Revisionando All In, mi memoria había olvidado que la secuencia final con la que Cody Rhodes derrota a Nick Aldis para ganar el Campeonato Mundial de Peso Completo NWA es calcada a la que cerró el Bret Hart vs. British Bulldog de SummerSlam 1992.
Quién sabe, tal vez Rhodes posee el don de la adivinación y contemplaba que en el futuro, un evento de la promotora que por entonces ya urdía junto a sus socios de The Elite, se celebraría sobre el mismo escenario (aunque bajo nueva versión, tras ser demolido el Wembley Stadium original en 2003) que aquel célebre duelo entre cuñados.
De algún modo, AEW All In London es el sucesor espiritual del primer All In, sólo que a tamaño estadio, nunca mejor dicho. Un par de quijotescas apuestas donde Dave Meltzer ha tenido un papel protagonista.
► Del Sears Centre a Wembley
No matter what the future brings, last night will go down as a milestone in some form in the history of this industry and be a night that the majority of performers will look back and cherish 30 years from now as one of their great career memories.
— Dave Meltzer (@davemeltzerWON) September 2, 2018
«No importa lo que depare el futuro, la pasada noche se recordará de algún modo como un hito en la historia de esta industria y será una noche que la mayoría de los luchadores recordarán como uno de sus mejores momentos de acá a 30 años».
Meltzer compartió ese tuit 24 horas después de la celebración de All In. Y sus aserciones podrían aplicarse hoy día a AEW All In London, evento histórico del que desconocemos si tendrá una segunda edición en 2024 y quedará convertido en cita anual. Sin embargo, buena parte del éxito de All In y AEW All In London se debe precisamente a la incredulidad de Meltzer.
Cuando en mayo de 2017 el editor del Wrestling Observer Newsletter aseguró vía Twitter que ROH nunca podría vender 10 mil boletos, Cody Rhodes tomó sus palabras cual desafío. E incluso tras conocer en noviembre de ese mismo año que «The American Nightmare» y The Young Bucks ya tenían muy avanzada la concreción del show, Meltzer dudó de que ROH y otras promotoras les brindaran apoyo y que este fuera suficiente, señalando que más allá de WWE, sólo WCW había conseguido sentar a tantas personas en suelo estadounidense.
Errare humanum est, que cantaba Jorge Ben.
Cuando el pasado abril AEW anunció la celebración de un nuevo All In con el Wembley Stadium como sede, Meltzer también arqueó sus cejas. Y es que muchos, incluido el periodista, no esperaban que el debut de la casa Élite en las islas británicas se diera sobre el estadio más grande del archipiélago (y segundo más grande de Europa) .
Aunque valoró positivamente el movimiento comercial en pos de la expansión internacional de AEW, Meltzer expuso que bajo unas previsiones a su juicio muy optimistas, ni siquiera programar el combate de retiro de Sting les permitiría llenar tamaño recinto o cuanto menos hacer una buena entrada, y por ende, evitar que su apuesta no resultase un brindis al sol. Todo, enmarcado en una coyuntura donde ese efecto novedad de AEW empezaba a caducar, reflejado en unas ventas de boletos calificadas de «preocupantes» por Melzer.
Errare humanum est, que cantaba Jorge Ben.
Sin ningún combate anunciado, 35 mil boletos se vendieron para AEW All In el primer día de preventa, recordando el «sold out» del All In original en apenas una hora. Luego llegaría el derribamiento de tótems: WrestleMania III, SummerSlam 1992 y por último WrestleMania 32. El primer show que programa AEW en Europa será el de mayor asistencia de pago en la historia de la lucha libre (bajo registros verificables).
► El cuarto poder es todavía una realidad
Ciertamente, UK supone el mercado con mayúsculas, pero ese particular «hype» de Meltzer deviene esencial para entender el éxito de la inminente cita londinense y de la que asombró a la industria hace un lustro.
All In se vio muy beneficiada en su concepción por ese seminal intercambio tuitero entre Meltzer y Cody Rhodes y por el seguimiento que el editor hizo durante meses de la construcción del show, esperando que The Elite lograran cerrarle la boca, al igual que muchos miembros de la comunidad luchística de internet (especialmente los entusiastas del grupo, entonces bajo contrato con ROH). Asimismo, los rumores en torno a una implicación competitiva de CM Punk fueron canalizados vía Meltzer, y sin duda, también jugaron su papel.
Mientras, esas comentadas dudas sobre la viabilidad de un «sold out» en el Wembley Stadium y el cartel ideal que Meltzer proyectó para el PPV del domingo igualmente sirvieron de atractivo gancho. Si hoy algunos analistas y aficionados juzgan como un tanto decepcionante lo anunciado hasta ahora, se debe en buena medida a Meltzer, quien entre otros combates, sugirió que veríamos un tercer Kenny Omega vs. Will Ospreay. Esta vez sí, culpen al mensajero.
Amado y odiado a partes iguales, la influencia de Meltzer dentro de una industria tan cambiante luce hoy en su máximo apogeo. Lejos de constituir un cáncer para la misma, como aseguran algunos, Meltzer ha propiciado dos de los shows más importantes de la historia reciente y arroja un rayo de esperanza sobre la profesión del periodismo, entre tanto amateurismo e infobesidad.
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