Ecos de AEW Revolution 2025 | El crepúsculo de los dioses

Tradicionalmente, el evento Revolution ha sido escenario para el cierre de grandes historias en AEW (desde el derrocamiento de Chris Jericho como máximo monarca hasta el retiro de Sting). Este pasado domingo, su sexta entrega fue una de las mejores muestras hasta ahora de tal tradición, pese al muy criticado estelar. 

aviewfrommyseat.com

 

► Actores de carácter

Se trata de algo ya en desuso, pero décadas atrás, durante la época dorada de Hollywood, solía emplearse el término «actor de carácter» para hablar de esos intérpretes secundarios que a menudo se roban la pantalla, tanto por su carisma innato y aspecto reconocible, como por los personajes que encarnan, asegurando en última instancia que ese plano de la película, siempre tan necesario, quede cubierto. 

AEW Revolution 2025, cual monumental obra cinematográfica de cuatro horas (excluyo en mi análisis la «Zero Hour»), tuvo muchos y brillantes personajes secundarios, y estos eclipsaron por completo a los principales

La pregunta es: ¿pasó factura a Revolution que la escena estelar de AEW resultara lo menos interesante? Sí, como afectaría que los actores protagonistas de una película con buenos actores de carácter no dieran la talla. Y salta a la vista que Jon Moxley y Cope, estelaristas del PPV, no dieron la talla. 

Tras el excelente trabajo de todos sus compañeros, el líder de los Death Riders y «The Rated R Superstar» ofrecieron una actuación muy poco inspirada, con un planteamiento del combate ya per se erróneo. El culmen de unas hostialidades que han querido venderse como muy virulentas no podía darse mediante un mano a mano estándar, donde Moxley y Cope mostraron escasa intensidad. Tal vez la pretensión era ofrecer algo más clásico, en pos de diferenciarlo de lo ya visto durante la noche, pero no supieron leer el contexto. 

Tampoco ayudó que se reprodujeran los manidos tics en torno a la historia de los Death Riders desde el pasado octubre. Moxley necesitaba una victoria rotunda para poder respaldar todo su discurso, y este parecía ser el objetivo de su duelo contra Cope, con una construcción que, como señalé en el previo de Revolution, había hecho que por fin todas las piezas encajaran. Pero, una vez más, hubo interferencia de Wheeler Yuta, acompañada de (accidentado) contrarresto vía Jay White. Y el añadido de Christian Cage, convirtiendo el duelo en Triple Amenaza, acabó por dinamitarlo todo, quien parece sólo canjeó su oportunidad para que Cope no encajara directamente la derrota. Prefiero no ser demasiado suspicaz.

La lógica invitaba a pensar que Cope perdería, y así sucedió. Cuanto menos, servidor esperaba que su aportación no molestara, que dejara en buen lugar a Moxley y sirviera para dejar paso a un nuevo contendiente sin demasiadas canas. Pero cual Norma Desmond en Sunset Boulevard, a Cope le cuesta decir adiós. «Nadie abandona a una estrella, por eso es una estrella». 

Afortunadamente, parece que los viejos tótems que han marcado la estampa de AEW en los últimos meses ya tomaron camino hacia el crepúsculo. Y Cope era el último. Supongo.

© All Elite Wrestling

 

Ahora, la entrada de Swerve Strickland (si bien quizás sólo ejerza de oposición temporal hasta el regreso de Darby Allin) abre una escena estelar mucho más acorde al espíritu primigenio de la casa Élite, cuyo objetivo fundacional apelaba a una franja de audiencia joven (a la que entonces tanto le costaba llegar WWE) y de esta manera construir la lucha libre del futuro. En eso consisten las revoluciones. 

Aparte del controversial «main event», otras rivalidades vieron también su clímax en Revolution, convergiendo para conformar asimismo un PPV crepuscular: el mencionado Strickland recuperó la bata de su querido Prince Nana tras vencer a Ricochet, Kenny Omega consiguió redimirse ante Konosuke Takeshita y arrebatarle el Campeonato Internacional AEW, Will Ospreay acabó por tumbar a su examigo Kyle Fletcher dentro de una jaula de acero y Toni Storm hizo lo propio contra Mariah May. Y todas concluyeron de soberbia manera

Con mi historial de seguimiento de los desempeños de Ospreay y Omega, me permitiré el lujo de no extenderme demasiado sobre ellos por obvia valoración, y a cambio, incidir sobre Storm y May.

© All Elite Wrestling

 

Minutos antes de ese «Hollywood Ending», Mercedes Moné y Momo Watanabe conjugaron un buen choque, si bien al público le costó involucrarse; en parte por la discreta popularidad de la nipona en USA y en parte por el propio trabajo de las implicadas hasta la segunda mitad. Todo combate serio tiene unos particulares tres minutos iniciales de margen. Si en ese tiempo no consigue engancharte, puede acusarlo. Y el Moné vs. Watanabe lo acusó. 

En cambio, «Timeless» y «The Glamour», más allá de que obviamente la historia propiciara el involucramiento, supieron enganchar al respetable desde el inicio (dos mesas rotas en sus dos primeros minutos) con acción, violencia y sangre. Mucha sangre. A pesar de ser la tercera lucha de menor duración de Revolution (el tiempo concedido a The Hurt Business vs. The Outrunners, punto prescindible, pudo destinarse para Storm y May), diría que resultó la mejor de la velada, y la reacción de los presentes la convirtió en el verdadero estelar. Actrices de carácter el domingo, me preguntó cuál será el siguiente episodio de sus carreras. 

© All Elite Wrestling

 

Revolution tenía el potencial para situarse en el Top 5 de todo lo producido por la empresa en seis años de existencia. Y aunque un gris estelar, por segundo PPV consecutivo, empañara el global y la estampa trasmitida (ahora bajo un importante estreno en Prime Video), nadie puede soslayar las tres horas y media anteriores. Cuanto menos, un paso adelante respecto a Worlds End 2024, considerando que, aparentemente, AEW acabó por dejar atrás su edadismo. 

LA LUCHA SIGUE...
Suscríbete para recibir un resumen diario de las últimas noticias.
icon

Rafael Indi rafaelinaresindiano@gmail.com | @rafael_indi