¿Influencia o plagio? Algunos «préstamos» de la cultura popular al wrestling

Es innegable la condición popular del wrestling y su desarrollo paralelo al de otras manifestaciones culturales de la segunda mitad del S.XX, tal y como hoy la conocemos. Y esa asimilación de lo pop ha sido constante, rozando en algunos casos el pequeño umbral que separa a la influencia del plagio.

Una de las artes clave es el mundo del cómic, relación que puede apreciarse en el tradicional uso de «viñetas», algo en desuso hoy día, donde se presentaba a los luchadores mediante una especie de serial hasta su debut efectivo. Y aunque el término se pasó por el filtro audiovisual, su origen proviene de las historietas. ¿No poseen acaso muchos personajes ese toque «kitsch» o «camp» que los hace tan especiales? Nuestro editor en jefe, Ernesto Ocampo, ya elaboró un interesante artículo al respecto.

Quizá el mayor ejemplo de la relación cómic-wrestling proviene de la extinta WCW. Ya sabido por muchos conocedores, The Crow (1989) resultó vital para la construcción de uno de los mejores «gimmicks» de la historia, Sting. Si bien es cierto que la estética bebe del cómic de James O’Barr, la imagen definitiva es muy deudora de la cinta posterior de Alex Proyas de 1994, que incluso ha llegado a superar en popularidad a su fuente.

Sting, Fold-Out Poster – WCW Magazine

 

Posteriormente, Sting volvería a hacerse eco de la actualidad pop durante su última etapa en TNA, asimilando el Joker de Heath Ledger, por lo que puede considerársele reincidente. Sin embargo, se cita a Scott Hall de originario responsable, allá por 1995, e ignoro si WCW pidió algún tipo de permiso a O’Barr o Proyas, pero no me consta que hubiese conflicto alguno. Supongo que «El Vigilante» ha ayudado a mitificar aún más la figura de Eric Draven (y la de Brandon Lee).

Brandon Lee como Eric Draven en ‘The Crow’ – Dimension Films

 

Y es que el séptimo arte deja otros ejemplos de estos dudosos «tributos» por parte de WWE, aunque menos notorios. Triple H sufrió en enero de 2007 una grave lesión en su pierna derecha que lo mantuvo alejado de los rings casi 8 meses, haciendo un regreso efectivo en SummerSlam de ese año para enfrentar a King Booker. Camino a su retorno, la compañía promocionó la recuperación de Hunter con atractivas promos como esta:

De 0:17 a 0:49, la voz en off de Ed Weigle pronuncia las siguientes palabras: «Gentleman, we can rebuilt him, we have the tecnology. He will be better than he was before. Better, faster, stronger» («Caballeros, podemos reconstruirlo, tenemos la tecnología. Él será mejor de lo que era antes. Mejor, más rápido, más fuerte»).

Comparemos ahora la promo con esta cabecera de una serie de TV de los 70, The Six Million Dollar Man, que narra las peripecias de un astronauta reconvertido en hombre biónico tras un terrible accidente:

Las similitudes saltan a la vista, de inicio a fin. Pero es que la conexión con WWE no termina ahí. ¿Saben como se llamaba el protagonista? Steve Austin…

Traigo ahora otro ejemplo del mundo del celuloide, bastante reciente, y tiene como implicados a The Wyatt Family. SÚPER LUCHAS ha dado buena cuenta de la construcción del personaje de su patriarca Bray, miscelánea de varios iconos reales y ficticios como Charles Manson o Max Cassidy. Pero quiero centrarme en Erick Rowan y su famosa máscara de cordero, que guarda idéntico parecido con la de uno de los tres psicópatas de You’re Next (2011).

‘You’re Next’ – HanWay Films

 

No sólo en el número de psicópatas (recordemos que el grupo luchístico fue originalmente un trío) y ese inquietante atuendo reside el paralelismo. Al igual que la estética de la familia, el filme se inscribe en ese particular subgénero de terror rural, cuyo pistoletazo de salida fue The Texas Chain Saw Massacre (1978).

Para el siguiente ejemplo me centro ahora en la música. Obviando su uso para acompañar las entradas de las Superestrellas, en cuyo caso me viene a la mente otro ejemplo de WCW: el tema «Self High Five» de Diamond Dallas Page, que directamente calca buena parte de «Smells Like Teen Spirit» de Nirvana; también ha inspirado el famosísimo mantra o eslogan «Eat, Sleep, Conquer, Repeat», de Brock Lesnar. Surgido a raíz de una genial promo de Paul Heyman, me atrevería a afirmar que tiene su semilla en la siguiente canción de 2013 de Fatboy Slim y Riva Starr:

Instrucciones de uso: cambiar ‘Rave’ por ‘Conquer’ y voilá. A su vez, podríamos remitirnos al LP Eat, sleep, repeat (2006) de la banda Copeland; aunque considerando que la mayoría del arte contemporáneo se basa en una serie de influencias casi infinita, intentar continuar la cadena se antoja una entelequia.

LA LUCHA SIGUE...
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