó su determinación de dar un paso al costado de todas sus obligaciones como miembro del comité directivo de WWE, dejando perplejos a propios y extraños. Según reportes, solo un puñado de personas estaba al tanto de las noticias al momento en que realizó el anuncio, generando una sensación de shock inigualable en los pasillos de Connecticut.
► ¿Problemas en el paraíso?
Fue Jim Ross el que contó en alguna ocasión una confesión que Vince le hizo a solas respecto a Stephanie, que viene justo al caso en este momento. De acuerdo a JR, McMahon le dijo que en Stephanie veía un mayor potencial que en Shane para llevar adelante la empresa, pues ella tenía una personalidad más aguerrida («como yo»), mientras que su primogénito era más bien parecido a su madre, Linda, dueño de un carácter más tranquilo. Por eso, por su longevidad en la empresa y por todas las distinciones que «la Princesa del Billón de Dólares» obtuvo en tiempos recientes mientras otros padecían las exigencias del «patrón», la sorpresa.
Y todo esto viene acompañado por más charla. Han sido varias las fuentes potentes (Dave Scherer de PWInsider, Dave Meltzer del Wrestling Observer) que han asegurado que la salida de Stephanie podría tener un trasfondo más complejo del que se explicó (pasar más tiempo con su familia, la versión oficial). Wade Keller de PWTorch, otro peso pesado de la información luchística, afirmó haber oído versiones de que su ida quizá estuviese relacionada con Vince o Shane, significara eso lo que significase. Lo que todos dan por descontado, y nadie lo duda, es que la salud de su esposo y el bienestar de los suyos son ahora su prioridad.
Entretanto, por primera vez desde que se hace llamar el jefe de WWE, Vincent Kennedy es el único McMahon que se pasea por los pasillos de Connecticut. Eso sí, a su lado hay un tal Nick Khan. Un nombre que querrán recordar, Nick Khan, pues a paso firme sigue ganando autoridad y, por cómo están las cosas, no se hace aventurado perfilarle como el individuo destinado a tomar las riendas de la bestia cuando el momento lo perpetue. La verdadera pregunta es: ¿Quiénes lo acompañarán en el asiento trasero?
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