El pasado sábado 20 de marzo, hubieron más momentos memorables en la función del Auditorio Fausto Gutiérrez de Tijuana. Es obvio que con la tragedia que involucró esa noche el resto de lo acontecido pase a menos. Sin embargo se debe de señalar todo lo acontecido.
En una función donde los jóvenes talentos intentaron sobrepasar las expectativas cargada de energía y emotividad. Momentos antes del trágico desenlace donde el Hijo del Perro Aguayo perdió su vida, tres luchadores independientes sedientos de triunfo le vieron de cerca la cara a la muerte pero fueron más afortunados.
Una situación tensa y preocupante llegó en la lucha semifinal, cuando Star Boy, Tony Casanova y Súper Nova -el segundo heredero del Texano- ejecutaron un lance doble desde la tercera cuerda a una tarima colocada entre el filo del ring y la barrera de protección.
Por momentos, los tres luchadores quedaron inertes sobre el suelo del Auditorio y, después de unos segundos de algarabía reinó el silencio tenso porque los luchadores no respondían y la afición quedó expectante por el panorama.
Los tres gladiadores más tarde lograron reincorporarse. Se reportó que Súper Nova se lastimó gravemente la clavícula, al punto de la fractura, situación que fue atendida de inmediato por el equipo médico de la Comisión local, y que a la postre derivaría en un retraso para la atención en la lucha estelar. Sin embargo los tres gladiadores deben haber experimentado el sabor que sólo la vida da, porque ser testigos de lo acontecido a posteriori, donde llegó la perdida de no sólo un ídolo de la lucha, sino un amigo, no fue sencilla.
En estos momentos en que las empresas guardan sus banderas y se unen en una sola voz para despedir a uno de los suyos, es cuando todos nosotros recordamos la fragilidad de nuestras vidas.
Para alguien que estuvo ahí y que fue testigo de ese momento triste, no queda más que enviar el sincero cariño a los familiares del gladiador caído, y respetar lo que todos los gladiadores hacen día a día y noche a noche por el bien de la lucha libre.