La tarde de ayer, tarde navideña, congregó a una buena cantidad de aficionados que se dieron cita en la Monumental Arena México, para ser testigos de una edición más de Infierno en el Ring, donde 12 gladiadores expondrían lo más sagrado, su incógnita.
Uno a uno, seis técnicos y seis rudos ingresaron a la jaula mortal en donde un rostro sería revelado. Quedaron definidas las reglas del combate, primero se realizaría una campal de tres minutos, y sólo pasado ese tiempo, los competidores intentarían su escapatoria de la jaula para conservar su máscara.
El primero en lograr su salvación fue Esfinge, un poco después Puma y Pegasso lograron la escapatoria. El rudísimo Cancerbero, traicionando a Raziel, fue el cuarto en salir. A continuación, Tritón, Tiger, Blue Panther Jr., Sangre Azteca y Fuego cumplieron su objetivo de salvaguardar su personalidad.
The Panter ayudó a Raziel a salir, ante la incredulidad de los presentes, y se quedó con Súper Comando para confrontarlo de manera personal. Ambos luchadores dieron su mayor esfuerzo ya que para quien cayera significaba perderlo todo. Con un nudo lagunero, The Panther logró someter a su oponente e inclinar la balanza a su lado en forma definitiva.
Súper Comando tuvo que tributar su máscara al Pancracio, Gustavo Torres surgió tras la capucha, con 17 años laborando como luchador profesional.
Resulta curioso señalar que horas antes de este compromiso, el luchador subió en redes sociales una foto de su máscara haciendo énfasis de que haría historia, ¿coincidencia o destino?
Por la misma vía, más tarde el luchador expresó su tristeza por resultar perdedor de Infierno en el Ring.