El próximo 1 de abril se cumplirán veinte años de la para muchos mejor WrestleMania de la historia. Celebración del triunfo de WWE sobre WCW, sus números quedan fuera de cualquier valoración personal, pues en su momento, WrestleMania X-Seven fue el primer evento de la ganadora de las «Monday Night Wars» en obtener más de un millón de compras de PPV, así como el mayor beneficio de taquilla; alrededor de unos 3 millones y medio de dólares.
Ciertamente, resulta difícil argüir lo contrario si alguien la sitúa en la cima del historial de eventos producidos por McMahonlandia. Sumun de la «Attitude Era», todas las grandes estrellas de aquella etapa (a excepción de Shawn Michaels) pusieron su granito de arena, si bien a muchos seguidores les supo a poco el papel desempeñado por Mick Foley.
Porque pese a retirarse de la competición activa el año anterior, nadie contemplaba que «The Hardcore Legend» fuese a mantener durante mucho tiempo su inactividad, considerando que sólo tenía 35 años. Y efectivamente, Foley volvió a disputar combates tiempo después. Pero en la WrestleMania más importante de la historia de la entonces WWF, su rol fue el de árbitro especial del duelo que enfrentó a Vince y Shane McMahon.
► La gran oportunidad perdida de Mick Foley
A tenor de esas dos décadas de efeméride, Inside The Ropes ha recuperado una entrevista realizada a Foley en 2019, y allí, el hombre tripolar revela que el plan A que WWE guardaba para WrestleMania X-Seven era que él y no Shane McMahon se enfrentara al «Chairman».
«Yo era muy puntilloso con los detalles, y no me gustaban los agujeros que tenía la historia. Me pareció que pedir que me devolvieran mi empleo después de ser despedido no era realista. Podría haber vuelto y habría tenido un gran combate, y habría sido un combate que generara una importante cantidad de dinero, un buen combate taquillero. Lo que pasó es que, por ese tiempo, me tomaba mi retiro seriamente, y estaba empeñado en no luchar otra vez».
