Chris Jericho tuvo que llamar la atención de WWE y recomendarles de manera muy explícita el pasado verano que saldrían ganando si trasladan a NXT a otra franja semanal en la televisión estadounidense. Argumento suscrito también por otros veteranos de la industria como Booker T y Bully Ray y por la totalidad de analistas luchísticos, quienes consideramos las «Wednesday Night Wars» una cruzada personal de Vince McMahon contra la competencia… convertida en un tiro por la culata.
Y después de todo, cuando preveíamos al menos otro año más de absurda batalla de ratings, recogimos esta semana el reporte de que NBCUniversal parece haber instado al «Chairman» a guardarse el orgullo, pues NXT comenzaría a emitirse los martes a partir del 13 de abril, dos días después de WrestleMania 37.
► El perjudicial trasvase de espectadores para NXT
Buena parte de que AEW Dynamite sólo haya perdido una batalla de las «Wednesday Night Wars» a lo largo de 16 meses de guerra descansa en el hecho de que un importante número de seguidores habituales de este programa también están al tanto de las historias de NXT. Y claro, ante la imposibilidad humana de ver los dos shows al mismo tiempo, deben elegir. De ahí que por todos los medios, se intenten evitar los comerciales durante segmentos clave, a fin de evitar un «trasvase» de telespectadores.
Motivo de que este miércoles ocurriera lo que el Wrestling Observer expone en una reciente «Daily Update» (y dentro de su más reciente boletín).
«El punto [de audiencia] más alto de la noche fueron los 1.3 millones de espectadores durante el combate de Shaquille O’Neal & Jade Cargill vs. Cody Rhodes & Red Velvet, que tuvo un promedio de 1,166,000 espectadores […] Ambos shows arrancaron con más de 1 millón de espectadores, porque NXT tiene una gran introducción, pero este cayó estrepitosamente a los 575.000 durante el combate de Shaq. NXT igualó a AEW en espectadores (pero no en demográfica) durante varias pausas comerciales de AEW […]»
