«Corazón» Juárez regresó renovado del nocaut que sufrió en enero y ahora se llevó el triunfo.
África no le sentó bien a César, pero pelear en la Ciudad de México le trajo buenas vibras de su gente y así fue como se fraguó la victoria.
No fue un «Corazón» Juárez diferente a como es en cada pelea pues se dedicó a martillar a su rival en cada paso.
Y es que ese es su estilo, casi de kamikaze, se lanza al frente al golpe por golpe, responda el rival o no.
Pero Wilner Soto fue del primer tipo. Respondió a los ataque de Juárez.
No tenía la intención de perder aunque no supiera precisamente cómo sacarse al mexicano de encima.
Así que lanzó puños en respuesta. Algunos llegaban, otros no.
Cuando Soto emprendía el ataque salía mejor librado porque estaba frente al peligro y estaba más apto para emprender el ataque, porque estaba viéndolo de frente.
Pero apenas le cedía un poco el terreno y caía ante los embates de Juárez.
Valga decir que no fue el Juárez más preciso que se ha visto. Desaprovechó algunas oportunidades en que tuvo a Soto contra las cuerdas.
Su ataque fue desarticulado y desperdició algunos volados que hubieran acabado con Soto desde antes.
Sin embargo, eso hizo que la pelea durara más y hubiera un poco más de riesgo para ambos boxeadores.
En algunas ocasiones también Juárez estuvo en peligro porque quedó a merced de los embates de Soto, golpes rectos que sacudieron a «Corazón».
Aun así el mexicano pudo sortear las dificultades que le presentó el rival y las de su propio planteamiento estratégico. Porque sí le falló en ocasiones el trabajo de ir al frente y esquivar.
Pero al noveno round, cuando César estaba en un predicamento, «Corazón» Juárez sacó un derechazo que mandó a Soto a la lona.
El réferi contó pero no llegó al final porque el propio Wilner Soto dijo que no podría continuar en el combate.
«Corazón» Juárez se anotó un triunfo por nocaut y toma impulso para volver a colocarse como contendiente mundial.