Falleció el Dr. Alfonso Morales, el legendario comentarista de lucha libre

El doctor Alfonso Morales se ha ido. El médico de Tierra Caliente, el joven corpulento de origen humilde, que se convirtió en el mejor comentarista de lucha libre en español, falleció a los 71 años de edad. Ganador del Premio Nacional del Deporte y miembro del Salón de la Fama del Wrestling Observer, además de comentarista de lucha libre fue columnista en El Sol de México, El Heraldo de México, Record y Ovaciones; fue director de la revista Box y Lucha y miembro fundador de SÚPER LUCHAS en 1991, donde además de escribir su columna Luchamanía era asesor de contenidos.

Nació el 4 de febrero de 1949 en Huetamo, Michoacán. Desde niño llegó a vivir a la Ciudad de México, estudiando la primaria en la Casa Amiga de la Obrera, donde pasaba todo el día mientras su madre trabajaba. Siguió su estudios en la Secundaria 7, y posteriormente estudió el bachillerato en el Instituto Vasco de Quiroga. Cursó la carrera de medicina en la UNAM, especializándose en psiquiatría.

Uno de sus condiscípulos en el Instituto Vasco fue Alonso Sordo Noriega, quien lo recomendó para un trabajo como locutor en Radio Universidad. Eso fue en 1969. El doctor cubría el turno de la noche, haciendo la introducción de los conciertos de música clásica y ópera.

En 1975 ingresó a la XEX y a Canal 11, donde estuvo hasta 1980, cuando Fernando Von Rossum, legendario narrador de futbol americano, lo recomendó para trabajar en Televisa.

“Cuando ingresé a Televisa, en el año 80, me fue muy bien», me contó el doctor en una entrevista que le realicé en 2012. «La primera transmisión que hice fueron las funciones de boxeo. Tú te has de preguntar, ¿y por qué el boxeo? Porque cuando estaba en Canal 11 narré dos funciones de manera involuntaria, porque no había quién las hiciera. Fue en el 78. La primera fue Wilfredo Gómez con Carlos Zárate, y la segunda, Facomron Vibonchai contra Miguel Canto. De manera que cuando entré a Televisa, me ubicaron en el boxeo».

En 1982 tuvo la oportunidad de narrar lucha libre. Fue en la cobertura que se hizo en el programa Acción de la función de retiro de Santo, en El Toreo de Cuatro Caminos.

1982: La última lucha — Santo, el Enmascarado de Plata, dice adiós a los cuadriláteros.

“Después me mandaron a otra lucha, y era la presentación de André el Gigante en la Arena Coliseo, y de ahí, dos semanas después, comenzamos a grabar los domingos, para Estados Unidos, por Galavisión, las luchas del Pavillón Azteca, al lado del Mago Septién. Ésas se transmitían todos los lunes, y del elenco recuerdo a El Húngaro, los Apaches, Dardo Aguilar, cuates muy modestos, pero empezamos a tener un rating muy bueno».

Televisa, además del Pavillón Azteca, comenzó a grabar las funciones de la Arena México y la Arena Coliseo, pero con el objetivo de transmitirlas por Cablevisión —que en esos años era un servicio muy exclusivo—y Galavisión, su filial en Estados Unidos. No transmitían aún por televisión abierta por la creencia de que estaba prohibida la lucha por TV.

El doctor Morales empezó a narrar así para Galavisión al lado del Mago Septién y comentaristas que se alternaban, como Miguel Gutiérrez, Enrique Llanes, Andrés Maroñas y Armando Zenteno, mientras que el equipo de Carlos Hernández Valdés hacía lo propio para Cablevisión.

El doctor Morales supo documentarse bien sobre su nuevo oficio:

“Cuando empecé a narrar lucha libre, investigué dónde vendían revistas atrasadas de Box y Lucha, y fui a parar por el mercado Martínez de la Torre, que está ahí por Tepito. Empiezo a documentarme y hacer mis álbumes de las Crónicas del Pasado, que si mal no recuerdo, las hacía el doctor Olivera. Tengo encuadernadas esas colecciones».

► ¿El doctor Morales era Tinieblas?

Dr. Alfonso Morales

En esos años comenzó el mito de que el doctor Morales era Tinieblas. El nacimiento de dicho mito fue porque una noche Tinieblas quiso saludar al doctor, y para ello le mandó un mensaje con Carlos Hernández Valdés.

«Faltaban diez minutos para que saliéramos al aire en Galavisión, para Estados Unidos y parte de Europa. Si mal no recuerdo, Tinieblas lucharía en la estelar de pareja de Ringo Mendoza contra El Faraón y Sangre Chicana. En vestidores, Tinieblas me regaló una máscara, y de pronto, bajó el productor Raúl Azcoitia y me dijo: ‘¡Doctor! ¡Estamos a tres minutos de salir al aire!’.

«Me eché a correr de los vestidores hasta el palco de la empresa, y cuando llegué, el Mago ya estaba a cuadro: ‘Bienvenidos, buenas noches… Ya llegó el doctor Morales, aquí lo tienen. Y hoy les decimos que va a luchar el Tinieblas, el Capitán Aventura. Doctor, bienvenido’.

«Yo no me acordaba que llevaba en la mano la máscara de Tinieblas, y el Mago la toma: ‘Miren, aquí tienen, la máscara del Tinieblas’… Y es fecha que la gente no me cree que yo no soy. Luego ya hasta los luchadores me decían: ‘¡Qué pasó, mi Tinieblas!’.

— Pero usted también siguió el juego, al desaparecer del palco y no narrar cada vez que luchaba Tinieblas…

— Sí, pero porque me lo pidieron. No estoy seguro, pero me parece que esa fue idea de Raúl Azcoitia.

► «Cuando creas que todo lo sabes, tienes que empezar a aprender»

Dr. Alfonso Morales

El doctor Morales siempre buscó aprender día con día. No fue una persona conformista, pues no comulgaba con la creencia de que la experiencia sustituye al conocimiento. Fernando Von Rossum le enseñó una frase que fue importante en su formación: “Cómo me gustaría saber el 1% de lo que ignoro”.

Y en la misma línea de los porcentajes, le dijo que este oficio se basa en 99% de estudio y 1% de inspiración.

“Desde que empecé en la lucha no he dejado de aprender. Y qué bueno que exista gente como tú que es de la que uno puede aprender leyendo. No hay otra forma. Conozco a maestros cirujanos que una noche antes de hacer la cirugía le dan una repasadita a la técnica. Cuando creas que todo lo sabes, tienes que empezar a aprender”.

No se quedó con las ganas de entrenar este peligroso deporte cuando iniciaba como narrador. Para ello, recurrió al profesor Rafael Salamanca y a Coloso Colosetti. ¿Por qué decidió hacerlo?

“Porque cuando tú incursionas en algo, necesitas aprender. Y a Rafael Salamanca le decía: ‘Es que esto no es cuento’, y él: ‘¿Quién dice que es cuento?’ —‘Pues toda la gente en la calle’. Fue por los tiempos en que narrábamos el Pavillón Azteca. Ya que aprendí, supe de qué se trataba. De ahí mi juicio de por qué los luchadores son los mejores deportistas del mundo”.

— ¿Qué tanto aprendió?

— Aprendí que esto produce dolor, que estimula el umbral del dolor. Me da risa cuando hay quienes piensan que todo es actuado. La lucha libre es más verdad de lo que se piensa. A un futbolista le hacen una entrada dura y se retuerce de dolor, y aquí te hacen una desnucadora, donde el cerebro se queda vibrando, y te levantas en segundos para seguirle.

► “¡POR TELEVISA, LA MEJOR LUCHA LIBRE DEL MUNDO!”

En los años ochenta comenzó a escucharse en voz del doctor Morales y de Pedro Mago Septién, una frase que marcaría el futuro de este deporte: “¡Por Televisa, la mejor lucha libre del mundo!”. La frase se volvió un dogma en el imaginario colectivo. Fue como si un comité internacional hubiera realizado un sínodo de cuyas deliberaciones México recibió la distinción, de parte del resto de las naciones.

Ya antes hubo cronistas aventurados que se atrevieron a decir que la lucha mexicana era la mejor, y  ciertamente en aquellos días argumentos no faltaban. La lucha de Estados Unidos era un tosco ballet de dinosaurios, que en cámara lenta dejaban caer golpes y de vez en cuando realizaban una llave poco realista. Lances suicidas, eran prácticamente impensables.

En Japón, por otro lado, la lucha se había vuelto muy sistemática, y todavía no recibía la sacudida creada a raíz del nacimiento del estilo shoot con UWF, lo que llevó a renovar la manera de presentar el deporte. En México, por otro lado, estaba el paquete completo: Luchadores talentosos, público apasionado y numeroso que llenaba cualquier arena. ¿Qué más se podía pedir?

Sin embargo, fuera o no la mexicana la mejor lucha del mundo, ¿cómo podía decirse esa frase sin caer en la soberbia? Sin duda, pocos se hubieran arriesgado a decir algo así, pero cuando el doctor Morales lo hizo, fue con convicción y sinceridad, y esa fue la diferencia. Creó un argumento efectivo que hasta la fecha sigue siendo empleado por los aficionados y que en buena medida ha blindado a la lucha mexicana de una mayor penetración de WWE.

“La frase inició en esa primera función que transmitimos desde la Arena Coliseo, con André el Gigante. Ahí salió la frase de ‘Por Televisa, la mejor lucha libre del mundo’. Alguna vez, Mario Murguía me preguntó de dónde había sacado eso, y le contesté que fue porque el gladiador mexicano tiene talento y sabe improvisar; es un tipo suicida, arrojado, que entrena diario y no solamente lucha los martes, sino los miércoles y toda la semana».

► La lucha libre en la televisión abierta

Para los noventas, la lucha libre por fin llegó a la televisión abierta, cuando los abogados de Televisa descubrieron que no había ninguna prohibición real. Siempre se había repetido que la lucha por TV fue prohibida después de que tuviera tanto éxito la empresa de Televicentro de 1952 a 1955.

Versiones sobre dicha prohibición hay muchas, entre ellas que fue el propio Salvador Lutteroth quien lo consiguió mediante sus influencias, pero la verdad es que fue la Federación de Asociaciones de Padres de Familia de las Escuelas Secundarias del Distrito Federal, a través de una carta dirigida al presidente Ruiz Cortines, la entidad que pidió que dejara de transmitirse la lucha libre, pues los niños imitaban los movimientos y se lastimaban. La famosa prohibición no fue tal, sino sólo una recomendación del gobierno hacia la televisora.

“No había un pronunciamiento legal. Cuando la lucha libre regresó, era en tiempos de Emilio Díaz Barroso. Entonces empezamos a transmitir, pero José Luis Valero publicó en el Ovaciones que Televisa estaba infringiendo la ley y no estaba respetando una decisión de la Suprema Corte de Justicia. Valero nos atacó de manera bestial, de tal suerte que el señor Azcárraga decidió que saliéramos del aire para no violar la ley. Fue ahí cuando los abogados se pusieron a investigar, y resultó no ser real la prohibición, era una mentira que por décadas se había manejado”.

► El estilo del doctor Morales

El doctor Morales en AAA: La Película.

Hasta la fecha se recuerdan las frases recurrentes del doctor Morales, como el «¡Qué bárbaro, Magadán!», además de su particular estilo para transmitir las emociones. Creó, además, la gran mayoría de los motes de luchadores de los ochentas y noventas, como “Bocazas” (Pierroth), “El Geniecillo Azul” (Lizmark), “El Indio de Mezcala de la Asunción” y “El Pedro Infante de la Lucha Libre” (Ringo Mendoza), “El Látigo Lagunero” (Fishman), “El ídolo de los niños” (Atlantis), “El amo de los ocho ángulos de la espectacularidad” (Octagón), «Tropicasas» (Pepe Casas), «4:40» (Negro Casas). «La Caravana Estelar» (AAA).

► Su filosofía de vida

A pesar de su pasión ante el micrófono, el doctor Morales era de andar pausado y vida sencilla. Varias veces me reuní con él en restaurantes de la colonia Roma para platicar de lucha y de la vida.

«Es difícil encontrar gente honrada, gente que te hable de frente y te diga la verdad, las cosas como son. Por eso no tengo muchos amigos. Yo no tengo qué hacer. Tú me encuentras todo el día en mi casa, leyendo.

— Vale más que te rechacen por ser sincero, a que te acepten por ser hipócrita.

— ¡Claro! Este asunto es muy sencillo. Se trata de que te comportes como eres, porque de cualquier manera les vas a caer mal a mucha gente. Esto, hermano, no es complicado. Tú no tienes que rechazar a tus amigos, ellos te demuestran que no son tus amigos. Cada quien está donde debe de estar, no te desgastes. Tú haces las cosas y tus enemigos salen solitos.

No pasa nada. La vida es para pasártela bien, no hay que complicarse la existencia. A esta vida, nosotros venimos para ser felices. Pretextos para amargarnos, sobran: Cuando llueve, cuando hace calor, cuando hace frío, cuando te subes al transporte público… Pretextos para ser infelices, sobran, pero tenemos que ser, en la vida, positivos y realistas. No hay de otra. Hay que ser positivos y darle gracias a Dios. Una forma de ser un buen católico es no estar dándole lata a la gente.

Descanse en paz, doctor.

LA LUCHA SIGUE...
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