En un enfrentamiento que mezcló la tradición con la intensidad, Lee Moriarty logró defender exitosamente el Campeonato Puro de ROH ante Nigel McGuinness, quien aceptó el reto abierto con el apoyo del público.
El combate inició con un intercambio técnico donde ambos luchadores mostraron su dominio de las reglas del estilo puro. McGuinness utilizó su experiencia para forzar sanciones contra Moriarty, mientras que Shane Taylor, en la esquina de Lee, intervino verbalmente buscando justicia.
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Momentos críticos incluyeron un choque accidental entre Nigel y Shane que rompió la barricada, un DDT desde el esquinero de McGuinness, y constantes ataques pusieron en ventaja por momentos al retador. Ambos luchadores agotaron sus oportunidades reglamentarias, llevando la lucha al límite de sus habilidades.
Finalmente, Moriarty aseguró la victoria con un candado que forzó la rendición de Nigel, sellando una defensa impresionante de su título. Tras la lucha, Lee ofreció su respeto a McGuinness, quien lo aceptó con deportividad, desatando aplausos del público.
El duelo no solo reafirmó a Moriarty como campeón, sino que también rindió homenaje a la esencia del Campeonato Puro de ROH.
