Mýzteziz: «Aguayo fue un gran ser humano y compañero luchístico»

El 21 de marzo en el Deportivo Reynosa de Azcapotzalco, Mýzteziz  estuvo acompañado por otras grandes personalidades de la lucha libre como Toscano, Hijo de Pirata Morgan, los Trauma I y II, las Tortugas Ninja, el Profe Solar, Hijo de Doctor Wagner Jr., Averno, Pirata Morgan y el Negro Navarro.

Dentro de este evento el cual constó de 5 luchas, mucha gente en el público aún hablaba de la tragedia ocurrida el sábado por la madrugada al Hijo del Perro Aguayo, razón con la cual se notaba que en la función reconocían aun más el esfuerzo de cada luchador, a quienes en cada vuelo o maniobra les aplaudían con mucho júbilo, sin embargo todo mundo esperaba la lucha estelar, el plato fuerte de la noche.

Transcurrieron las 4 luchas y al anunciarse el inicio de la contienda estelar, todo el público se puso de pie para recibir a las grandes figuras quienes uno a uno hicieron su entrada al cuadrilátero, los primeros en aparecer fueron los de la tercia ruda, conformada por El Negro Navarro, Averno y Pirata Morgan, quienes fueron recibidos con muchos aplausos.

La algarabía se desató al iniciar la aparición de la tercia técnica, y el primero en salir fue el Profe Solar, seguido por Hijo de Dr. Wagner Junior y Mýzteziz todo fue alegría y celebración, todo el público de pie observaba cada movimiento que hacia hasta llegar al ring, algo notorio en el fue que en su brazo derecho portaba un moño negro el cual hacia alusión a lo ocurrido al Hijo del Perro Aguayo.

Ya estando todo el elenco de esta lucha final en el ring, la anunciadora en el sonido local pidió un pequeño homenaje al Hijo del perro Aguayo, el cual constaría de 1 minuto de aplausos y gritos al unísono de «Perro, Perro, Perro!!!», al cual todo el público se unió. La acción esto duró más de dos minutos.

Mýzteziz se observaba muy consternado y cayo arrodillado al ring, así como también los demás luchadores al borde de las lágrimas, en las gradas se observaba muchos aficionados llorando y uniéndose a la pena que embargaba a la lucha libre en el momento.

Al acabar los aplausos, Mýzteziz tomó el micrófono y ofreció palabras muy emotivas hacia su gran amigo Hijo del Perro Aguayo a lo cual la multitud respondió con gritos: «¡Perro, Perro! y aplaudía sin cesar. La lucha fue dedicada al gran deportista que fue el Perrito, quien dejó un hueco muy difícil de llenar en el bando rudo.

La lucha transcurrió llena de acción, con grandes muestras de técnica y lances espectaculares, al grado que el público gritaba: «¡Esto es lucha!», a manera de ovación a a todos los involucrados en la contienda, la primer caída fue ganada por el bando técnico.

La segunda caída transcurría normal cuando se observó a Mýzteziz hablarle a uno de sus asistentes y decirle algo, en esta caída los rudos dominaron y triunfaron.

Justo antes de iniciar la tercera y decisiva apareció el asistente de Mýzteziz con una playera y se la entregó. El luchador desdobló la playera y la mostró a la multitud quien aplaudió nuevamente y gritaba «¡Perro, Perro!», era una playera de los Perros del mal que en la parte trasera tenía el famoso lema «Dios Perdona, los perros no», la afición se encendió aún más cuando Mýzteziz se puso la playera y luchó con ella toda la tercera caída en honor del fallecido líder de la jauría.

La tercer caída fue muy emocionante, con un despliegue y genialidades de técnica de todas las figuras que estaban en el ring, hasta que llegó el momento que se esperaba, el afamado mano a mano entre Averno y Mýzteziz donde se observó a ambos luchar con el corazón como siempre.

Al final, Averno fue enganchado con la ya famosa llave «Mística» y otorgó la victoria a la tercia técnica para así llevarse ésta espectacular lucha.

Al final la multitud lanzaba monedas, billetes a los luchadores en agradecimiento por entregarse al 100% y dar una verdadera cátedra de lo que es la lucha libre mexicana, una vez más Averno y Mýzteziz tomaron el micrófono y expresaron su agradecimiento al publico y sin aguantar más hablaron nuevamente del Hijo del Perro resaltando el gran ser humano que era y cuanto lo quisieron.

Los luchadores comenzaron a retirarse pero para Mýzteziz era imposible abandonar el cuadrilátero ya que antes de bajarse la multitud se subió con el y lo rodeo, la emoción de tener al ídolo de la actualidad cerca era demasiada, por lo que una vez más pidió el micrófono y continuó agradeciendo al Hijo del Perro Aguayo el haber sido un gran amigo con él y haberle dado el placer de luchar juntos, al final todo se comenzó a calmar y el gran luchador abandonó el ring no sin antes despedirse de la afición como se debe.

 

LA LUCHA SIGUE...
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