La división femenil de NXT vivió una noche caótica y memorable con la irrupción de múltiples aspirantes al Campeonato Femenil; pero ninguna aparición causó tanto impacto como la llegada de Mariah May. La ex campeona de AEW hizo su debut oficial en la marca amarilla y negra con una declaración clara: quiere el título.
Todo comenzó con Fatal Influence (Jacy Jayne, Fallon Henley y Jazmyn Nyx) celebrando su dominio en NXT. Jayne, flamante campeona, tomó el micrófono para reprochar al público la falta de apoyo durante años y asegurar que su victoria no fue una sorpresa para ella, pues siempre estuvo preparándose para ese momento. Fallon y ella, aseguró, alcanzaron la cima tras superar diferencias y pactar una sola misión: que Jacy cargara con el oro.
Sin embargo, la calma duró poco. Lainey Reid interrumpió para felicitar a la nueva campeona, y rápidamente comenzaron a aparecer más contendientes: Lola Vice, Jordynne Grace, Jaida Parker, Kelani Jordan, Lash Legend y Thea Hail se sumaron a una caótica disputa verbal que derivó en una pelea a golpes en el ring.
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Fue entonces cuando las luces se apagaron y un único foco iluminó el palco. Allí apareció Mariah May, quien se presentó con elegancia y confianza.
—“Finalmente he llegado. Damas, pueden llamarme la próxima Campeona de NXT, porque la mejor división femenina del mundo se acaba de volver mucho más glamourosa”— proclamó.
Con esta aparición, Mariah May no solo debutó oficialmente en NXT, sino que también se colocó inmediatamente en la órbita titular, prometiendo agitar aún más una división que ya arde por dentro.
