Análisis: ¿Es necesario que WWE contrate talento en masa?

Desde principios del pasado año, la pandemia de covid-19 ha causado estragos en todo el planeta. A consecuencia de ello, muchas personas perdieron sus empleos. El mundo de la lucha libre profesional no la excepción, ya que las restricciones gubernamentales impidieron la entrada de público en masa a los eventos lúdicos y deportivos. En el mejor de los casos, las empresas grandes pudieron seguir realizando shows con personal limitado para cumplir sus contratos televisivos —hasta que regiones como Florida suavizaron las medidas—. En el peor de los casos, muchas compañías independientes se vieron obligadas a suspender sus veladas programadas con anterioridad.

Aquellos luchadores contratados de manera exclusiva por alguna de las grandes empresas de Estados Unidos siguieron recibiendo su sustento cada mes y pudieron seguir trabajando. Los elencos de WWE y AEW no vieron alterada su labor, e incluso se permitieron realizar contrataciones durante 2020. La compañía de Tony Khan transformó su programa secundario AEW Dark en un campo de pruebas para talento independiente que no podía trabajar en plena pandemia. Nuevas figuras como Will Hobbs, Top Flight, Griff Garrison, Brian Pillman Jr., Lee Johnson y algunos más consiguieron un contrato con All Elite Wrestling tras varias contiendas de prueba.

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Blake Christian

Al mismo tiempo que este gesto benefició a AEW, también ofreció una plataforma para que WWE pusiera sus ojos sobre algunos de los luchadores sin contrato más cotizados de la escena independiente. Fueron muy sonados los casos de Ben Carter y Elayna Black. Ambos firmaron con el imperio McMahon el pasado año tras varias luchas en Jacksonville, Florida. Este tipo de contrataciones, además de las más recientes a finales de 2020 y comienzos de este año, ayudaron a retomar un debate que nos acompañaba desde antes de la pandemia: ¿Es necesario que WWE contrate talento en masa?

Muchos aficionados y expertos en el sector han criticado la política de contrataciones de WWE durante la década pasada —me incluyo—, pues básicamente se limitan a soltar lastre y traer nuevos prospectos para NXT. En tan solo unos meses, la empresa de Vince McMahon abrió nómina a MSK (los flamantes ganadores del Dusty Rhodes Classic 2021), Alex Zayne, Blake Christian, Taya Valkyrie e Eli Drake, entre otros. Exceptuando comentaristas y anunciadores, la página web de WWE establece que el elenco amarillo está compuesto de 62 Superestrellas. La voz del sentido común nos diría que son demasiados trabajadores para un programa semanal de hora y media —junto a otra hora más en 205 Live— y que sería virtualmente difícil que todos los contratados tengan su momento de fama en USA Network o incluso FOX.

¿Por qué saturar el Performance Center de esta manera?

WWE Performance Center

¿Se trata solo de la supervivencia de los más fuertes? ¿Están intentando sabotear a AEW? Sea como fuere, la estructura económica de WWE puede permitirse este tipo de gastos en plena pandemia. En el informe del último trimestre de 2020, el imperio McMahon reportó 238.2 millones de dólares en ganancias. Aunque supuso una caída en relación a los datos precovid de 2019, las ganancias del segundo trimestre del año pasado supusieron un récord —en relación al mismo trimestre de 2019—, consiguiendo 43.8 millones de dólares solo en ganancias. Aún así, la empresa se permitió el lujo de realizar una ronda de despidos en masa allá por el mes de abril y es posible que llegue al menos una oleada más antes de que termine el año.

¿Acaso estas tácticas son éticas? No, pero WWE no es la única empresa capitalista que sigue decisiones cuestionables en Wall Street. Sin pretender excusar la actitud del imperio McMahon, debemos admitir que estos contratos son muy necesarios en la época que nos ha tocado vivir. Varios de los talentos independientes que firmaron con WWE hace algunas semanas apenas tenían oportunidades de trabajar. Alex Zayne permaneció 3 meses fuera de los cuadriláteros y desde junio pudo hacer algo de dinero gracias a compañías como GCW o el programa NJPW Strong. Parecido es el caso de Blake Christian, quien, además de los shows anteriores, tuvo la suerte de trabajar con Impact Wrestling desde enero. Aunque pueda parecer bastante como para mantenerse, debemos recordar que los talentos independientes deben costearse desplazamiento y estancia en los lugares donde trabajan. El caso de Eli Drake es bien distinto, pues el nuevo gladiador de NXT solo luchó siete veces en 2020 debido a la delicada situación de NWA.

Al escribir este artículo, yo mismo tengo sentimientos encontrados acerca de esta situación. Si bien no soporto las tácticas abusivas de WWE en tiempos tan difíciles para un gremio tan descuidado como los luchadores profesionales, no se puede pasar por alto que esta política de contratación en masa ha beneficiado —y beneficiará en un futuro— a aquellos que necesiten una gran ayuda para llegar a final de mes. Siendo realistas, ni AEW, ni Impact, ni ninguna otra compañía grande tiene tanto dinero como la de la familia McMahon, ya que algunas dependen de su contrato televisivo para salir adelante. Al final, lo más importante de este negocio son ellos, los que se dejan la vida en el cuadrilátero y fuera de él, los luchadores.

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