Jake «The Snake» Roberts, de 66 años de edad, ha revelado que su carrera en la lucha libre profesional se debe gracias a que hizo un pacto con el maligno, con el diablo mismo. Así lo reveló Roberts en la más reciente edición del podcast que tiene junto con Diamond Dallas Page, el cual se denomina DDP Snake Pit.
En la más reciente edición del mismo, habló de su muy mala relación con su padre, Aurelian «Grizzly» Smith, quien también fue luchador, pero que tuvo una vida agitada con problemas de todo tipo. Roberts asegura que su padre nunca estuvo pendiente de él y que se rio cuando le dijo que quería ser luchador profesional como él.
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Por lo que esto lo motivó aún más a ser gladiador y señaló que hasta le oró al diablo para que le ayudara en este propósito. Al parecer, el demonio sí lo escuchó. Estas fueron sus palabras:
«Mi padre nunca estuvo cerca de mí. No era una buena situación. Algunas cosas malas pasaron con su esposa: ella abusó sexualmente de mí para que yo no viviera con él. No estuvo cerca de él mucho tiempo, en lo absoluto.
«Mi padre nunca vino a un juego de pelota, nunca vino a mi graduación, nada de eso. Siempre quise que mi padre me amara. Soñaba todas las noches que mi padre cabalgaba un corcel blanco y venía a salvarme para llevarme hacia la puesta del sol. Nunca sucedió.
«Así que, cuando me gradué de la secundaria, decidí que quería ser arquitecto, ese era mi sueño. Pero estaba tan enojado porque no había estado en mi graduación… yo fui el primero en nuestra familia en graduarme de la secundaria, y lo hice con honores.
«Cuando fui a visitarlo a Louisiana me dijo: ‘Sí, tuve que trabajar’. Eso era lo que siempre me decía. Luego, me dijo: ‘Espero que no quieras nada de mí. ¿Vas a ir a la universidad? Espero que no necesites nada de mí’.
«Un par de noches más tarde, fui a ver lucha libre y estaba muy bebido por lo enojado que estaba, porque mi padre no me había dicho las palabras que yo quería que me dijera: ‘Estoy orgulloso de ti, hijo’. Quería ser abrazado, quería ser amado…
«Así que en medio de la ignorancia y la juventud y el alcohol, terminé desafiando a un luchador porque pensé que si subía al ring mi mamá iba a estar orgulloso de mí. Tenía 18 años, hombre. El alcohol me había preparado para esto. Gracias a Dios, el tipo sabía quién era yo porque realmente pudo haberme lastimado.
«En 10 minutos, me estiró todo el cuerpo, me hizo orinar encima y me hizo desmayarme, me hizo todo tipo de cosas horribles, pero, por fortuna, no me lastimó. Básicamente, me arrastré de regreso al vestidor llorando y mi papá me dijo: ‘Eres un cobarde. Me avergüenzo de ti y nunca llegarás a nada’. Y se alejó.
«Aún recuerdo esa noche como si fuera ayer. Regresé a su casa, me acosté y le recé al diablo porque no creía que Dios permitiera que algo así le sucediera a un ser humano. Y le recé al diablo, le dije que haría cualquier cosa por él si me ayudaba a llegar a la cima y ayudaba a mi padre a tragarse sus palabras.
«Y le dije a mi padre que me iba a dedicar a la lucha libre y se rio de mí: ‘¿Estás bromeando?’ Me llevó al patio trasero de la casa y me dio tres machetazos al pecho. Me dijo que no tenía las agallas para eso. Todavía lo recuerdo y eso fue lo que me motivó a ser luchador».
De hecho, en 1991, Roberts utilizó una sola vez en WWF un personaje enmascarado denominado El Diablo. En sus últimos años, luego de una vida loca de excesos de alcohol, sexo, enfermedades y drogas, Roberts dice que ha encontrado alivio en la palabra en la palabra de Dios.
