CM Punk y ¿la noche en que intentó destruir la lucha libre?

En febrero de este año redacté una de mis primeras noticias en SÚPER LUCHAS y lo hice con la figura de CM Punk como protagonista. Por aquel entonces, aún se hablaba de una posible vuelta del chicagüense a WWE a raíz de una de esas desconcertantes maniobras que John Cena acostumbra a realizar en sus distintas redes sociales.

7 meses despues, resulta inevitable volver a asociar ambas partes tras el fallido debut del luchador en las MMA.

Y es que, pese a su declarada intención de seguir entrenando para una futura segunda pelea y su consabida renegación de la lucha libre, muchos ya se han dado cuenta de lo complicado que es introducirse en una nueva disciplina a los 36 años.

Dana White, dueño de UFC, fue el primero en, veladamente, «recomendar» a Punk un cambio de parecer sobre su reciente aventura profesional, sin contar las duras críticas lanzadas por los expertos en las últimas 48 horas; todo ello recogido por el compañero Javier Montes en uno de sus últimos artículos, llevándonos a un innecesario duelo de legitimidad entre especialidades.

La cara de CM Punk tras su derrota ante Mickey Gall en UFC 203
La cara de CM Punk tras su derrota ante Mickey Gall en UFC 203

 

Si el astronómico regreso de Brock Lesnar en UFC 200 benefició a ambas partes, la derrota de Brooks está dejando, absurdamente, en mal lugar a WWE y a la lucha libre. Muchos desconocen los entresijos y la dificultad de este arte, y en su incapacidad de ver más allá del «kayfabe» , desestiman la dureza y dedicación que supone para la vida de un profesional.

¿Puede que esta haya sido la catarsis definitiva de Punk? ¿Una estrategia intencionada (y kamikaze) para hacerse ver a sí mismo y al resto de ese ignorante mundo, a su juicio, que todo lo no guionizado merece una mayor consideración? «Esta fue la segunda mejor noche de mi vida después de la que me casé con mi esposa», obviando 15 años de dedicación a la disciplina que lo hizo grande.

Analizando fríamente su entrenamiento, no me atrevo a suscribir al pie de la letra las palabras de Frank Mir, pero debo darles parte de crédito. UFC 203 se antojaba el escenario perfecto para la caída de la última gran estrella (junto a Daniel Bryan) de la compañía de Vince McMahon, y así ocurrió. Una maniobra casi suicida que sólo me explico en pos de un fin mayor. Porque, ¿qué necesitaba demostrar Brooks a estas alturas de su vida contra Mickey Gall, un competidor 13 años más joven que él y de preparación muy superior?

Tal vez fuera esto lo que necesitaba, en un concepto particular de libertad que el resto de mortales apenas alcanzamos a comprender. La libertad de ganar o perder que implica una pelea real, fuera de decisiones tomadas por creativos y guionistas por los que sólo corre sangre del color del dólar. Y no culpo a Punk por ello, pues siempre he creído que recibió un trato indigno bajo su último año en WWE.

Añadamos que su reciente desamistad con Colt Cabana habría ahondado en la frustración por su pasada carrera. Pero si su personal epifanía era un velado ataque a la lucha libre entonces sí que dicha actitud me parece reprobable. Sea como fuere, nada cambiará para los verdaderos conocedores, esos que son capaces de disfrutar de ambos espectáculos sin que cuartas paredes se derrumben.

CM Punk en sus tiempos como Campeón WWE – WWE

 

CM Punk demostró durante su pesaje oficial antes de la derrota y en la rueda de prensa tras la misma que es un hombre espectáculo como pocos ha visto el mundo del entretenimiento deportivo. Sé que actualmente, con una demanda millonaria de por medio, sería descabellado plantear un retorno estelar hacia WWE, aunque a su edad es el único horizonte posible para una retirada digna y el verdadero lugar al que pertenece.

LA LUCHA SIGUE...
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