Extreme Rules 2021 y la muerte del último legado vivo de ECW

WWE Extreme Rules 2021: «decente», «bueno como mucho», «un show omitible», «PPV de dos luchas». Los calificativos no fueron los mejores, tampoco los peores. La vara, ni muy baja, ni muy alta. Las voces, con voto unánime: de un evento que «no cortó ni pinchó», como diría alguna frase. 

Que hubo acción de la buena, sí. Que hubo un par de contiendas dignas de un show especial, también. Campeonato Mundial en juego, Roman Reigns en acción, el retorno de «The Demon King», Becky Lynch disputando su corona, una triple amenaza por el título de los Estados Unidos que superó las expectativas, y la promesa de una noche repleta de «reglas extremas»… Ejem, ¿promesa?

► Extreme Rules 2021 y la muerte del último legado vivo de ECW

No nos detendremos en lo que fue y lo que debió haber sido, sino que concentraremos nuestra atención en un detalle que tampoco pasó desapercibido y que inundó las redes sociales una vez acabó la noche del domingo.

Y es que tú te preparaste, te acomodaste —quizá en un sillón, capaz mirando a tu computadora—, te pusiste auriculares y te dispusiste a disfrutar de un nuevo PPV. Sí, no esperabas ver la velada más significativa y trascendente, pero al menos depositaste tu entusiasmo en la garantía de ver objetos destrozando individuos y, al menos por una jornada, romper con lo establecido y ser testigo de lo ordinario siendo llevado a lo extremo. Después de todo, aquel es el nombre del evento, ¿no?

Vince McMahon en WWE SmackDown (16/07/2021) / WWE
Vince McMahon en WWE SmackDown (16/07/2021) / WWE

Hacemos un paréntesis aquí. Julio de 2019. En una conferencia trimestral para los inversores, al Presidente de WWE Vince McMahon se le pregunta sobre cabe alguna mínima posibilidad de que su compañía vuelva en sus pasos hacia un producto más orientado hacia lo que ofrecían en la Attitude Era. McMahon no se lo piensa dos veces y dispara una respuesta contundente con dardo incorporado:

[…] No vamos a regresar a la ‘Attitude Era’. No vamos a volver a la sangre y cosas de esa naturaleza, como parece que ha hecho un nuevo competidor. Ya nos licenciamos en esa mie***. Vamos a ofrecer un producto más sofisticado. Espero que no sigan con tanta sangre y tripas. No puedo hablar por TNT, pero no me imagino que vayan a permitir eso.

Su mirada incluyó un «palito» para AEW, que contraatacó adoptando esa expresión, «Blood & Guts», para nombrar a uno de sus Dynamites especiales. Sin desviarnos demasiado del tema central, he aquí todo lo que necesitamos para entender lo que sucedió este domingo en WWE Network, Peacock y FOX Action: la muerte del último legado vivo de ECW.

Todo comenzó como una idea de Rob Van Dam en 2005. El gladiador fue adonde Vince una tarde de grabaciones y lo convenció de que, aprovechando las increíbles ventas del DVD de «The Rise and Fall of ECW», WWE hiciera un show de reunión de los ECW originales en suelo de la grande del entretenimiento. En definitiva, la compañía ya tenía bajo contrato a muchos de esos luchadores e iba a ser sólo por una noche… por los viejos tiempos. 

Stone Cold Steve Austin y The Sandman en ECW One Night Stand 2005.

McMahon vio dinero y cedió. Así nació One Night Stand, una de las noches más ruidosas y apasionantes de la historia de la lucha libre. Las críticas fueron muy favorables, motivo suficiente para que al año siguiente, en 2006, el proceso se repitiera. Esa segunda edición fue más allá y coronó a RVD como Campeón WWE, naciendo así la tercera marca de WWE.

Aun después de la desaparición de ECW otra vez en 2009, ONS siguió vivito y coleando. Por más de una década, se mantuvo como la última prueba de la existencia de los liderados por Paul Heyman en suelo «mainstream», y por más que a partir de 2010 pasó a llamarse Extreme Rules, aquella continuó como la única velada del año en que WWE se permitió (aunque cada vez en menor medida) dejar de lado las reglas para dejar salir la bestia de la jaula.

La cosa es que ese «cada vez en menor medida» se fue acrecentando en tiempos recientes, y ya para esta última entrega, llegó un punto de no retorno.

Si vamos a ello y nos detenemos a pensarlo bien, nosotros vamos al Royal Rumble esperando ver el combate de treinta hombres, nos entusiasmamos con Money in the Bank en pos de ser testigos de quiénes descolgarán los maletines, esperamos con ansias TLC para disfrutar de esta histórica temática en su máxima expresión y no nos perdemos Hell in a Cell por ver una vez más esa enorme jaula roja. Entonces, ¿cuál es el punto de mantener vivo a Extreme Rules si tan sólo hay una lucha homónima y no es más «extrema» que una triple amenaza que ya vimos en Monday Night Raw? Y así, ¿cómo queda parado un PPV falto de personalidad y de una temática que tenga sentido?

En ningún lugar está escrito que WWE deba caminar por la senda de la sangre o la de los objetos dañinos o todo lo que representaba ECW. Ya sabemos la postura que ha tomado la empresa al respecto hace ya un buen tiempo atrás.

Hoy más que nunca, pareciera que el miedo a pasarse de sus propios límites es cada vez mayor. Y una vez más, nos rascamos la cabeza preguntándonos qué hay de malo en buscar aires nuevos para el PPV de septiembre antes que proseguir continuamente con una promesa que no podrá entregar año tras año.

Después de todo, Extreme Rules es el último legado sobreviviente de ECW, y WWE jamás se enorgulleció de estar asociada con la promoción marginada de los 90.

LA LUCHA SIGUE...
Suscríbete para recibir un resumen diario de las últimas noticias.
icon