En el centenario de su natalicio, SÚPER LUCHAS recuerda a Pedro «Mago» Septién

El día de hoy, 21 de marzo de 2016, se celebra el centenario del natalicio de Pedro Septién Orozco, el que en vida se convirtió en el decano de los cronistas deportivos por medios electrónicos, lo mismo que en la radio y después, la pulcritud y el conocimiento del decir y el sentir de diversos deportes, entre ellos la lucha libre, fueron retratados por la «magia» del también conocido como Mago Septién. Por décadas, su estilo marcó una forma de ser y dictaminó un estilo a seguir. Muchos que crecimos escuchándolo, lo admiramos, lo extrañamos y lo recordamos como lo que fue: el mejor cronista deportivo que ha tenido México. ¡Feliz cumpleaños cien Mago!

El Mago Septién: “La lucha libre es mucho deporte para ser negocio y mucho negocio para ser deporte”

«Han ganado los enmascarados Blue Demon Jr., el Águila Solitaria, Ciclón Ramírez. El misterio de las máscaras. Éste es el mundo fantástico de la lucha libre. La lucha libre que apasiona. La lucha libre que llena siempre las arenas. Porque el luchador siempre da todo en cada función. Da todo lo que tiene. La lucha libre los corroe, los cristaliza, los destruye. Y solamente triunfan en el ring los más fuertes o los más sabios. El ring es la guerra: todos contra todos.Todos avanzan cuando no caen. Y sobre los caídos, pasan los vencedores. Lucha libre homicida y suicida. Ballet sin música, drama sin palabras. Es un carnaval sin Colombina. Es un desfile interminable de personajes. Es algo grandioso la lucha libre. Es algo real e irreal, religioso y profano, magia negra y magia blanca, pero siempre un estallido brillante de color”.

SÚPER LUCHAS #511 (14 de octubre de 2013).
SÚPER LUCHAS #511 (14 de octubre de 2013).

En la era digital es fácil decirse “experto” en cualquier materia; es también simple autonombrarse “decano” de un área específica sólo por el hecho de haber tenido cierta experiencia eventual y sin continuidad. No es fácil nunca llenar los zapatos del maestro. Se ocupa más que autoestima y autoalabanzas para poder sostenerse como líder de opinión o especialista en cualquier área. Hubo grandes personas que forjaron lo que hoy es el periodismo tanto impreso como electrónico. Personas a las que la historia aun no les da su justa dimensión, ni su justo lugar, más cuando voces actuales reclaman lo que nunca construyeron, quieren cosechar lo que nunca sembraron.

Es por eso pertinente hablar del pasado, de los que forjaron el camino y de los que hicieron que el periodismo deportivo existiera. Ya antes SÚPER LUCHAS ha dedicado su espacio a rememorar a personajes como Fray Nano y Arturo Ortega Navarrete, ambos visionarios e innovadores en su especialidad: la pluma y la fotografía. También se ha hablado del recordado Antonio Cuéllar “El Ratón S.”, pero poco nos hemos enfocado en los medios electrónicos, siempre llenos de magia y realidad combinada. Aunque en la actualidad hay muchos comentaristas de lucha libre en la pantalla chica, pocos se pueden llamar expertos, quizá sólo el doctor Alfonso Morales pudiera pelear ese título, pero decano solo hay uno: Pedro “Mago” Septién.

Pedro Septién Orozco nació en los albores del siglo XX, el 21 de marzo de 1916, en un Querétaro aún con rasgos coloniales, que sirvieron para que asumiera una forja culta en todos los sentidos, sobre todo en el literario y el teatral. Ya un joven con una voz formada y modulada, recibió la oportunidad de ser el presentador oficial de varios espectáculos que llegaban a Querétaro. En uno de esos, presentando al tenor Pedro Vargas, lo descubrió el periodista de la XEW Leopoldo de Samaniego, quien lo invitó a participar en un concurso de talento para la XEQ en 1938. Ingenioso al hablar, Pedro Septién, ganó el certamen con su habilidad para improvisar. Hace no mucho, un reportero de Televisa le preguntó: “¿Y usted usaba esos micrófonos tan grandes?”, contestando Septién: “Claro, había que llenarlos. Por eso ahora usan esos tan pequeños”.

Su pasión, su cultura y su forma de ser comenzaron a marcar la diferencia entre sus compañeros de la XEQ. Enrique Contel era el encargado de la programación de la emisora y tuvo la idea de cubrir los partidos de Copa Davis que se celebraron entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1939. Para ello, comisionó al joven Fernando Marcos a que hiciera la cobertura del primer día, pero el resultado fue desastroso. Contel decidió cancelar la trasmisión y poner música en su lugar. El segundo día fue Eduardo Orvañanos el comisionado para la cobertura, con un resultado similar. De manera coincidente, Septién había ido a jugar tenis y llegó a la estación con sus raquetas. Contel preguntó por el dueño de éstas y Septién alzó la mano. Al pedirle que transmitiera el tercer día, Septién sorprendió a Contel al pedirle que la trasmisión iniciara 15 minutos antes, pero aceptó. Él, que aún no era conocido como El Mago, comenzó a hacer de las suyas entrevistando a los seleccionados nacionales, pidiéndoles que platicaran sobre la cancha, sobre las reglas de juego, sobre lo que estaban disputándose y agregando todo su conocimiento del deporte blanco. Contel no sólo estaba satisfecho, sino que vio todo el potencial que el joven tenía: “Ha nacido con usted una nueva carrera: la de cronista deportivo”.

Eran otros tiempos. No había internet ni en sueños, ni siquiera televisión,que empezaría unos años después. El Mago entró en el corazón de la gente a través de los oídos. La XEQ invirtió en él: si había pelea de Jack Dempsey en el Yankee Stadium, allá iba Septién a narrar en directo y a pie de ring. Las Series Mundiales desde ese 1939 también fueron cubiertas por Septién. La Q pagaba primeras planas y desplegados a dos páginas en el diario deportivo Esto, promocionando la trasmisión del evento con la narración de Septién, algunas veces dándole mayor importancia a su nombre que a los propios deportistas.

El Mago fue una persona que rebasó en mucho lo que ha hecho cualquier otro periodista deportivo mexicano en los medios electrónicos. Él llevó de la mano al pueblo mexicano por deportes que se popularizaron al descubrirlos. Su voz fue pincel y pintura para el lienzo en blanco del imaginario colectivo.

Se dice que fue Enrique Contel quien lo bautizó como El Mago, ya que un día, teniendo como base un cable de una veintena de palabras con la tirilla del juego, inventó el partido del día en las Ligas Mayores. “¡Caray! ¡Lo que haces es cosa de magia!”, le dijo, marcando su destino. Hay otras versiones sobre el apodo, las cuales el propio Septién aclaró: “Cuando era niño, estudiaba violín y mis compañeros decían que eso era cosa de magia,porque si la digitación con la mano izquierda es difícil, con la derecha resulta serlo mucho más, ya que al frotar el arco con las cuerdas, sale puro rechinido. Por otra parte, yo había aprendido algunas suertes con la baraja y como se las hacía a mis amigos, decían que me parecía al Mago Mandrake”.

Supo respetar su profesión y darse su lugar. Hacia mediados de los cuarenta, la XEW le ofreció un contrato muy importante con tal de que firmara en exclusividad. La XEQ no se dejó, y con ayuda de un patrocinador muy especial, Gillette, pagó la exclusividad de Septién: “Yo odiaba los productosGillette, pero tanto se pelearon por mí y pagaron bien, que terminaron por gustarme”, declaró en una entrevista con Excélsior a principios de este nuevo siglo. Su popularidad era evidente, al grado que Presidentes de la República como Abelardo L. Rodríguez, Miguel Alemán Valdés o Adolfo López Mateos, lo procuraban.

Con los comienzos de la televisión mexicana, el público pidió la presencia de Septién en las trasmisiones deportivas. Estuvo presente en el debut de Canal 2, con la narración de un partido de beisbol en el Parque Delta, el 21 de marzo de 1951. Un año después, fue el narrador en la inauguración del majestuoso Estadio Universitario (hoy Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria), con un juego de futbol americano entre Pumas y Burros Blancos. Eran los inicios de Televicentro, donde decidieron apostar por la lucha libre al ser un deporte de poca inversión y mucha plusvalía.Contrataron a varios luchadores, aprovechándolos en otros ámbitos (Jack O’Brien, por ejemplo, fue director de cámaras, y don Jesús Garza que era el promotor, fungía también como locutor para las menciones comerciales). Para darle el realce necesario al proyecto, fue llamado Pedro Septién al banquillo de los comentarios. La primera trasmisión fue el lejano 12 de enero de 1952, y desde entonces hasta mediados de los noventas, El Mago impregnó con su voz sapiente, culta y ecuánime el ya de por sí mágico mundo de la lucha libre.

Esa breve temporada duró dos años y marcó un comienzo inigualable para la lucha libre por TV. La improvisación de Septién, su agudeza en el apunte y su vasta cultura hacían verdaderas poesías sus narraciones. Ello aunado al espectáculo que ofrecían luchadores como Médico Asesino, Camilo Pérez “El Bulldog”, Gorilita Flores, Tonina Jackson, Lobo Negro, Enrique Llanes y Gardenia Davis, entre muchos más, creando verdadera competencia para la empresa de Salvador Lutteroth, quien perdió a mucho talento, como los hermanos Llanes, el ya citado O’Brien y Wolf Ruvinskis.

El éxito de la televisora y la promotora fue tal que tuvieron que llevar la lucha libre en vivo a diversos lugares, principalmente las salas cinematográficas, y en la mayoría de los casos, pasaba lo mismo que en lo mencionado en el box y el béisbol: El nombre del Mago Septién era tan o más importante que el de los luchadores. Desde ahí frases como: “No consiguió la victoria por el tic de un reloj”, o “¿De qué están hechos los luchadores? ¿Cómo pueden soportar tanto castigo?”, marcaron a la lucha libre.

En esa época también incursionó en el mundo cinematográfico, pues al ser la más representativa de las voces deportivas, fue convocado a las películas del género para darle el sabor que merecían. Apareció en más de quince películas, que van desde Campeón sin corona (de Alejandro Galindo, 1946), con David Silva, hasta Pepe el Toro (de Ismael Rodríguez, 1953) con Pedro Infante.

Con la recomendación gubernamental para dejar de emitir las funciones, la televisión se quedó sin lucha libre, y la lucha libre sin su Mago.

Sin embargo, la separación sólo fue temporal, y a su regreso, la magia de Septién estaba otra vez llevando al aficionado al cuadrilátero desde El Toreo de Cuatro Caminos, con la función de despedida de Santo, que fue cubierta para el programa Acción, de Televisa. Un día después cuando se comenzó temporada en el Pavillón Azteca, siendo transmitida por el Canal 4. El doctor Alfonso Morales recordó a principios de este año, con motivo del cumpleaños 98 del Mago, en su columna del diario Record:“Exactamente fue ahí donde empecé a tomar mis clases activas de narración de la lucha libre. Era un genuino deleite escuchar al Mago, pues nos transportaba a la fantasía del pancracio brutal, que emocionaba a grandes y pequeños… Para mí, cada emisión era aprender del Mago. ¡Vaya poder de improvisación!”.

Varios luchadores recuerdan la influencia del ya para ese entonces don Pedro Septién en la promoción de la carpa, quizá no de manera directa en el promotor, pero sí con el público que a final de cuentas es el que da y quita: “El Mago podía hacer que tu trabajo se viera impresionante para los aficionados”, comentó hace algún tiempo Dragón Chino II. Nuestro compañero Teddy Baños recuerda que El Mago lo apodó El luchador del Brasil, “pues entonces mi equipo era amarillo y verde. Mucha gente después me preguntaba si de verdad era del país sudamericano”.

Mago Septién

La incipiente temporada en el Pavillón sólo fue la antesala para la trasmisión de las funciones de la Arena México y la Arena Coliseo. Televisa producía dichas funciones para su contraparte norteamericana, Galavisión.Allí, El Mago alternó con don Enrique Llanes como decanos de las emisiones, mientras jóvenes narradores se forjaban bajo su tutela. Su alumno más avanzado, sin duda alguna, es el doctor Alfonso Morales, quien ya traía las tablas de narrar boxeo y supo apuntalar sus conocimientos con los de Septién y Llanes. De esa generación surge gente como Miguel Linares —quien sigue en Televisa y en la mayoría de programas que el CMLL produce y vende—y Carlos Hernández Valdés.

Hacía finales de los ochenta, la Empresa Mexicana de Lucha Libre y Televisa se dieron cuenta de que la famosa prohibición nunca existió, y decidieron llevar esas trasmisiones a sus canales nacionales. Morales recuerda: “El marqués de Querétaro es, a no dudarlo, un hombre con talento extraordinario. A su vera, el pancracio de la Arena México alcanzó índices de audiencia inusitados”.

El Mago siempre ocupó el lugar que le tocaba: El del líder del equipo, el viejo lobo, mientras que Morales comenzó a distinguirse de manera impresionante solidificando su carrera en el medio luchístico con la oportunidad que el maestro Leopoldo Meraz le dio al escribir en la primera versión de SÚPER LUCHAS. Sus compañeros de mesa eran alternados llegando varios cronistas de futbol debido al escaso trabajo que tenían por los problemas que Televisa tuvo con la Femexfut. Así Raúl Sarmiento, Arturo Rivera y hasta Enrique Bermúdez comenzaron a alternar con nuevas caras de la locución luchística, como Andres Maroñas, Javier Llanes (apodado cariñosamente por El Mago como el bibelot Llanes) y Jesús Zúñiga. La poesía en la crónica poco a poco fue diluyéndose y ocultándose con gritos, frases sosas, chistes simplones y hasta albures. El Mago no tenía nada que probarle a nadie, ni dentro de la lucha libre ni en Televisa, así que poco a poco, y por problemas de salud que nunca han dañado su increíble memoria, decidió alejarse de los eventos en vivo y refugiarse en los estudios de televisión, narrando otros deportes como la lucha en patines, el esgrima, ciclismo y su consentido: el billar, donde siempre ha defendido que el mejor deportista que ha tenido este país, por encima de Fernando Valenzuela, Héctor Espino, o cualquier futbolista, es el carambolista Joe Chamaco.

Difícil sería sostener que alguno de sus alumnos en cualquier especialidad pueda acercarse a lo que Pedro Septién fue, no sólo para la lucha libre, sino para todo el deporte de este país. Basta mencionar que al menos dos estadios de beisbol llevan su nombre (en Querétaro y Veracruz). Calles en Chihuahua y Sinaloa orgullosamente se llaman como don Pedro, y es, además, miembro del Salón de la Fama del beisbol en nuestro país. Ni Antonio de Valdés, ni el doctor Morales, que son sus alumnos más aventajados, portan los blasones que El Mago ostenta con orgullo, ese orgullo tan característico que le creó su fama.

Sin falsa modestia, El Mago repelía los halagos, pero siempre atendía sus homenajes. SÚPER LUCHAS misma publicó alguno los que Televisa le ha brindado. De la misma forma, desdeñó a varias estrellas del deporte nacional, como a Raúl “Ratón” Macías o Julio César Chavez, al decirles que peleaban poco y que a él no le interesaba eso. Ambos comentarios con diferencia de tres décadas.

Su cortesía al hablar en la cámara era diferente al referirse a un alumno con ironía: “¿Vas entendiendo de que se trata esto, chavo?”. Su carisma no lo era todo, siempre fue un estudioso del deporte: “El beisbol me hace estudiar tres horas diarias, porque no se aprende por ósmosis… Soy como los médicos, no creo que disfruten mucho cuando hacen una operación”, declaró a Excélsior en el 2003. En otra ocasión, y sobre el tiempo que le dedicaba al estudio, dijo: “Imagínate, el béisbol tiene doce millones de combinaciones; el fútbol tiene catorce reglas. Hay muchas más estadísticas que aprender en la pelota. Te lo ejemplifico de una forma simple: Existen 35 formas de hacer un out”. Esa dedicación rindió frutos. La Real Academia de la Lengua Española le otorgó una medalla de oro por la cobertura de los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Airoso, comentaba: “Me la dieron por la cobertura que realicé, ya que sólo tuve un asistente y logramos hacer una gran cobertura. ¿Ahora con cuántas personas viajan a unos Juegos Olímpicos?”.

El decano de los cronistas deportivos
El decano de los cronistas deportivos

Con prácticamente 70 años de profesional en el micrófono, una memoria privilegiada para recordar anécdotas precisas y una cultura inmensa para enriquecer al televidente, Pedro Septién es el único decano de la narración deportiva en México. El mismo Mago dijo: “Mi biografía que está en el Salón de la Fama (del Beisbol) viene incompleta, porque todavía no me muero. Además no debería haber ingresado, porque todavía no me retiro”.

 

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