Si las comparaciones son odiosas, entonces nosotros (nosotros el equipo de CuadrilateroTops.com; no SÚPERLUCHAS, por favor) también lo somos. Quienes nos sigan en nuestra experiencia web sabrán que tenemos un apartado dedicado exclusivamente a comparar a los grandes luchadores de todos los tiempos con el fin de determinar al mejor hombre (The Undertaker vs. Sting, Brock Lesnar vs. Batista o Vince McMahon vs. Eric Bischoff, por nombrar algunos casos). Y una vez más, volvemos a la carga para ¡comparar!
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Desde luego que no tenemos la razón absoluta y con eso presente te invitamos a que puedas alzar tu voz también, conocedor, para que retruques cualquier discrepancia (o, por qué no, concordancia) con lo que estás por leer. Dicho esto, expresaremos un análisis por sobre todas las cosas de Triple H, cabeza creativa de la WWE por un lado, y de Tony Khan, mandamás y programador de All Elite Wrestling por el otro.
► Análisis: Triple H
El ascenso de Triple H a lo más alto de la WWE marca un antes y un después en la historia de la WWE. Sin ocupar las mismas responsabilidades que su predecesor, Vince McMahon, podría decirse que la silla que el ex Chairman dejó vacía ha sido ocupada por él como la figura principal al ojo público. Esto a pesar de que hay muchos nombres por sobre el suyo en el ámbito ejecutivo, incluido el de Dwayne «The Rock» Johnson, cuya participación en el comité no es menor, más allá de qué tan activo esté o no en el día a día.
Dicho esto, es intachable que con el arribo de Paul Levesque al asiento de programador (ahora ya sin interferencias, cuestión que le provocó varios dolores de cabeza mientras Vince tuvo alguna relación con WWE) la compañía ha dado un salto de calidad impresionante. Hace unos días nada más hicimos una lista separando a las Superestrellas que ganaron con la transición de un régimen al otro en contraste con aquellos que, al contrario, acabaron perdiendo brillo desde entonces. Al comparar nombres, se puede notar la mano de Levesque al apreciar la cantidad de talentos que estaban en la deriva y que hoy son las máximas estrellas de la empresa.
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Apenas asumir prometió cambios que se vieron, sí, mas a un ritmo descafeinado. Mejor lentos que inexistentes, eso desde ya, y las críticas hacia el producto mejoraron considerablemente en cuestión de meses. Se habló de mayor coherencia en las historias, de seguir un hilo y no acabar todo abruptamente. La apuesta por el storytelling a largo plazo fue una de las innovaciones mejor recibidas, pero lo que más calidez trajo fue el ambiente tras bambalinas. Atrás quedaron los años de absoluta histeria y cambios contrarreloj que atormentaban incluso durante la realización de los shows.
Triple H capitán creó una atmósfera mucho más relajante y organizada. Más sana. En términos generales, la moral en los vestuarios dio un vuelco positivo. Vince ponía énfasis en personajes exageradamente coloridos, una filosofía que, noticias viejas, colisionaba con la del nuevo cabecilla, cuyo mantra de personalidades más realistas se sobreponía a las excentricidades de su antecesor.
Es a partir del 2024 recién despedido que las grandes modificaciones empezaron a tomar lugar. Se vieron experimentos de producción, nuevas ideas, refrescantes propuestas internacionales, otras formas de contar historias y ante todo, una visión que, evidentemente, no podía contarse hasta hacía poco tiempo atrás. Es el nacimiento de una nueva era, la Era de Paul Levesque, la Era del Renacimiento, la Era de Cody Rhodes o de Nick Khan o de TKO o como quieran llamarla. De una forma u otra, hay una realidad inequívoca: un nuevo nombre se ha alzado en el trono de la lucha libre.
► Análisis: Tony Khan
En los últimos dos años, AEW empezó a acarrear sus propios problemas y la reconstrucción de WWE, con este refrescante lavado de cara, revirtió papeles. La compañía radicada en Connecticut dejó de ser vista como la mala de la película. Los ratings subieron, la gente empezó a concurrir en masa nuevamente, todos los indicadores subieron. Y así pasaron las semanas, los meses, con un cantar más fluido y celebrado. Hoy, WWE domina tranquila la escena como Campeón Indiscutido. ¿Y del otro lado?
No hay persona que pueda refutar la influencia de CM Punk en el desarrollo de AEW, porque no hay persona que pueda refutar que AEW antes de CM Punk fue una cosa, y que después de CM Punk fue otra.
Es increíble cómo un solo nombre pudo hacer crecer tanto la marca, a tiempo que, al salirse (por más que después del infame Brawl Out ya nada fue igual), «lograra» que la marca decreciera tanto. Justamente esto coincidió con la transición de McMahon a Levesque, lo cual condujo a un «re-enamoramiento» de muchos fans que, antes frustrados, habían dejado plantado a su viejo amor por la belleza del momento. Al ver que su ex se preocupaba por lucir cada vez más atractiva y a su paso atraía más y más pretendientes, el fan decidió volver en sus pasos. Hay mucha historia de por medio y es difícil competir con eso.
Es una analogía un poco tonta, pero retrata de alguna forma la esencia de la instancia actual de la guerra entre WWE y AEW que, siendo justos, por más que no haya acabado, sí dejó de ser una verdadera competición hace un par de años. Y es que, en cierto modo, las críticas son por momentos injustas para con Tony Khan y los suyos. Con sus más y sus menos, en términos generales jamás dejó de hacer un buen trabajo, y mucho de la innegable decaída en cuanto a números tiene que ver con el crecimiento de WWE más que con el decrecimiento de AEW.
► ¿Triple H o Tony Khan? ¿Quién es mejor?
Entonces, ¿quién es mejor? ¿Triple H o Tony Khan? ¿Tony Khan o Triple H?
Por empezar, hagamos un comentario no tan positivo para cortar con tanta dulzura. Dejar en claro que ninguno de los dos es lo que se puede calificar como un genio creativo, que los hubo pocos en la historia de este negocio, realmente.
Además, el modo de trabajar de ambos difiere muchísimo. WWE trabaja desde hace años en una estructura llena de escritores, delegando el peso que antes recaía en unas pocas personas. Si así lo desea, Levesque no debe más que escuchar las sugerencias que más le agraden y dar el sí (aunque no sea tan simple todo el tiempo). Khan, por otra parte, tiene colaboradores, pero prefiere escuchar a unas pocas voces a la hora de diagramar los shows. En esta línea, tiene también en consideración a toda propuesta que el talento le acerque, creando una dinámica mucho más abierta que la de WWE.
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Los esfuerzos de AEW por cambiar su realidad son notorios. La programación de la empresa atraviesa un pico alto de calidad, aun sin haber bajado sobremanera en ningún momento. Preocupándose por ofrecer una mayor variedad de talentos, un estilo muy distinto en el cuadrilátero y seguir siendo una alternativa a WWE, lo cual sigue logrando (una trampa muy difícil de evadir, sino pregúntenle a TNA), los élite merecen más crédito del que reciben. Tony Khan incluido.
Otro punto a subrayar está en las estrellas. La lucha libre es un negocio que tiene como base la creación de estrellas. El negocio sube cuando las tienes, es tan fácil como eso. Y para formarlas, entonces, debes ponerte manos a la obra en el área creativa. Sin embargo, del dicho al hecho hay un largo trecho y mucho tiene que ver el contexto para llegar del punto a al punto b. AEW no cuenta hoy con una audiencia lo suficientemente vasta para crear un nombre legítimamente taquillero (de esos que exceden al fan acérrimo), y WWE apenas puede hacerlo a duras penas, hasta cierto punto.
Los días de los Hulk Hogan y los Stone Cold Steve Austin han quedado atrás. Hay demasiado oferta en el mercado del entretenimiento y con el lugar central que ocupan las plataformas de streaming a días del 2025, dificulta que una sola cosa, más allá de los deportes convencionales como el fútbol en países de habla hispana o el fútbol americano en los Estados Unidos, puedan crecer de una forma exponencial como lo pudo WWE a mediados de los 80 o a fines de los 90. Las cosas así.
Por tanto, nos vemos obligados a halagar a ambos cabecillas. Tanto el uno como el otro, sea en AEW o en WWE, han estado haciendo un gran trabajo. Sin ser genios ni ofreciendo nada que no se haya visto antes, han ido por línea recta y eso es algo a destacar. La lucha libre está en un gran estado para este año entrante y quienes se acabarán beneficiando son los fans. ¡Así que arriba esas copas y por un 2025 repleto de lucha libre!
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